e un tiempo a esta parte, ha adquirido cierto relieve en Iruña un grafitero que firma con las siglas LKN. Según leo, sus primeras pintadas tenían que ver con Osasuna y su entrenador, Jagoba Arrasate y luego saltó a las cuestiones políticas. Seguramente porque soy un sieso, hasta ahora no he sido capaz de encontrarle la gracia. Pero algo debe de tener el agua cuando la bendicen, porque el artista urbano -así se autodefine- ha conseguido que se refieran a él como “el Banksy navarro” o, con ecos que rozan lo castizo, “el Banksy del pueblo”. Y entre las personas de confianza a las que he consultado, la opinión positiva es casi unánime. Tanto, que incluso hay quien le ha quitado hierro a la obra que ha provocado primero mi indignación y luego estas mismas líneas.

Hablo de una ilustración que apareció el pasado viernes en la antigua estación de autobuses de la capital de la comunidad foral. Se titula Que se maten ellos y representa a los presidentes de Rusia y Ucrania frente a frente apuntándose con una pistola y con sendas esvásticas en el brazo. Quizá pretenda pasar por provocación, pero la equiparación del asesino Putin con Zelenski, el líder del pueblo que está siendo objeto del devastador ataque no es solo una injusticia sino que incurre en lo miserable sin matices. Y lo que ya no tiene nombre es pintarlo como nazi comprando la vomitiva propaganda putinesca cuando Zelenski pertenece a una familia judía que perdió varios miembros en los campos de concentración de Hitler. Supongo, con todo, que en la raíz de la barbaridad está la ignorancia y las ganas de dar la nota. Los que le bailan el agua deberían hacérselo mirar.