La historia de nuestros protagonistas empieza con su abuelo, Hermann Thate, que nace en Halle, al este de Alemania. Se casa con Magdalena Irazusta en San Juan de Luz, pero estalla la Primera Guerra Mundial y atraviesa la muga. Conoce a Severo Unzúe, fundador del café Iruña de Bilbao, quien le da trabajo como camarero y al ver que hay mucha colonia alemana en la ciudad, decide abrir en 1929 un local en la esquina de Fernández del Campo con Hurtado de Amézaga con el nombre de Gambrinus. “Es en la trastienda de ese local donde comienza a hacer las primeras salchichas y embutidos y en 1922 abre la charcutería La Moderna en la calle Hurtado de Amézaga número 48. Le va bien y abre una sucursal en la calle Astarloa número 8, que es la que mantenemos nosotros a día de hoy junto con el obrador”, cuentan sus nietos Enrique, Carmen y Alfredo, que nos reciben con una gran jarra de cerveza y la mejor de sus sonrisas desde el popular restaurante Ein Prosit, que abrieron en 1999 en la céntrica plaza del Ensanche.
¿Os siguen conociendo como los alemanes de Bilbao?
Enrique: Sí y aún más desde que tenemos el bar.
Alfredo: Sí, 24 años ya desde que lo abrimos…
Carmen: Nuestro padre murió en el 82 y nosotros seguimos con el obrador y la charcutería y empezamos con el bar en el 99.
Enrique: Nos repartimos el trabajo entre todos, pero donde hace falta ahí estamos.
¿Vosotros sabéis alemán los tres?
Carmen: Ellos sí, pero a mí me echaron del colegio (sonríe). Los tres estudiamos en el colegio alemán de Bilbao, pero yo del Kindergarten (la guardería) no pasé (risas).
¿Y eso?
Carmen: Pues que no me supieron entender… (risas)
¿Y vuestros hijos?
Enrique: Sí, todos han ido al colegio alemán.
Carmen: Y hablan alemán sin problema…
Enrique: Por aquello de no perder nuestra ascendencia alemana. Y gracias al idioma mi hija mayor, Ibone, trabaja en Alemania, en una farmacéutica, y mi hijo Jon, que es flautista, hace la carrera musical allí también.
Entonces, Carmen, ¿se puede decir que eres la única oveja descarriada de la familia?
Carmen: ¡La original de la familia, claro que sí! (sonríe)
¿Creéis que seguirán con el negocio familiar?
Carmen: Yo creo que no.
Enrique: Sí. Tiene pinta de que no…
Carmen: Yo hubiese sido una enfermera estupenda.
Enrique: Y yo periodista deportivo.
Alfredo: Yo no sé qué me hubiera gustado hacer, la verdad.
Carmen: El que sí que siguió con ganas el negocio familiar fue nuestro hermano mayor, Hermann.
“En Bilbao nos conocen por nuestro abuelo Hermann y nuestro padre, Alfonso, y para nosotros es un orgullo”
Un sueño que os gustaría cumplir…
Enrique: Ver que mis tres hijos cumplen sus objetivos profesionales. Me encantaría ver a hijo, Jon, que es flautista y tiene 24 años ya, tocando en una gran orquesta alemana. En la Filarmónica de Hamburgo, por ejemplo.
Carmen: Yo es que soy simple… vivir con alegría, ser feliz, nada más, yo y todos los que me rodean.
Alfredo: Yo tuve un sueño y está ya cumplido además…
Carmen: Hombre… ¡Tener una autocaravana!, ¿a que sí? (risas)
Alfredo: ¡Eso es! Autocaravana y tiempo, tiempo y autocaravana.
Entonces, cuando te jubiles, estás deseando coger la autocaravana…
Alfredo: Sí, dentro de poco ya… (sonríe).
¿Y por dónde empezarías a viajar?
Alfredo: … pues…
Carmen: ¡Por Sopelana! (risas)
Alfredo: Oye pues por Armintza, tampoco está nada mal… ¿o por dónde?
Naroa: Por Barcelona mejor…
Alfredo: Claro, como me ha salido esta hija del Barça… (risas)
¿El resto del Barça no seréis, no?
Alfredo: No se nos ocurre. ¿No se nota de dónde somos? (risas)
Carmen: Del Athletic, claro.
Enrique: Yo como segundo equipo sigo al Bayern de Múnich.
Alfredo: Mi equipo dos es el Werder-Bremen.
Carmen: Y el mío el Athletic. De primer equipo el Athletic y de segundo el Athletic (risas).
Alfredo: ¡Buaaaa! ¡Qué pelota!
Todos: (Risas).
Naroa: Pues yo soy del Barça y del PSG (sonríe).
Alguien de la familia tiene que llevar la contraria siempre… Un capricho que os gustaría daros…
Enrique: A mí me encantaría hacer un viaje por los cinco continentes, pero sobre todo me gustaría regresar a la Selva Negra porque he vivido allí, he trabajado allí y he aprendido de la vida allí. En realidad es como si fuera un Euskadi muy boscoso pero sin mar y con gente muy parecida a nosotros.
¿Lo haríais juntos?
Carmen: ¿Me llevarías? (risas)
Claro, porque como estáis toda la vida juntos, lleváis el negocio juntos…
Enrique: Con mi hermana sí, pero con mi hermano Alfredo sería más complicado, ¿eh? (risas).
Alfredo: ¡Queda bien ahora, arréglalo! (sonríe)
Enrique: Voy a arreglarlo, sí… con mi hermana sí, con mis hermanos no (risas).
A ver si puedo arreglarlo yo... (risas) Quieres decir que al ser tu única hermana, es tu hermana favorita, porque hermano favorito al ser dos no puedes decir que sólo uno es tu hermano favorito.
Enrique: Eso es.
Alfredo: ¡Qué bienqueda! Es el mayor y... el pelota.
¿Y cómo haríais ese viaje?
Alfredo: Pues en coche todo lo posible. Lo demás en avión o en tren.
Carmen: ¡Y si no a remo!
Alfredo: No, no, en barco no me gusta, me marea. Yo hice el descenso del Sella en kayak. Tardé cinco horas o seis, pero lo hice.
Carmen: Yo también, ¿eh? ¡Dos veces!
¿Un capricho que os gustaría daros?
Alfredo: Mi capricho sería cogerme la autocaravana e irme a Noruega, a Suecia... pero como eso ya os lo he contado diría que me encantaría tirarme en paracaídas o en un parapente porque no me da miedo.
¿Y cuál sería tu capricho, Carmen?
Carmen: Pues mira, mi capricho sería ir a la Oktoberfest, a Munich, con todos los amigos y familiares, todos juntos. Enrique y Alfredo han estado muchas veces pero yo sólo he estado una vez y me encantaría volver, así que volveré.
¿Quién bebe más cerveza de los tres?
Alfredo: Sin duda yo (sonríe).
Carmen: Como es el más grande de todos, le entra más (risas).
¿Y cuál es vuestra cerveza favorita?
Enrique: La München rubia.
Carmen: Yo bebo todas (sonríe).
Alfredo: A mí me gusta mucho la Kross Pils.
¿Y para acompañarla?
Alfredo: Con salchichas, por supuesto. Yo estuve haciendo salchicas desde el 88 hasta el 96. En el 96 me fui a Alemania para estudiar cocina en Siegen y Oberwolfach con “aupa el Athletic y gora Euskadi”, pero sin saber hacer ni una tortilla francesa (sonríe). Y al regresar, en el 99, abrí el bar.
Enrique: Bueno y entre medias, de 1992 a 1999, en la Aste Nagusi, montábamos una txosna en la plaza del Ensanche con los miembros de Txarriduna, la Academia del Cerdo, y un día hacíamos una fiesta gastronómica al estilo alemán, con bancos corridos y con música.
Carmen: ¡Era una gozada!
Alfredo: Fueron unas fiestas muy especiales, había ambiente festivo en todo Bilbao, no sólo en el Casco.
“De pequeña me echaron del Kindergarten, la guardería del colegio alemán, porque no me entendían”
¿Cuál es vuestra salchicha favorita?
Alfredo: Yo inventé la salchicha Alfred Würst. Para la fiesta de la escuela pública vasca que se hizo en Leioa en el año 94. Yo estaba haciendo con mi hermano Hermann una salchicha-chorizo que es una salchicha que no tiene el color del chorizo, porque no lleva pimentón, pero con carne gordita y con pimienta y ajo.
Enrique: Es un mix bávaro-euskaldun, pero mi favorita es la cóctel blanca, es finita y muy suave.
Cambiando de tema, ¿cuál es vuestra afición favorita o el hobby que os hubiese gustado aprender?
Alfredo: A mí el parapente, como decía, me hubiese encantado hacer, o rafting…
Enrique: ¡Pues todavía estás a tiempo! (sonríe)
Alfredo: De joven hice baloncesto. Jugué con el Caja Bilbao juvenil, en Santutxu en Segunda División y en algún equipo más…
Carmen: Hay fotos que dan fe de ello, pero eras un poco paquete, ¿no?
Todos: (Risas).
Alfredo: Lo que tú quieras, pero jugué (sonríe).
Carmen: Fuera bromas, yo iba a verle y a apoyarle y todo.
Alfredo: Y también me fichó el Caja Bilbao de balonmano, que jugábamos en El Regato, pero me rompí la rodilla y lo tuve que dejar. También estuve remando seis meses en el equipo de Deusto. Así que he hecho de todo…
Enrique: A mí siempre me ha gustado el periodismo deportivo y una de mis mejores anécdotas futbolísticas es haber traído a Bilbao a Gerd ‘Torpedo’ Müller. Otro recuerdo que guardo con mucho cariño es el de estar en megafonía en el antiguo San Mamés retransmitiendo tres partidos como locutor para los aficionados alemanes del Athletic contra el Werder Bremen, el Austria Wien y los Young Boys. Y en mi corazoncito también guardo el haber podido contar el debut de Muniain para los seguidores alemanes porque hay muchos. De hecho aquí formamos parte de la Peña Alemana Müller-Dani del Athletic.
¿Has jugado al fútbol de joven?
Enrique: No, más bien al futbito. Jugábamos en el colegio alemán.
Carmen: Y toca el piano muy bien.
Enrique: Sí, bueno, estudié hasta quinto de piano en el conservatorio de Bilbao, pero siempre digo, sé un poquito de todo pero mucho de nada.
Entonces tu hijo ha seguido tus pasos…
Enrique: Bueno, puede ser que de oírme tocar el piano se haya animado…
Carmen: Antes en Navidades, cuando nos juntábamos todos en casa de nuestros padres, sacábamos el piano a la escalera, ¿os acordáis? Ahora no porque se lo ha llevado a su casa (sonríe).
Enrique: Sí, es verdad (sonríe). Era una anécdota muy bonita.
Carmen: Para entrar todos sacábamos el piano fuera y nos poníamos a cantar mientras Enrique tocaba. Ahora que vivo yo allí puedo asegurar que los vecinos son muy majos y nos quieren mucho (sonríe). En mi caso, lo que me gustaría es cantar y bailar bien porque sería la reina del mambo (sonríe).
“Cuando me marché a Alemania a estudiar cocina no sabía siquiera hacer una tortilla francesa”
¿Eres de las personas a las que les encanta compartir sus dotes musicales en los karaokes?
Carmen: No porque canto muy mal, que si no…
¿Y bailar?
Carmen: A mí me gustan las sevillanas (sonríe). Es que también tenemos familia por parte de ama que son del sur, entonces… Tengo una mezcla rara.
Hablando de música, ¿un artista o grupo que no os canséis de escuchar?
Alfredo: ‘Summer 69’, de Brian Adams, pero también me gusta Spandau Ballet o La Polla Records, Eskorbuto… un montón de grupos.
Carmen: Mi canción favorita es la de Paloma San Basilio que dice: “Hacer de lunes otro sábado”... (dice tarareando la letra). Siempre la canto, pero me gustan mucho los mix. Los ‘Dire Straits’ también me gustan mucho.
Enrique: Yo me quedo con ‘Moonlight Shadow’, de Mikel Oldfield.
¿Y si váis juntos en el coche qué ponéis?
Carmen: Lo que haya en la radio.
Enrique: Sí, en la emisora francesa Nostalgy, que es en la que ponen todos los clásicos (sonríe).
Alfredo: Acabamos de estar en Alemania en enero.
Enrique: Sí, fuimos a celebrar mi sesenta cumpleaños (sonríe).
Carmen: Y aprovechamos para ir de compras, claro. Compramos género que no encontramos aquí para el obrador, la charcutería y el bar.
¿Y un libro que hayáis leído y os haya gustado recientemente?
Carmen: ’Bajo el sol de Kenia’.
Alfredo: Cualquiera de los libros de cocina de Karlos Arguiñano.
Enrique: ’La ciudad del alma dormida’, de Félix González Modroño, porque sale nuestro abuelo y cita a nuestra familia.
¿Y si tuviérais la posibilidad de vivir otra vida? ¿Cuál elegiríais? ¿O a quién os gustaría conocer?
Alfredo: A mí me hubiese gustado conocer a Michael Jordan y a Myles Johnson, que está jugando ahora en activo, vivir la vida de Mark Eaton, que falleció en 2021 y medía 2,24 metros y era una bestia…, o cenar con el ex jugador de baloncesto alemán Dirk Nowitzki.
Carmen: Ah pues a mí me encantaría haber sido la novia de Sandokan, me tenía enamoradísima (sonríe). Tenía toda la habitación llena de pósters del actor, Kabir Bedi. ¡Vaya ojazos tenía y qué melena…! (risas).
Enrique: Pues en mi caso podría decir que me hubiese parecido muy interesante vivir la vida de un músico o un compositor alemán, pero tomar una Altbier, que es una cerveza de Düsseldorf, con Claudia Schiffer, no estaría nada mal, la verdad (sonríe).
Y por último, no podemos marcharnos sin que nos recomendéis un plan que podamos hacer por aquí cerca.
Alfredo: ¿Qué plan te gustaría hacer a ti, Naroa?
Naroa: Ir a San Mamés.
Alfredo: ¡Claro que sí!
Naroa: ¡Pero para ir a ver ganar al Barça!
Todos: (Risas).
Alfredo: ¡Borra eso! (risas)
Enrique: A mí me encantaría ver Euskadi desde el aire, en un helicóptero.
Alfredo: Pues yo soy más de tierra. Me gusta ir de sidrerías o bodegas.
Carmen: Sí, a mí también me van esos planes.
Alfredo: Podríamos ir a la fábrica de la marca alemana HB para beber cerveza, pero nos pilla un poco lejos, porque está en Munich, claro.
Enrique: Pues podríamos irnos de bodegas por Laguardia, por ejemplo.
Carmen: Venga, pues ¿cuándo vamos?
Enrique Thate
Negocio familiar
Un año menor que Hermann, el hermano mayor de los Thate, Enrique Thate, acaba de cumplir 60 años. Está casado con Mamen y tiene tres hijos: Ibone, Jon y Ane. Le encanta el Athletic y ha retransmitido algunos de sus partidos en alemán desde el antiguo estadio de San Mamés y tuvo la oportunidad de narrar el debut de Muniain en el equipo rojiblanco. En otra vida le habría gustado ser periodista deportivo.
Carmen Thate
Negocio familiar
Carmen Thate tiene 57 años y es la única chica de los hermanos Thate y también la única que no habla alemán. Está casada con Javi, con quien tiene dos hijos: Ainhoa y Aitor. Siempre con una sonrisa en la boca, su sueño inalcanzable asegura que es “cantar y bailar bien” para ser “la reina del mambo”. Le hubiese gustado ser la novia de Sandokan, de quien tenía todo su cuarto empapelado cuando era joven.
Alfredo Thate
Negocio familiar
Alfredo Thate, el pequeño de los hermanos Thate, es el más alto y tiene 53 años. Está casado con Oihana y tiene tres hijos: Nahia, Naroa y Lukas. Estudió cocina en Alemania, le apasiona el baloncesto y hablar de deporte con los clientes que visitan el restaurante Ein Prosit (que significa ‘salud’ en lengua germana). Su sueño es tener una autocaravana y disfrutar de largos viajes por carretera.