Terror en el hipermercado diestro. Cumpliendo lo dispuesto ¡¡hace 42 años!! en el Estatuto de Gernika, la CAV recibirá la gestión de las prisiones en octubre. Ha sido merced a un acuerdo entre gobiernos, pero el editorialista de La Razón lo traduce a partidos, a uno en concreto. "Sánchez entrega al PNV la libertad de los etarras", titula un suelto dedicado a la cuestión que termina así: "Sánchez cerró a escondidas la entrega del control de las prisiones de la comunidad al gobierno del PNV y con ello le entregó la llave de esa gracia con los etarras que Urkullu dosificará a su conveniencia. El Estado, Sánchez mediante, casi ha desaparecido del País Vasco en esta almoneda continuada para conservar el poder".
También el editorialista de El Español vaticina la inminente puesta en libertad de los presos de ETA. Es gracioso que en algún momento reconozca que, en el fondo, se trata de algo dispuesto en el Estatuto. Pero es que les das la mano y te cogen el codo, viene a rematar el escriba de Pedro Jota: "Si algo han demostrado los últimos cuarenta años de democracia es que el traspaso de determinadas competencias a las comunidades nacionalistas ha permitido que estas, con el tiempo, las utilizaran para amenazar nuestra democracia. Tratando con el nacionalismo, por muy pragmático que sea este, nunca está de más un poco de prudencia. Porque el nacionalismo pragmático siempre tiene fecha de caducidad. Pero las competencias transferidas lo son para siempre".
Lo anterior casi es material de fogueo al lado de las demasíoas de Ignacio Camacho en ABC: "Si se te revolvía el estómago con los acercamientos de presos etarras, procura aprovisionarte de antiácidos en la farmacia. Los vas a necesitar para digerir el traspaso consumado al País Vasco de las competencias de gestión penitenciaria. Puedes apostar a que, como en Cataluña con los líderes del ‘procés’, no vas a tardar mucho en ver a algunos reputados carniceros beneficiarse de la progresión de grado".
Mezclando churras con merinas, el irreductible indocumentado Miquel Giménez escribe lo que sigue al respecto en Vozpópuli: "En el PNV se comenta que a Sánchez lo tienen amortizado una vez les ha entregado las competencias en materia de prisiones y ha acercado a los etarras a las Vascongadas. Me aseguran que son palabras del mismísimo Urkullu". Que Santa Lucía le conserve la vista y las fuentes, que no son otras que su imaginación.
Madrid, día 1 de campaña
Tal mendruguez la incluía Giménez en una torrencial columna en la que preveía el final de Pedro Sánchez. Eso cuadra con el argumentario diestro en vigor. El 4 de mayo no será Gabilondo sino Sánchez quien muerda el polvo. Es la tesis a la que se apunto el veterano José María Carrascal en ABC: "Que el mismísimo presidente del Gobierno, pese a ser de los que envían a otro a recibir las tortas a él dirigidas, se haya unido a la batalla contra Isabel Díaz Ayuso indica el temor que le embarga, con buenas razones: la próxima baja puede ser él".
También en el vetusto diario, Julio Ventoso apunta por el jaque mate a Sánchez: "En efecto: el 4-M va a ser un '¿Sánchez sí o Sánchez no?'. Si sale 'no' comenzará su declive. Sus ostensibles nervios y marrullerías indican que es posible". Y para redondear la faena, José F. Peláez va un capitulo más allá de la victoria de Ayuso: "Ya no habrá miedo y sin miedo no hay sanchismo. Por eso al que más le conviene que Vox entre en el gobierno de Madrid es a Casado. No solo para evitar el miedo a su socio, mal que nos pese, sino para ensayar en piel ajena el pacto del que depende para llegar a Moncloa".
Como fin de fiesta les he reservado la arenga casi cuartelera de Federico Jiménez Losantos en Libertad Digital: "Si las elecciones de Madrid son nacionales es porque en Madrid se tiene la oportunidad de emitir un voto nacional neto, a favor o en contra del socialcomunismo piafante y repugnante. Y de Madrid debería salir la certeza, o al menos la esperanza, de que esa alternativa es posible. España y la Libertad la precisan. Y en Madrid se puede conseguir". ¿Qué dejarán para los próximos quince días?