Comprendo su sorpresa ante semejante pregunta. Corro a asegurarles que no ha salido de mi cabeza. Es uno de los varios triples tirabuzones firmados por ciertos opinateros diestros a partir de la ley trans. Verán que alguno es ciertamente retorcido.
"¿Qué sucedería si, en aplicación de la Ley Trans, la infanta Sofía se inscribiera en el registro civil como varón?"
En concreto, la ocurrencia que ha servido para dar título a estas líneas lleva la firma del inefable ex ministro de interior y presunto creador de policías patrióticas Jorge Fernández Díaz. Aquí tienen el desarrollo completo de lo que Tip y Coll llamaban gilipolluá: “En concreto, en España sabemos que la llamada a ser la Princesa de Asturias –a falta de su próxima proclamación oficial por las Cortes Generales– es la Princesa Leonor, primogénita de los Reyes, siendo su hermana, la Infanta Sofía, la siguiente en la línea de sucesión. Pero ¿qué sucedería si, en una hipótesis utópica y meramente a efectos de demostrar la perversidad esencial de la tesis sometida a examen, en aplicación de la Ley Trans, la infanta Sofía se inscribiera en el registro civil como varón?”. Dice hipótesis utópica y solo a efectos demostrativos, pero ahí lo deja.
También en La Razón, Chapu Apaolaza riza el rizo de los supuestos y las hipótesis de pata de banco: “Una mujer trans sin operar se declara lesbiana y pasa lo siguiente: si las lesbianas la rechazan sexualmente, las acusan de estar incurriendo en transfobia y creen que deben amar el alma de la mujer y obviar su cuerpo de exvarón, acostumbrarse, vaya, a ese bulto que les separa”. Menudo galimatías. Si lo han entendido a la primera, mis respetos.
"¿Aceptaría usted que con 16 años su hija se haya cambiado de sexo, hormonado, operado, encarcelado y finalmente suicidado en nombre de las leyes que usted impulsa?"
Y como no hay barbaridad que no se pueda superar, aquí les voy a copiar y pegar la seguidilla de melonadas formulada a modo de pregunta para la ministra de Igualdad por el columnero de El Debate Antonio R. Naranjo: “¿Aceptaría usted sin más, con Pablo a su lado, que con 16 años su hija se haya cambiado de sexo, hormonado, operado, encarcelado y finalmente suicidado en nombre de las leyes que usted impulsa? Si la respuesta es sí, querida Irene, está usted para que la ingresen en un psiquiátrico y le retiren la custodia de sus hijos. Y si es no, es usted un mono con una escopeta incapaz de entender las desastrosas consecuencias de sus inhumanas leyes para familias con vidas bastante más complicadas y con menos recursos que la suya”.
Al lado de eso, queda como gracieta menor el párrafo final de la pieza de Luis del Val en ABC. De nuevo, el hilo conductor es la ley trans: “Tengo edad suficiente para no inmutarme cuando me califiquen como facha, y mi única reacción será desear al sancionador que me toque el higo. O el nabo, porque si los nuevos inquisidores establecen que se puede elegir libremente el sexo, creo que también yo tengo derecho a elegir, en la metáfora, un fruto o un tubérculo, según me encuentre de ánimo en ese día o en ese momento”.
Derrapando por el mismo barrizal, Jorge Vilches homenajea a El Fary en The Objective: “Los medios de comunicación y la cultura subvencionada han acompañado esta discriminación con un resultado evidente: hoy un hombre tiene que demostrar su feminidad y ser blandengue para ser aceptable en sociedad. La integración social depende de aceptar la sumisión al pensamiento único, el código de la tribu, y representar la nueva masculinidad”.
Seguimos con rábanos cogidos por las hojas, aunque esta vez con otra malvada ley, la de memoria democrática, como inspiración. Ahí les va un salpicón chistoso parido por Miquel Giménez en Vozpópuli: “Usted no podrá decir que se ha roto la falange, debiendo sustituir el nombre del hueso por el de comité central; los José Antonio pasan automáticamente a llamarse todos Vladimir; cualquier alusión al movimiento será sustituida por tran-tran; el color azul Mahón queda prohibido, así como la propia villa de Mahón, por si las dudas. En otro apartado, el polo, sea del sabor que sea, se denominará dildo precoz, por aquello de Polo de Franco, El Pardo cambiará su nombre por El Rojo y todo lo que no sea PSOE, Podemos y sus socios pasará a englobarse como extrema derecha fascista”.
Y para terminar, otro doble mortal ejecutado en ABC por Juan Carlos Girauta. El artista salta de Xi Jinping a Pedro Sánchez pasando por Hu Jintao y Pablo Iglesias. Se lo juro: “¿Puede un autócrata dar lecciones? Hombre, depende. El de aquí, por ejemplo, no sé de qué las daría. Xi, sí; mira la que le ha dado a Hu. Creo que Sánchez tendría que haber despachado a Iglesias cuando era Iglesias en una corrida instantánea como la de Xi con Hu, delante de todo el sanchismo institucional y con cientos de cámaras para dar fe”.