ncantado de conocerse a sí mismo presidente de la Federación Española de Fútbol: Qué risa más triste, recordar cuando era presentado como el soplo de aire fresco que acabaría con las costumbres bananeras de sus antecesores en el cargo. El tiempo ha demostrado que es muy capaz de estar a la altura, es decir, a la bajura, de Ángel Villar, José Luis Roca o Pablo Porta. Y como reconfirmación, su empeño en llevar la Supercopa a Arabia Saudí, uno de los regímenes del planeta que con más contumacia pisotea los Derechos Humanos. Uno es consciente de que no vivimos en un mundo ideal y de que en ocasiones hay que cabalgar contradicciones. Pero en este caso, no parece tan difícil haber escogido la dignidad a un puñado de sucios petrodólares.
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