Sin aguardar al entierro de Pablo Casado, la diestra mediática se postra ante su nuevo salvador. Y tiene prisa por ajustarle la corona. “Una espera larga e innecesaria”, refunfuña el editorialista de ABC ante el tiempo perdido por el zombi de Palencia. Total, si todo el mundo sabe lo que va a ocurrir: “El congreso extraordinario no será más que la excusa estatutaria para que el partido encumbre como nuevo líder al presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Él fue quien más claramente, y en primer lugar, dio a Casado por amortizado, y ha sido quien se ha puesto al servicio del partido si los demás barones así se lo piden”.

Hasta Francisco Marhuenda, que todavía ayer apostaba por una milagrosa resurrección de su chico, hinca la rodilla ante el sucesor designado por aclamación. Lo hace, eso sí, dejando un recadito por el camino: “La consecuencia de todo ello es la victoria de Feijóo que ha conseguido, sin ningún esfuerzo, heredar el Partido Popular. Al final se convocará un congreso extraordinario para aclamar al líder, que no tendrá que perder el tiempo enfrentándose a un rival. Hace años que le conozco, le tengo afecto y será capaz de poner orden. No hay duda de que será un excelente presidente y candidato”. A rey muerto, rey puesto.

Y eso dice el director de La Razón de su puño y letra, el editorialista no le va a llevar la contraria: “Una más que probable candidatura de Alberto Núñez Feijóo, un político de solvencia probada y general aceptación, que genera consenso entre las distintas sensibilidades de la familia popular, puede servir de revulsivo para relanzar a la principal formación del centro derecha ante una opinión pública que, antes de la insensata peripecia, perecía augurar en las encuestas otro cambio de ciclo político, pero, esta vez, en La Moncloa”.

En El Mundo, que fue la primera cabecera que apostó por el delfín de Rajoy, hay aplausos con las orejas: “No hay un minuto que perder para unir en torno a Feijóo a todos y cada uno de los activos del partido a fin de facilitar una transición rápida y ordenada. Urge una verdadera refundación que elija al mejor equipo disponible, clarifique los principios, actualice el programa, decida la estrategia -respecto de Sánchez tanto como respecto de Vox- y coordine los esfuerzos hacia un único objetivo compartido: la construcción y puesta a punto de una alternativa de gobierno a la coalición radical de PSOE y Podemos”.

Unas páginas más allá, Santiago González acepta pulpo como animal de compañía, pero no evita la carga de profundidad: “La única opción ahora parece la de Núñez Feijóo. No es diputado, ciertamente, por lo que haría bien en reponer en el cargo de portavoz a Cayetana. A nadie se le ocurre que como presidente nacional del PP y con esa compañía, mostrase pujos de nacionalista gallego”.

El director adjunto de El Debate, Luis Ventoso, que es de la misma tierra que el ungido, dice celebrar su inminente elección, aunque tampoco es capaz de reprimir su pero: “Tal vez el PP obtenga mucho mejor resultado electoral con Feijóo, que va emergiendo como el sucesor y que acredita en su casillero cuatro mayorías absolutas consecutivas. Eso sí, para liderar con pleno éxito a la derecha, Feijóo necesitará eso: ser un poco más de derechas, en especial en las cuestiones morales y frente a la ingeniería social «progresista», donde hoy no difiere demasiado del PSOE o Ciudadanos”. Patadita en la espinilla por debajo de la mesa.

Más práctico, José Alejandro Vara tira de metáfora marisquera en Vózpuli: "El líder gallego se ha puesto el traje de percebeiro. Ha logrado sacar a Casado de las rocas en las que estaba firmemente incrustado. Tocará luego el otro desafío: extirpar al gran perece Sánchez del acantilado de la Moncloa”.

Antes de la despedida y cierre por hoy, el contrapunto. Lo pone Salvador Sostres en ABC. A él no le gusta: “Feijóo es la otra cara de la moneda de lo que hace a Isabel Díaz Ayuso interesante, luminosa y bella. Es lo contrario del coraje de la libertad que la presidenta encarna. Feijóo es carcundia y corrección política. Cualquier recambio parece ahora válido en la prisa por ocupar la vacante, pero si Feijóo toma el PP lo convertirá en un monumento al complejo y al convencionalismo, en el que la presidenta no tardará en sentirse extraña y desubicada, tan grotesca como la caricatura que hace de ella la izquierda”.