PRESUNTO violador con los suficientes indicios de serlo como para haber sido encarcelado, aunque hayan tenido que pasar dos semanas desde los hechos: Leo en las vomitivamente morbosas crónicas de rigor que pasó su primera noche en prisión sin hablar con nadie ni casi comer. Fíjese qué pena. Como a cualquiera con medio gramo de corazón, me impacta y encabrita infinamente más el relato de la mujer de 23 años que lo ha denunciado. Cuenta que la arrastró a un lavabo de la discoteca donde estaban, la abofeteó, la obligó a practicarle una felación y, finalmente, la penetró a la fuerza entre insultos y humillaciones. Hay un parte médico que certifica la violencia física ejercida. Espero que caiga sobre usted el peso de la ley. Y que sirva de ejemplo.