ace cinco años, en el 2017, la leitzarra Naiara Agirre Iturriaga comenzó a materializar su sueño de niña, trabajar con el chocolate y ha empezar a darle forma a su negocio de Txokosfera pero, ¿cómo empezó todo? La mayor de las hermanas Agirre -la pequeña es la pelotari navarra Iera Agirre- desde bien pequeñita ha sido una auténtica fanática de la repostería y concretamente de todo lo que estaba relacionado con el chocolate. Un día, a la edad de 8 años, su tía Cris le enseñó a hacer rosquillas y no fue más que el punto de partida a su pasión. Desde ese momento decidió no parar y deseaba cada día en que llegase el fin de semana para poder poner rienda suelta a sus elaboraciones que posteriormente su aita y su ama se llevarían a la sociedad en la que estaban. Ella feliz en la cocina, mientras que sus progenitores hacían lo propia degustando tan increíbles manjares de repostería.
Así, pasaron los años. Naiara soñando con esa parte de la cocina que a pesar de que muchos les encanta muy pocos son los que consiguen dominar las técnicas a la perfección. Pese a todo, el tiempo no le permitió especializarse en lo que deseaba, en hostelería o en cualquier estudio relacionado con la cocina. Quizá porque era una época rebelde, la adolescencia, o porque pese a tenerlo claro muchas veces no resulta sencillo lanzarse. Finalmente, el camino que siguió la joven Naiara Agirre le llevó a estudiar varios Grados Superiores, entre ellos uno de Administración y Finanzas que a la postre le permitió ser la encargada de la contabilidad, entre otras cosas administrativas, de la empresa familiar de fontanería Gaztelu, fundada por su abuelo Miguel. Aun así, nada que ver con su sueño, la repostería.
En toda su etapa de crecimiento Naiara empezó a probar distintas elaboraciones en la cocina como el arroz con leche, la leche frita, bizcochos con o sin chocolate... En definitiva, postres de todo tipo. De esta forma, a medida que fue creciendo su pasión era tal que en sus cumpleaños o siempre que alguien le quería regalar algo en la celebración que fuese ella pedía cosas para hacer sus postres. Así, un día y sin que ella se lo pudiera imaginar en unos Reyes en casa de su tía María Teresa que vivía en Tolosa le llegó el juego de Choconova. “Cuando me lo regalaron era la persona más feliz del mundo y pude hacer mis primeros bombones”, recuerda Naiara.
Tras esto después de varios años comenzó con la repostería más creativa, a tener sus primeros contactos, pero no terminaba muy convencida con los resultados. Pese a todo no terminaba muy convencida con los resultados que conseguía y finalmente lo terminó abandonando.
Muchos años más tarde, en su etapa de crecimiento y posterior experiencia profesional, se fue alejando un poco de la repostería. Pero todo cambió en el momento que se quedó en el paro. En ese instante comenzó a ver día a día el programa ‘Chocolateando’ del cocinero David Pallàs en Canal Cocina. Así, día a día fue viendo el programa y tratando de aprender pero le parecía que las técnicas que utilizaban eran muy complicadas y le “daba mucho respeto”. Al poco tiempo su hijo Markel, su apoyo más incondicional junto al increíble paladar de su madre -“No hago nada sin que lo pruebe ella primero, tiene un paladar exagerado”, confiesa-, le regaló un libro de cocina llamado ‘Dulce’ las esferas de azúcar soplado y ahí fue donde comenzó a germinarse Txokosfera.
En el año 2017 Naiara Agirre empezó con la idea de empezar el proyecto. Ella tenía claro que lo más especial serían las esferas de chocolate pero desde ‘Gazte Enpresa’ le dijeron que tenía que testar con los clientes si lo que pensaba podía tener salida o quizá, podía ser una autentica locura inviable. Así, unas Navidades empezó a hacer sus primeras elaboraciones y consiguió que la tienda de Pamplona ‘Geltoki’ le dejase poner sus esferas. Tras esto parecía que no sucedía nada hasta que un día una clienta de allí le llamó diciéndola que quería varias pero personalizadas, una de orquídeas, otras de otra cosa totalmente diferente y así, hasta siete u ocho elaboraciones distintas.
En ese momento Naiara tuvo un golpe de realidad y se tuvo que enfrentar a la realidad de su negocio y a si sería capaz de satisfacer las necesidades de sus clientes en el futuro, aunque en ese momento lo que tenía que solucionar era la situación con aquella clienta. Ella, empezó a hacerlo pero por un lado no sabía pintar de una manera tan elaborada y por el otro sus obras, fuera parte de dar el golpe de color, eran de dibujos totalmente abstractos.
En ese momento, se acordó de Unai, pareja de su gran amiga Iriber. Le comentó lo que le pasaba y le propuso ya que él es pintor si se animaría con lo que tenía entre manos. No fue una decisión fácil de tomar pero no tenían nada que perder y por el contrario, tenían mucho que ganar. Unai empezó a hacerlo y poco a poco fue viendo que era capaz, que pese a la compleja elaboración conseguía resultados con los que se sentía muy orgulloso como artista. De esta manera, se empezó a forjar una relación de trabajo entre Naiara y él en Txokosfera más allá de la amistad.
Desde el primer momento Naiara Agirre supo que Txokosfera iba a estar en Leitza. Ella es de allí y no hay nada que le podría generar más orgullo que abrir el negocio en los bajos de la casa familiar donde nació, en ‘Errementanea’. “Las de Leitza somos de Leitza siempre, leitzarras leitzarras”, asegura Iera Agirre.
En cuanto a la apertura de Txokosfera es algo que la mayor de las hermanas no se planteó y no analizó si abrir en plena pandemia -abrió en octubre de 2020- le iba a venir bien o no. Ella estaba con todo avanzado y como dice, como cuando inicio el proyecto en 2017 la covid-19 no existía pues ella llegado el día de abrir abriría sin más miramientos. Y no le fue nada mal. Dice que igual porque la gente estando en casa se volvió más golosa o no se sabe por qué razón pero tuvo una acogida tremenda y no paro de hacer elaboraciones. “Los primeros cuatro o cinco meses no paré. Agradezco el apoyo de toda la gente que visitó la tienda”, afirma.
Además de las txokosferas únicas y especiales por el mensaje que tienen en su interior hay muchas más cosas. Podemos encontrar bombones, en forma de medias esferas de tres centímetros de diámetro y de colores, con 32 clases, diferentes texturas y gustos, con matices tan sorprendentes como pimiento de Ezpeleta, aceite ecológico de Falces, txakolí de Bizkaia o queso de Ossau-Iraty de Zuberoa. Dentro de los bombones podemos encontrar las colecciones ‘Maite ditut maite’ -ocho bombones que representan los siete territorios de Euskal Herria además de Leitza-, ‘Koloreak’ -bombones rosas, verdes, naranjas, morados, azul, amarillo, blanco y negro; una amplia paleta de colores y sabores- y ‘Mari’ -que está enfocada a los más pequeños y que a través de la diosa de la naturaleza Mari les propone un juego a través de los bombones que están dentro de unas cajas diseñadas con un mensaje. Además, en Txokosfera hay tabletas, piruletas, trufas, rocas, trozos de chocolate, bombones músicos... Y avisan que en 2022 seguirán innovando.
“Siempre me ha gustado el mundo de la repostería y recuerdo que desde que mi tía Cristi me enseñó a hacer rosquillas no he parado de hacer”
“El chocolate es algo que desde siempre me ha gustado mucho. Recuerdo que mi tía María Teresa me regaló el ‘Choconova’ y para mí fue alucinante”
“Cuando me quedé en paro empecé a seguir el programa ‘Chocolateando’, de Canal Cocina. Veía todo lo que hacía David Pallàs, pero me parecía difícil”
“La tienda está en ‘Errementanea’, en el bajo de la casa donde nací. Para mí estar ahí es todo un lujo y un orgullo”