rrepetible deportista: Me declaro incapaz de decirle nada que no le hayan dicho ya. En la mayoría de los casos, se trata de justas palabras de reconocimiento ante su última hazaña. En otros, de aprovechamiento de su inmensa figura para vender motos ideológicas. Y aquí habrá que añadir que sobre todo a favor, pero también en contra. No deja de sorprenderme que para ciertos recalcitrantes de la autoproclamada izquierda verdadera usted sea la representación de la derecha más rancia. Una tremenda cortedad de miras a la que, como novedad, veo que también se suman los antivacunas ultradiestros, que anteayer le acusaban de deber su triunfo al Gobierno australiano por haber echado a Djokovic. Eso sí que no lo esperábamos.