Corea del Sur es una pequeña nación asiática con más de 5.000 años de historia. Su terreno es solo una quinta parte del tamaño de España, pero en él se concentra una población similar, en torno a 50 millones de habitantes. Conocido en todo el mundo por ser el país del K-Pop, la K-Fashion, la K-Beauty y los K-Dramas, Corea del Sur pasa a veces desapercibido entre la belleza de otros destinos turísticos de la zona y la magia de su vecino Japón. Desde la bulliciosa, moderna y futurista Seúl hasta los pueblos más remotos que conservan todo el sabor de la tradición, este país de contrastes tiene mucho que ofrecer. Sus montañas y sus playas tropicales ponen la guinda a un viaje en el que el turista podrá encontrar en ellos un buen refugio para descansar.
Seúl, la capital y la tercera economía del país, es uno de los destinos imprescindibles.
Conocer Corea del Sur es dejarse llevar por el frenesí urbano de Seúl, bañarse en barro, hacer senderismo, visitar templos y fortalezas, revivir el pasado en las aldeas más tradicionales e incluso asomarse a la inaccesible Corea del Norte. Por ello, uno de los destinos imprescindibles es Seúl, la capital y la tercera economía del país. Su ajetreada y bulliciosa vida se prolonga las 24 horas del día al trabajar y divertirse sus ciudadanos con la misma intensidad. Con poco que envidiar a ciudades como Tokio o Hong Kong, en esta gran urbe conviven edificios modernos con antiguos palacios y animados mercados callejeros. Una visita al Jardín Secreto del palacio Changdeokgung, un paseo por el río Cheong-gye-cheong (con 22 puentes y orillas jalonadas de obras de arte), disfrutar de la noche en los bares hípsters e indies del barrio universitario de Hongdae o cenar en el mercado callejero de Gwangiang son cuatro buenas propuestas para conocer mejor esta ciudad. Si lo que quieres es disfrutar de ella desde las alturas, la Lotte World Tower Seul Sky, la localidad de Bukchon o la montaña Namsan te ofrecen unas buenas vistas.
Busán es otro de los lugares que no te puedes perder. Es la versión costera de Seúl, la segunda gran ciudad del país, y en ella se encuentra su principal puerto con una gran lonja en la que se puede degustar un pescado y un marisco exquisitos. Sus playas y montañas, su comida callejera y su ambiente cosmopolita, la convierten en un buen destino turístico. Cuenta además con Gamcheon Culture Village (un barrio de casitas de colores), un imponente templo budista a la orilla del mar, el Haedong Yonggungsa, y deslumbrantes amaneceres en la playa de Haeundae.
El sabor de la tradición
Si lo que quieres es conocer los hanoks típicos coreanos, esas casas tradicionales de madera con tejado de pizarra, debes visitar la localidad de Jeonju. En ella hay cerca de 800 y en muchos de ellos podrás ver a sus habitantes, vestidos con los trajes tradicionales (hanbok), elaborando abanicos, fabricando papel a mano y destilando soju. Una visita al histórico palacio de Gyeonggijeon que te devolverá al pasado más remoto.
Una tendencia de moda curiosa es la que hace que las parejas de jóvenes enamorados se vistan igual.
Suwon, la única ciudad amurallada completa que queda en el país, con muros de piedra, patios y edificios tradicionales coreanos, es otro punto de interés. Esta pintoresca ciudad ha crecido tanto que las murallas (de 5,5 kilómetros y con cuatro majestuosas puertas) ahora solo abarcan el casco histórico. Visitar la aldea agrícola de Herb Island te hará revivir una especie de navidades permanentes, ya que en todos los anocheceres del año se llena de luces de colores en el Herb Island Light Festival. Si viajas al país en julio, tienes una cita ineludible en Boryeong con el festival del Barro, al que los asistentes acuden para chapotear, resbalarse o lanzarse barro, así como para disfrutar de conciertos, bailes y fuegos artificiales.
Tesoros naturales
Corea del Sur es rica en tesoros naturales entre los que destaca el Parque Nacional de Seoraksan, uno de los más bonitos del mundo donde puedes visitar el templo de Sinheungsa y la gran estatua del Budha Jwabul. Otro de estos tesoros es la isla de Jeju, la mayor del país. Fue construida en torno a un antiguo volcán cubierto de vegetación y se le conoce como el Hawái de Asia. En ella se encuentra su montaña más alta y Loveland, un parque temático sexual en el que todo tiene forma de pene.
Si visitas la ciudad de Pocheon, en ella encontrarás otro capricho de la naturaleza, el Pocheon Art Valley, una gran cantera convertida en espacio natural. Llena de agua, el lago cae desde una cascada de piedra creando un original paisaje.
Los K-Dramas son series dirigidas a un público joven y adolescente con un alto contenido emocional.
Regreso al pasado
Si lo que buscas son tesoros históricos, Gyeongju es tu destino. Es la capital del antiguo reino de la dinastía Silla y en él puedes contemplar desde tumbas gigantes bajo falsas colinas hasta templos de la edad de oro budista. El Templo Bulguska, la aldea tradicional de Yandong o el Monte Namsan son visitas obligadas.
Otro punto de interés es la DMZ, la zona desmilitarizada que separa las dos Coreas, un cinturón de seguridad de cuatro kilómetros de ancho y 250 de largo. Esta frontera es un territorio neutral y en él hay un espacio llamado JSA ocupado por EEUU y Corea del Sur que solo se puede visitar en un circuito organizado y con escolta militar. Hay distintos puntos desde los que se puede ver Corea del Norte e incluso pisar suelo norcoreano.
Curiosidades
- Una edad peculiar. En Corea se nace con un año y todo el país cumple uno más el día de Año Nuevo, así que un coreano tendrá dos años más que otro ciudadano del mundo nacido el mismo día que él.
- La educación, una prioridad. El 68% de los ciudadanos tiene estudios universitarios y los estudiantes pasan hasta 16 horas diarias en los centros educativos.
- Boom de la industria del entretenimiento. Es una de las más potentes del mundo y todo lleva por delante la K de korean: K-Pop, K-Movies, K-Drama...
- La codiciada K-Beauty. Corea del Sur es, tras Francia y EEUU, el tercer país exportador de cosméticos.
- Un país muy tecnológico. Tiene el internet más rápido y el mejor 4G del mundo. Es el corazón de los e-sports modernos.
- La gastronomía al poder. La gastronomía algo fundamental en su cultura y el mundo está cada vez más familiarizado con el kimchi, el soju, el pollo frito y hasta el jiapaguri.
- A golpe de bisturí. Un 25% de la población reconoce haber pasado por quirófano con la intención de modificar sus rasgos faciales para parecerse a sus ídolos de la música y de las series.
- Ojo con el soju. Los coreanos son los asiáticos que más alcohol beben y ocupan el puesto 17 en el ránking mundial por delante de países europeos como Irlanda o Alemania. Acompañan sus comidas con soju, una bebida con una graduación alcohólica del 19%. Como curiosidad disponen en los bares de una sopa antirresaca.
- Más de 4.000 islas. Su tranquilidad contrasta con el ajetreo de las ciudades y en ellas la pesca tradicional y el cultivo de algas siguen siendo su medio de vida.
Locos por la K-Fashion
Si bien Corea del Sur tiene mucho por descubrir, este país se hace presente en el mundo a través de su moda, la K-Fashion o Korean Fashion, convertida en un fenómeno mundial gracias a la influencia de los artistas surcoreanos del K-Pop, como BTS, y de K-Dramas como El juego del calamar.
Algunas tendencias van más allá y rompen con los roles de género y las estéticas. Es el caso del flower boys, que abre la puerta a que los chicos puedan cuidar su imagen con maquillaje, lucir apariencia andrógina o usar ropa normalmente considerada para mujeres, independientemente de su orientación sexual.
Botas militares, boinas, gorras de béisbol o gorros de pescador, pasadores y broches para el pelo, flequillos, extensiones capilares y teñirse el pelo son otras tendencias del K-Pop a las que hay que sumar las prendas de cuero, los tirantes, las faldas pisadas y de tablas o las calzas y los calcetines decorados. A las coreanas les encanta añadir a su ‘look’ detalles como volantes, telas finas como la gasa o la seda, estampados florales, y sobre todo atrevidos accesorios que contrastan con el minimalismo de sus prendas de ropa.
En cuanto a colores de las prendas, van desde los tonos pastel, especialmente los rosas, cremas, celestes y blancos hasta explosiones de color en tonos neón, como el verde melón, el amarillo limón, los fucsias y los fluorescentes.
Otra tendencia curiosa es la que hace que las parejas jóvenes de enamorados se vistan igual a modo de declaración de amor en una sociedad en la que las demostraciones públicas de cariños no están muy bien vistas. Esta moda surgió en los años 90 y hay tiendas especializadas en crear ropa idéntica para chicos y chicas.
En clave de K-Drama
Pese a existir desde los años 50, los K-Dramas se popularizaron en los años 90 para convertirse en el segundo producto más exportado de la ola coreana por detrás del K-Pop. La producción surcoreana ‘El juego del calamar’ fue en 2021 el mayor fenómeno internacional de Netflix, llegando a ser la serie más vista de su historia. ‘El amor es como el chachachá’ llegaría después para poner fin a su reinado.
Tal fue el éxito, que la plataforma comenzó a hacerse de forma masiva con estos conocidos K-Dramas, series dirigidas a un público joven y adolescente que reflexionan sobre temas universales como la desigualdad social, el sentido de la vida, la formación de valores o la fortaleza ante la adversidad. En un mismo título, por ejemplo de género escolar, se puede encontrar acción, romance, psicología, comedia, misterio, fantasía, suspense o terror, entre otros.
Cargadas con un alto contenido emocional, estas series pretenden que el espectador se identifique con los personajes, sensibles, adorables y enamoradizos, y que conecte con la historia de una forma real. Los protagonistas, tanto masculinos como femeninos, son siempre atractivos, con piel de porcelana, ojos grandes y rostros y pelo perfectos. Con un formato diferente de las series y telenovelas de occidente, se trata de producciones de una sola temporada, compuestas por una media de 20 capítulos de entre 60 y 90 minutos de duración, con subtítulos y sin opción de doblaje.