Hace cuatro años dos hermanas quisieron cambiar de aires y decidieron probar en el mundo del tatuaje. Ellas son Eva y Pino Vicedo, dos donostiarras unidas, además de por su sangre, por ser unas apasionadas de dibujar y crear cosas a través de los trazos que diseñan gracias a la imaginación que poseen. La primera es arquitecta, mientras que la segunda ha probado todo tipo de profesiones, ya que ha sido alfarera, ceramista y todo aquello que nos podamos imaginar. Aun así, el sueño de ambas siempre fue dibujar y, por ello, llegaron a la conclusión de que podían prepararse en un curso de tatuajes en Donostia y quién sabe si en un futuro apostarían por abrir su propio estudio de tatuaje.
A modo de 'spoiler' diremos que les fue bien y toda la experiencia que empezaron a adquirir hace cuatro años se ha transformado en que a día de hoy tengan su propio estudio, Mara-Mara Tattoo, en Astigarraga. En definitiva, son dos mujeres que quieren abrirse camino en un mundo muchas veces masculinizado, tal y como nos explica Pino, y al mismo tiempo pelean por romper con todos los estereotipos establecidos. Abrieron a finales del año 2020, después de comprar el local a comienzos de ese mismo año y de pasarse varios meses adecentándolo como querían. A pesar de la pandemia aseguran que les está yendo muy bien.
La razón por la que estas dos donostiarras de nacimiento decidieron abrir en Astigarraga es porque buscaban un lugar tranquilo, pequeño y donde no existieran otros estudios. Por ello, de primeras descartaron Donosti, donde ya hay muchos estudios y buenos. Así, creyeron que lo ideal sería encontrar un lugar a caballo entre Ubieta, lugar de residencia de Eva, y Arano, donde vive Pino. Miraron, buscaron y finalmente encontraron el actual local de Mara-Mara Tattoo, en Astigarraga. Un sitio pequeño, muy luminoso gracias al ventanal que tiene y muy espacioso para poder trabajar cómodamente.
Tal y como nos explica Pino, desde el primer momento en el que vieron el local se enamoraron y como es sabido esa sensación única no se siente muchas veces, por lo que cuando llegó el momento de la decisión lo tuvieron claro. Además, en ese instante en el que también estaban pensando cómo se llamaría el estudio vieron que en la entrada había tres cerezos japoneses que cuando llegaron estaban completamente blancos. Por esa razón pensaron en llamar al estudio Mara-Mara, expresión usada en euskera para cuando está nevando.
Por último, destacaremos que en este estudio, donde el 80% de las clientas son mujeres, y el resto son hombres. Además, son de todas las edades, aseguran. "Lo mismo viene gente joven como mayor. No les da miedo acercarse porque nos ven a través de la cristalera y entran", advierten.
Antes del covid ya tatuaban con mascarilla, así como con uniforme. Aun así, esperan que una vez pase todo esta práctica se siga realizando en todos los estudios, aunque como dicen, en sus manos está hacerlo ellas, por lo que aseguran que así seguirán haciéndolo. La salud y la protección de los clientes siempre prima sobre el tatuaje, destacan.
la reconstrucción
Las hermanas Vicedo tienen la suerte de no coincidir al 100% en lo que a especialización de estilo se refiere. Por un lado está Eva, que tiene un estilo más lineal y con mucho color, y por el otro está Pino, apasionada del realismo en blanco y negro. De esta manera, no tienen peleas a la hora de quedarse con los clientes y así, consiguen repartirse bien el trabajo, aunque no tienen problema en salirse de su estilo, ya que si conectan con el cliente y saben lo que quiere está claro quién lo hará.
Aun así, recalcan que ambas están con el cliente desde el principio hasta el final y que durante todo el camino no cambian de manos. Esto es porque la implicación personal que logran es única. En este sentido reconocen que han llegado a emocionarse una vez han finalizado un tatuaje, por las razones o la historia de por qué quieren hacerse ese tatuaje sus clientes.
Por otro lado, Pino tiene un objetivo y no es otro que especializarse en la reconstrucción. Es algo que le apetece mucho. Quiere ayudar mediante el tatuaje a decorar con arte cualquier tipo de mastectomía, operación o cicatriz a causa de la extirpación de un pecho o de los dos a causa de un cáncer de mama. "Me gustaría ayudar a estas mujeres y hacer unos tatuajes bonitos de una experiencia tan dolorosa. Hacer algo artístico con la aureola del pezón o disimular las cicatrices que queden, pero para ello creo que hay que tener mucha experiencia y todavía necesito algo más de tiempo, así que tengo claro que me gustaría especializarme en ello", confiesa Pino Vicedo.
anécdotas en mara-mara tattoo
En menos de un año a Mara-Mara Tattoo han acudido todo tipo de clientas y como dicen, de todas las edades. Insisten en ello, ya que en su memoria destacan casos de señoras mayores que han ido a hacerse un tatuaje "para chulear con las amigas".
Recuerdan una vez que una amona fue a hacerse un tatuaje con su nieta. Tal y como cuenta Pino, la mujer empezó a interesarse después de que supiera que su nieta iba a hacerse uno. Entonces, sin pensarlo dos veces decidió acompañarla y así fue como se tatuó el mismo dibujo que su nieta, una amapola. De esta forma, aseguran, no hay edad para hacerse un tatuaje.