n sofá familiar al que le tienes cariño y le quieres dar una segunda oportunidad. Una estantería que el paso del tiempo ha deteriorado, pero aún conserva el brillo de lo auténtico y no te atreves a desechar. O, simplemente, te gustaría darle unos retoques a una silla al que le falta una mano de pintura y poco más. El interés por el reciclaje, la moda vintage y las antigüedades va en aumento. Cada vez son más las personas que se animan a restaurar muebles, bien sea por su cuenta en casa, formándose en algún curso online o yendo de manera presencial a un taller de restauración donde aprenden el oficio con otros alumnos. Esta profesión antigua y artesanal despierta curiosidad. Y nos conecta con una parte de nuestra intimidad: con una pequeña guía y las herramientas adecuadas podemos salvar nuestro mueble favorito.

María, una maestra jubilada de Irun, de 62 años, acudió durante nueve meses al taller de renovación, restauración y decoración de muebles Kolore Ganbara, en la calle Peña 9, en el corazón del barrio de Moscú de la ciudad fronteriza. “Cada mueble cuenta una historia que merece la pena ser recuperada y vivida”, afirman desde el local irunés. Todos los sábados por la mañana, de 10 a 13 horas, se juntaba con un reducido grupo de personas que, como ella, querían renovar sus muebles devolviéndole su aspecto original o transformando el exterior con distintas técnicas decorativas. María logró revivir la mesita de entrada de su casa dándole una imagen renovada y brillante, habiendo finalizado así su tarea con éxito. Gracias a este oficio artesanal conoció a otras personas con las que compartía interés por las manualidades y los muebles antiguos.

Antes de ponernos manos a la obra, sería conveniente adquirir una serie de competencias. En los cursos de restauración suelen enseñar una parte teórica (sobre los diferentes estilos artísticos, acerca de las propiedades de la madera, los posibles defectos, etc.) y también incluyen una parte dedicada a conocer las herramientas más habituales con las que medir, marcar, lijar o afilar. Asimismo, se enseñan distintas técnicas de restauración.

Un buen restaurador debe tener unas habilidades muy concretas: creatividad, mentalidad analítica, capacidad de trabajo... Si no te sientes identificado con estas características, no te preocupes: no hace falta cumplir con todos los requisitos del perfecto restaurador. Devolver la vida a algunos muebles antiguos puede estar al alcance de (casi) cualquier persona. A continuación, se desgranan los pasos que debemos tener en cuenta si queremos reparar y manipular un mueble:

(Auto)confianza Es importante que te dejes llevar por tu propia intuición y tus gustos personales. En el caso en el que quieras ampliar conocimientos no dudes en acudir a Internet, ver tutoriales, vídeos... Si necesitas ayuda externa, adelante. No tienes por qué estar solo en esta tarea. Lo haces por tu cuenta (Do It Yourself), pero rodéate de todo lo necesario. Confía en ti. Es tu mueble. Y tu criterio.

Reúne las herramientas... ¿Qué es lo que realmente te hace falta? ¿Una lijadora? ¿Pintura en spray? ¿Martillos? Identificar y reunir las herramientas necesarias para cada caso es fundamental. Requiere un conocimiento mínimo, así como un pequeño trabajo previo.

...e identifica correctamente los materiales Obviamente, no es lo mismo restaurar una mesa de madera maciza que una tabla prensada en chapas de madera. Las herramientas de bricolaje necesarias están ligadas al tipo de material que vamos a manipular.

Toca limpiar (y fijar) En la restauración conviene aplicar la conocida máxima de la RAE: limpia, fija y da esplendor. El trabajo de restauración no necesita ruidos ni interferencias de ningún tipo y la suciedad incrustada debe ser eliminada: pegatinas, polvo, manchas... Todo lo que no tenga que ver con el mueble es susceptible de ser borrado. La lijadora será nuestra aliada; bien para pulir superficies rectas y curvas, así como para darle el acabado perfecto a cantos, perfiles y esquinas.

Arreglos aquí y allá Puede que en tu caso no se necesite tanto una mano de pintura como reparar la estructura. Si es así, se recomienda desinfectar la madera primero. Para encolar las partes sueltas (cajones, encimeras, patas) utilizaremos cola blanca. En caso de optar por reforzar la madera y endurecerla, se puede mezclar cola blanca con alcohol y aplicarlo en las zonas afectadas.

Pintar Elegir la pintura adecuada para cada mueble es fundamental. Una mala decisión puede llegar a arruinar nuestro trabajo. Se puede optar por un cambio radical del aspecto inicial o seguir con una línea continuista. No hay una fórmula mágica.

El acabado Este es el paso final. Ya está. Los hay de distintos tipos: barnices, pinturas de restauración o ceras. Una vez barnizado, se puede cubrir la superficie con una tela para poder proteger nuestro preciado mueble de posibles manchas. Ya lo has hecho. Y, además, con tus propias manos.

“He empezado a utilizar la pintura a la tiza en los muebles de casa. Les da un toque rústico”

“Cuando entras a la habitación de mi madre es como si entrases en el cielo. Me gusta mucho”