arismática primera ministra de Nueva Zelanda: en realidad, no me dirijo a usted sino a sus cansinos palmeros a este otro lado del planeta. No se imagina la brasa que nos llevan dando a cuenta de su fastuosa estrategia del Covid Cero. Con las órbitas fuera de los ojos, nos instaban a seguir su ejemplo de confinar al personal al primer contagio. Según proclamaban, lo único que funcionaba era el palo y tentetieso que se aplicaba a rajatabla en su país. Mire usted por dónde, ahora silban a la vía y no se pronuncian ante la decisión de su Gobierno —a la fuerza ahorcan— de renunciar a su glorificado modelo de contención ante el avance imparable de la variante Delta, de la que nosotros, oh pecadores de las antípodas, estamos casi libres. Vaya vaya.
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