Navarra orográficamente ofrece en todo su territorio un sinfín de posibilidades para sus visitantes y el norte tiene una mística especial que atrapa a todo aquel que quiere perderse o alejarse del mundo tan ajetreado que vivimos para salir, aunque sea por un momento, de la rutina en la que estamos inmersos cada día. En esta ocasión, hablaremos en primer lugar del valle de Aezkoa y más adelante profundizaremos en una de sus zonas, la selva de Irati. Destacar que, ese lugar en concreto, situado entre Orbaizeta y Otsagabia, en la zona nordeste de Navarra, y que además de al valle de Aezkoa también pertenece al valle de Salazar, ha sido el lugar que los protagonistas de este número de IN, los pamplonicas Iñaki Celaya y Marina Otazu, eligieron hace casi dos años para abrir, el pasado mes de junio, su proyecto de Irati Barnean. "Antes de decantarnos por este sitio miramos muchos más, ya que pensamos en desarrollar este proyecto a largo plazo. Aun así, un día fuimos a la Selva de Irati y, tras enseñarnos la zona en la que podríamos construir nuestro proyecto, al volver al coche nos miramos y casi sin mediar palabra supimos que no podíamos perder esa oportunidad, así que nos lanzamos a comprar el terreno para crear Irati Barnean", confiesan ambos.
El valle de Aezkoa tiene una superficie de 198km² y está situado en la Merindad Sanguesa, así como en la comarca de Auñamendi. El valle, en toda su extensión antes mencionada, está compuesta por los siguiente nueve municipios: Abaurregaina-Abaurrea alta, Abaurrepea-Abaurrea baja, Aria, Aribe, Garaioa, Garralda, Orbaizeta, Orbara e Hiriberri-Villanueva de Aezkoa.
Los municipios mencionados no son muy grandes y las viviendas que podemos encontrar son las que en la zona son típicas casas de los Pirineos. Tienen paredes de piedra escalada y tejado pronunciados. Por otro lado, en los orígenes del valle la ganadería tuvo un gran peso, aunque hoy día no es ni comparable con lo que fue en su momento. Antiguamente, era muy habitual ver a multitud de rebaños de ovejas recorriendo la cañada hasta la Ribera de Navarra. Eso sí, esto sucedía antes del invierno, ya que en esta época del año no es recomendable ir, si eres visitante, y es más que recomendable estar protegido, en caso de que el valle de Aezkoa sea tu alojamiento habitual.
Con mucha historia
Habría que remontarse al final del Paleolítico, hace 10.000 años, para encontrar los primeros restos de actividad o vida en el valle, concretamente en Zatoia. Por otro lado, yendo un poco más al presente, en el siglo XIX se terminó de trabajar el hierro, esto se sabe por los restos encontrado en Azpegi. Se cree, por tanto, que conocieron la metalurgia. Además de esto, de la época romana existen restos en la calzadas y todavía hoy en día están siendo objeto de estudio para distintos profesionales en la materia.
Para encontrar el origen del valle de Aezkoa, tal y como lo conocemos hoy en día con su distribución en los municipios antes mencionados, habría que remontarse a la Edad Media. Los libros de historia indican que los ciudadanos de Aezkoa, lo aezconos, participaron en la batalla de Roncesvalles en el año 778 -tuvo lugar el 15 de agosto de 778, posiblemente en Valcarlos, en las proximidades del desfiladero de Roncesvalles del Pirineo navarro, en la que la retaguardia del ejército de Carlomagno mandada por Roldán fue diezmada en una emboscada efectuada por vascones, como tesis más probable-.
Aun así, esta no fue la única batalla en la que participaron los miembros del valle, ya que también lo hicieron en la de Navas de Tolosa en 1212. Este acontecimiento, en el cual vencieron, conllevó a una mejora de los Fueros del valle de Aezkoa.
En el siglo XVIII, concretamente entre 1774 y 1775, tuvo lugar una de las mayores epidemias de ganado que se recuerda en la zona. Murieron más del 90% de ellas y esto cambió la vida de muchas personas en el valle. En esta misma época, pero entre 1793 y 1795, tuvo lugar la guerra de la Convención y como consecuencia quedaron destruidos la gran mayoría de los municipios. El siglo XIX no concedió ninguna tregua a los navarros, ya que en este siglo tuvieron lugar todas las guerras Carlistas entre 1833 y 1876.
Por último, en lo que a la historia del valle se refiere, destacar que al comienzo del siglo XX se empezó a dar una emigración imparable hasta hoy en día debido a la pérdida económica del sector agrario. Esto provocó que se disminuyera la población a 1.000 habitantes y hoy en día no hay más de 873 personas.
Un enclave de leyenda
Tanto el valle de Aezkoa como el de Salazar, que se encuentra al lado, tienen multitud de historias sobre acontecimientos que han sucedido allí. Para algunos no son más que historias fantasiosas, para otros son leyendas que puede que sucedieron o no, mientras que otros creen al 100% que sucedieron. Sea lo que sea contaremos dos leyendas que sucedieron en el valle y que no hacen más que incrementar el atractivo de Aezkoa a los turistas que visitan esta zona del nordeste de Navarra.
La primera de las historias es quizá una de las más especiales. Hablamos del hombre oso Unai. Un día, tal y como cuenta la leyenda, una mujer joven que iba por la zona de Mendibe camino a Otsagabia y al pasar por la selva de Irati fue raptada por un oso que la llevó a su cueva. De la relación de ambos nació un hijo y la madre cuando este cumplió seis años consiguieron escapar. Al principio en el pueblo no aceptaron bien al niño, ya que era muy feo, mitad oso y mitad humano. Con los años sí lo hicieron y se convirtió, debido a su fuerza, en el mejor pastor de vacas de todo el valle.
Por último, mencionaremos tres seres misteriosos que se dice que siguen existiendo. Hablamos de la serpiente de 7 cabezas o 'Zazpi buruko sugea' y el duende de la noche o 'Gaueko', que se dedican a raptar a las mujeres para llevarlas a su cueva de Xiximurru. El último son los duendes hacendosos llamados 'Bokatsalariak' que se dedican a lavar de noche.
Al descubierto
Uno de los mayores atractivos de todo el valle de Aezkoa es la selva o bosque de Irati. Está compuesto por 17.000 hectáreas de valle y pertenecen tanto a Salazar como a Aezkoa. Además tiene el honor de ser una de las manchas forestales más grandes y mejor conservadas de Europa.
En términos técnicos estamos hablando de una cuenca cerrada por montañas situada al nordeste de Navarra. Tiene un embalse que lo convierte en un paraíso, ya que surge como una pequeña isla de cristal en medio del valle. Tal y como hemos dicho antes es una de las grandes zonas forestales mejor conservadas de todo Europa y no cabe duda de que esto lo convierte en un grandísimo atractivo para sus visitantes, que deciden ir a la zona a realizar multitud de excursiones en bici, a pie o por el agua en bote.
Una vez allí el podemos ver que hay multitud de arroyos. Esto se debe a que esta zona pirenaica tiene un alto índice de lluvias. En cuanto al interior de Irati es difícil de definir con una palabra, ya que la frondosidad de sus árboles crean muchos rincones escondidos. Este tipo de orografía y unida a la especial climatología creada tras la majestuosidad de los árboles hace posible que haya una gran variedad de animales o plantas como el Hayedo Abetal que se lo encontremos en esa zona. Por destacar algún animal podemos encontrar gatos monteses, corzos, ciervos, zorros, musaraña, ardillas, topillo rojo, lirón gris o los jabalíes.
En definitiva, la selva de Irati es un verdadero paraíso para conocer o descubrir caminando. Eso sí, hay que saber elegir cuándo ir, ya que en invierno suelen estar cortados todos los accesos en las temporadas de nieve y no suelen ser pocos días. Destacar también y como recomendación para los visitantes que en otoño es un lugar privilegiado para poder escuchar la berrea de los ciervos macho. Además de que en otoño todo el bosque de Irati está en su mejor momento de esplendor.
Para qué se ha usado Irati
Históricamente la selva de Irati ha sido una zona litigiosa debido a su posición geográfica. Por ser más exactos y por citar alguna de las peleas históricas nos remontaremos al siglo XVIII, época en la que España y Francia comienza un gran auge por la construcción de navíos. En ese momento la Marina Real obtuvo el derecho de extraer árboles del valle debido a la calidad que se intuía. Lo que querían para construir sus barcos en la guerra contra los ingleses.
Para bajar los materiales y transportarlos tenían que llevarlos por el río, pero el caudal no era muy boyante. Así que decidieron construir numerosas eclusas a su paso, serrerías, talleres y hasta un cuartel de defensa de los materiales adquiridos en las que hoy día se conocen como Casas de Irati o Casas del Rey.
Por último, no podemos terminar de hablar de la selva de Irati sin mencionar la leyenda de Basajaun, un hombre de altísima estatura, larguísimo cabello, fuerza nunca antes vista, que camina muy recto, muy ágil y que siempre lleva un palo en su mano. Todo aquel que visite la selva se puede cruzar con él dentro del silencio o la soledad interrumpida con crujidos de Irati. Eso sí, en caso de que Basajaun te encuentre o te llame no trates nunca de escapar y no pienses en enfrentarte a tal ser. Solo podrás salvar tu vida de una manera y no será otra que obedeciendo sus órdenes al pie de la letra. En caso de que sepas mantener la calma podrás revertir la situación, ya que una vez calmado se convertirá en tu mejor guía por el valle de Irati. Sin duda, una bonita historia para terminar de hablar de este paraíso de Navarra.