Nada que no cupiera imaginarse. En (casi toda) la prensa de orden Alberto Núñez Feijóo sale a hombros tras torear en la difícil plaza de Moncloa. "Feijóo retrata la soberbia sanchista", titula El Mundo su editorial. La idea es que cuando Pedro va, Alberto ha vuelto diez veces: "Demasiado experimentado como para caer en encerronas, tras su largo encuentro en Moncloa el presidente del PP evitó con inteligencia tanto el ataque sobreactuado como la renuncia a su recién inaugurado papel de líder de la oposición".
También va por ahí el editorialista de La Razón al glosar el encuentro. Menudo es el nuevo mesías de Génova como para que se la meta doblada un chisgarabís: "Tiró ayer el nuevo presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, de su proverbial flema, labrada a lo largo de décadas de ejercicio de la política, para no convertir la encerrona que le habían preparado en La Moncloa en un desplome irremediable de cualquier puente entre el Gobierno y el principal partido de la oposición. Y se puede hablar con propiedad de encerrona, porque el convocado se encontró con la sorpresa de un orden del día preparado por la Secretaría del Ejecutivo y comunicado a la Prensa cuando ya había comenzado la reunión".
En ABC, Carlos Herrera viene a sostener que bastante tuvo Feijóo con salir entero de la cita: "Cuando uno va a visitar a semejante individuo a La Moncloa sabe que solo le cabe la sumisión. En el imaginario de nuestro Robin Hood solo es contemplable el cabezazo, y lo que no sea eso es, ya sabemos, jugar a ultraderechista y ser enemigo acérrimo de la España diseñada desde los planes quinquenales del sanchismo".
Luis Ventoso, subdirector de El Debate, tira de metáfora: "Ir a ver a Sánchez a la Moncloa es como acudir a un salón del legendario Far West a enfrentarte con uno de aquellos jugadores profesionales de póquer de baraja mágica, mangas multiusos y chaleco floreado. Te despistas diez minutos y sales de allí esquilmado". Pero Alberto Magno no se despistó, faltaría más: "El estilo calmo le permitió vadear las emboscadas de la Moncloa, que por supuesto no faltaron".
Vayamos con los desmarques. El primer, el de Pedro J. Ramírez, que según se desprende de su falso editorial (es una columna disfrazada), la cita no estuvo tan mal: "Con todo, la primera reunión entre Sánchez y Feijóo deja razones para el optimismo. Representa el preámbulo de lo que debe ocurrir. Cordialidad en el tono y voluntad de grandes pactos. Ayer se dio un primer paso prometedor. Para restañar las heridas en el diálogo PP-PSOE hay que abandonar, por el bien de España, las trincheras".
Como contraste a todas las lisonjas que hemos leído arriba, Miquel Giménez la coge llorona en Vozpópuli y carga contra el blandengue presidente del PP: "Feijóo todavía no se ha dado cuenta - a lo peor, sí - que el problema nunca han sido las malas compañías del gobierno, sino su presidente, fiel intérprete de Soros y de todo lo que nos lleva irremediablemente hacia una dictadura disfrazada de ideología de arcos iris, colorines y miseria, mucha miseria. Me temo que el PP se dirija, firme y ciego, hacia la Costa Da Morte, allí dónde naufraga incluso el marino más bregado. Ojalá no".
He dejado para el final la pieza más lisérgica. La firma Itxu Díaz en Libertad Digital. Supuestamente, habla del encuentro en Moncloa, pero termina con este desvarío lleno de caspa machuna: "El azul tampoco es ya el color cool de las multitudinarias juergas y chupitos de las Nuevas Generaciones de los 90 (eran todas guapísimas, pero tenían un novio feísimo: el partido), y ahora las niñas monas que todo el mundo quiere ligarse se han desplazado a los mítines de Vox".