ESPERPÉNTICA y peligrosa política: Se ve que a veces es cierto que quien la sigue la consigue. Ahí está usted, uncida como candidata a la presidencia de Andalucía por Vox, que ya manda narices la hipocresía que hay que gastar para presentarse a unas elecciones autonómicas llevando entre los principales preceptos de su rancio catecismo la supresión de las comunidades autónomas. Pero a los de su calaña -a ver si creen que nos chupamos el dedo- los principios se la bufan. Lo suyo, empezando por su jefe de centuria, el ayalés Abascal, es medrar al tiempo que se esparce odio por doquier. Y la cosa es que, hasta la fecha, la fórmula les está funcionando. Será tremendo pero, por desgracia, no sorprendente verla convertida en vicepresidenta.
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