¿Esperaba la sexta ola?
—No con esta intensidad. Esperábamos brotes y variantes similares a las anteriores. Está siendo distinta.
¿Cómo la está viviendo a pie de consulta?
—Con sensación que no damos abasto, con ansiedad y frustración. Estábamos abriendo las consultas a pacientes crónicos y agudos por otras patologías, además de a los casos nuevos de covid. Nos da la sensación todos los días de que quedan cosas pendientes... y al día siguiente será igual.
¿Qué le cuentan sus pacientes?
—Después de dos años, hemos vivido muchas situaciones distintas, muchos duelos, muchos enfados y perplejidades. Intentamos, junto a enfermería, priorizar las consultas. Nos lo piden. Difícil de manejar ahora.
¿Qué les dice a los que aseguran que esta vez no es para tanto?
—Les doy referencias de paginas con información contrastada: CDC, Covariant, John Hopkins, Our World in data, las páginas de epidemiología de Osakidetza. Que saquen sus propias conclusiones
¿Y a los que señalan que es la prueba de que las vacunas no sirven para nada?
—Las vacunas han demostrado bajar la mortalidad en personas mayores y con patologías de riesgo. Las personas se pueden infectar estando vacunadas, pero su infección, lo estamos viendo, no tiene la misma gravedad que sin vacunar.
¿Qué piensa al ver que la mayoría de la población no está dispuesta a limitar las celebraciones?
—Estamos en unas fechas en las que el cansancio después de dos años es grande. Son fiestas donde las emociones están en primer plano, para bien o para mal. Mucha gente está viendo lo fácil que puede ser infectarse si las medidas no se siguen. Contar hasta 100, y tomar la menos mala decisión. Habrá otros días para celebrar, y más a gusto, seguro.
¿Cuáles son las medidas más efectivas para frenar la pandemia?
—Este es un tema controvertido. En Europa ha habido medidas distintas con efectos diversos. Se está analizando todo, pero el diagnóstico rápido ante síntomas de menos de 5 días, los test, el aislamiento, las medidas básicas de distancia, mascarilla, lavado de manos y evitar aglomeraciones han demostrado su efectividad. Y por supuesto, la vacunación.
¿Es posible realmente convivir con el virus?
—Es posible, pero intentando quitarle terreno día a día.
Cuando esta pase, ¿debemos estar preparados para nuevas olas?
—Posiblemente, sí. Este virus tiene esa capacidad, como otros, de realizar variaciones. Estas olas en realidad son el reflejo de diversas variantes. Las vacunas están respondiendo, pero es posible que se vayan adaptando también.
¿Qué es lo que más le frustra de esta situación?
—Lo que mas me frustra es el modelo sanitario que veo ahora. Me frustra que la atención primaria y comunitaria no tengan el refuerzo y el apoyo suficiente, el montón de tareas administrativas... Somos la primera contención: diagnosticamos con rapidez, rastreamos, vacunamos, y tratamos en domicilio y a la población mayor, y no solo de covid sino del resto de patologías. La medicina de familia y comunitaria en estos procesos de pandemia reflejan bien el hecho que la comunidad es un individuo. Espero reflexión del modelo actual.