2020 fue un año maldito en el que el mundo cambió. Pasaron muchas cosas en un periodo infausto que moldeó nuestra manera de vivir. La cultura sufrió, salió perdiendo. Aún no se ha recuperado del golpe que le ha dejado KO. Y algunos detalles imperceptibles del ecosistema cultural también cambiaron. Las tendencias que venían apuntando un escenario nuevo (la individualización del consumo, la normalización del soporte móvil) han pegado un estirón.

El Informe Anual del Libro Digital 2020 es rotundo en sus conclusiones: la lectura digital registró "datos muy positivos" que han llevado a "un crecimiento excepcional de las ventas de libros", así como al "tiempo que los lectores destinaron a la lectura en las plataformas de suscripción". Achacan esta evolución a lo apuntado al principio. El entretenimiento proporcionado por la lectura, y en particular la lectura digital, como "refugio, evasión y consuelo", ha sido clave en "un contexto de restricciones y confinamientos".

¿Quiere esto decir que en un futuro no muy lejano nos tendremos que despedir del papel? ¿El soporte físico ha perdido definitivamente la batalla? Si es así, ¿qué va a pasar con las librerías? ¿Terminarán sucumbiendo o, en el mejor de los casos, como les ha ocurrido a las tiendas de discos, se verán abocadas a reformular su contenido? No tan deprisa. Aunque es verdad que el ritmo del crecimiento del libro digital es imparable -los lectores han subido en todo el mundo un 37% con respecto a 2019-, la cuota digital sigue siendo relativamente baja.

en cifras

El 7,5% de las personas en el Estado leen exclusivamente en soportes digitales frente a una abrumadora mayoría que sigue prefiriendo el tacto y el olor del papel. Mike Shatzkin, un influyente editor norteamericano que dirige la empresa The Idea Logical Company, aporta un detalle importante: "Los libros impresos tienen una cierta presunción de legitimidad y prestigio. Con limitadas excepciones, los libros no "caducan" como otros medios impresos, por lo que, una vez publicados, pueden permanecer en el mercado durante mucho tiempo (y en la estantería de una biblioteca casi para siempre)".

Pero quizás el futuro pase por la alternancia físico/digital. Los nativos digitales y aquellos que han crecido rodeados de libros y revistas de papel tendrán que aparcar una discusión eterna.