- La aprobación del anteproyecto de ley de Memoria Democrática ha incendiado el ultramonte esta semana. Fuera de sí, Francisco Marhuenda se preguntaba en La Razón si lo próximo será la quema de iglesias y el fusilamiento de curas: "La cuestión es saber hasta dónde llegará el odio. Todo el mundo recuerda la imagen terrible del anticlericalismo del terror rojo con el fusilamiento y destrucción del Sagrado Corazón situado en el Cerro de los Ángeles. Los cinco jóvenes de Acción Católica que custodiaban el convento fueron asesinados", hiperventila el opinatero.
- En el mismo diario, el cada vez autocaricatura de sí mismo Jorge Fernández-Díaz tildaba con escasa originalidad de guerracivilista a Sánchez y se cascaba la comparación que van a leer: "Sonroja que se llegue a especular con el derribo de la gigantesca Cruz, a imitación de los talibanes del DAESH expertos en demoliciones de símbolos y monumentos que les desagradan". Vuelvo a recordar que este individuo fue ministro de Interior.
- El crujir de dientes de Libertad Digital marcaba máximos histéricos. Aquí tienen solo el comienzo de su escocido editorial: "Con esta ley, que tiene de democrática lo mismo que la felizmente extinta y totalitaria Alemania Oriental, el Gobierno talibánico de Pedro Sánchez -líder orgulloso del partido golpista y guerracivilista trágicamente responsable del colapso de la II República y el estallido del conflicto fratricida- y sus socios comunistas -igualmente orgullosos de un pasado tan execrable- pretende, además, ilegalizar la Fundación Francisco Franco y hasta se plantea demoler la gran cruz que preside el Valle de los Caídos".
- Entre los aspavientos del chiringo de Jiménez Losantos, nos encontramos uno firmado por Marcel Gascón que va más allá de lo que dijo el dinosaurio Camuñas en presencia del sonriente Casado. Franco nos salvó. Lean: "Este engendro podémico-sanchista no solo cercena la libertad académica, intelectual y de expresión sobre el siglo XX de España. También eleva una mentira al rango de verdad oficial, y convierte en delito decir verdades como que España dejó de ser una democracia bastante antes de que Franco se alzara en armas para defender a la mitad del país de los atropellos de la República".