omo sabrán, ya hace dos semanas el caudillo de Vox montó un festival de coros y danzas y se hizo saludar por un dantzari bailando un aurresku. No crean que fue una anécdota sino una acción de comando para arrebatar el baile a los malos. “El aurresku ya no es el baile de ETA”, proclamaba a todo trapo un columnero de Libertad Digital llamado Marcel Gascón. Ojo a la tesis de la pieza: “Al elegir esta forma de darle la bienvenida, no solo reivindicaron la vasquidad -siempre puesta en duda por quienes quisieron matarle- de Santiago Abascal. También han limpiado al aurresku y a sus dantzaris de una identificación injusta que nos hacía ver este baile inocente como una danza fea y portadora de tortura, acoso, infelicidad y muerte”. ¡Atiza!
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