Han tenido un verano movidito. Y con todo tipo de estímulos: de tocar al mediodía en Andoaingo Rock Jaialdia (6 de junio), frente a una audiencia reducida pero entusiasta, al baño de masas en el escenario de la Flamenka de Donostiako Piratak del pasado 14 de agosto. Marte Lasarte ha encajado como un guante en la nueva escena musical vasca gracias a una propuesta fresquísima, acorde al ecléctico lenguaje sonoro actual y que, francamente, resulta imposible de encasillar. El grupo donostiarra, que se formó de las cenizas de Skakeitan a finales de 2023, una banda que durante tres lustros gozó de un notable éxito en Euskal Herria, lanzó el año pasado su álbum de debut (Ez da besterik, Balaunka). Borja Antón y Pello Armendáriz arrancaron el proyecto como dúo, pero en el camino han reclutado a Lore Nekane Billelabeitia (Belako) y Alex Alonso (Skakeitan, ETS, Tierra Santa, Gari…), completando así la formación definitiva de una banda especial en la que la libertad creativa es su fuerza motriz. 

¿Qué ha sido lo mejor de este verano de festivales y fiestas? 

-Pello Armendáriz: Lo primero, el ambiente que hemos tenido con el equipo de trabajo. Hay que decir que echamos muchas horas entre carretera, pruebas de sonido, esperas y demás. El concierto suele ser una quinta parte de lo que pasa durante toda la jornada y es épico poder estar tan a gusto entre palique y risas. Además, hemos podido tocar en EHZ, que ha sido uno de los bolos que más he disfrutado junto a las fiestas de Sani en Bilbo. De todas maneras, la guinda se la ha llevado el concierto de Donostiako Piratak en el puerto por todo lo que supone el espacio, la gente que nos ha acompañado y la respuesta que hemos tenido.

¿Marte Lasarte es una banda en construcción? Primero se formó como un dúo y ya después se ha completado a modo de cuarteto. 

-P.A.: Sí, en el inicio fuimos Borja y yo, pero teníamos el runrún de que, mientras debatíamos en qué formato tocar, molaría tener una banda con una formación más clásica de batería, guitarra y bajo.

Borja Antón: Hemos ido presentando la formación como ha ido surgiendo. Cuando arrancamos con el proyecto, realmente no había una banda como la que hay ahora, por eso decíamos que éramos un dúo. Posteriormente, cuando Alex y Lore se unieron (un lujo, por cierto), nos presentamos como lo que es ahora, una banda.

DE LASARTE-ORIA... A MARTE LASARTE

Independiente desde hace tres décadas, Lasarte-Oria ha sido históricamente un territorio disputado por varias localidades vecinas (formó parte de San Sebastián y fue un barrio de Hernani). Este municipio guipuzcoano, ubicado a pocos kilómetros de Donostia entre las cuencas del río Urumea y Oria, es el de mayor densidad de Gipuzkoa (cerca de 18.000 habitantes viven en apenas 5,40 kilómetros cuadrados). Las fuertes oleadas migratorias de los años 60 quintuplicaron su población y, en la última década, ha servido de refugio de muchos jóvenes donostiarras que, ahogados por el precio del alquiler, buscan precios más asequibles en la periferia. 

Pello Armendáriz vivió una temporada en Lasarte, “después de que se disolviera el piso que compartía con unos amigos en Donostia”. Al principio, confiesa el músico, Marte Lasarte iba a ser simplemente el título de una canción que evocaba aquellos días que pasó en el pueblo, los viajes en Euskotren desde el local de ensayo de Amara, el significado del arte y la constatación de que vivir en San Sebastián “empezaba a ser imposible para la mayoría”. La combinación de palabras cuajó y también pasó a convertirse en el definitivo nombre del grupo. 

Imagen de los miembros del grupo. Instagram: @marte.lasarte

¿Qué queda de la etapa anterior en Skakeitan? ¿La frescura? ¿El dinamismo? ¿Las ganas de bailar y disfrutar? 

-P.A.: Diría que una parte tiene que quedar de facto, porque Borja y yo ya hacíamos canciones juntos en aquella época. De todas formas, no éramos los únicos en producir y aquí sí que todo lo hemos consensuado entre los dos con la coproducción de Jon Badiola. A esto yo le añadiría que el contexto no es el mismo que en 2020; la escena ha cambiado una barbaridad y la cuestión era cómo íbamos a enfocar los bocetos que teníamos y cómo los íbamos a interpretar. De ahí sí creo que ha salido algo fresco y dinámico.

¿Qué aprendieron de Alcalá Norte, punta de lanza del nuevo indie estatal, en la minigira que realizaron conjuntamente entre finales del año pasado y principios de este? 

-B.A.: De esa época solo podemos agradecer la oportunidad de tener un comienzo de gira tan apoteósico con un segundo concierto como grupo en Madrid, con el Teatro Eslava lleno, al igual que el resto de salas.

"No somos mainstream ni en lo que contamos ni en la manera en que grabamos y tocamos”

¿También se consideran un grupo indie o alternativo en el sentido en el que tienen libertad creativa y hacen lo que les mueve por dentro sin pensar en el éxito comercial? 

-P.A.: Si indie viene de independiente, lo veo un poco así. Es verdad que tenemos un componente bastante pop, pero no es mainstream ni en lo que contamos ni en la manera en que lo grabamos y tocamos. 

Hacen pop, electrónica, punk, meten autotune… ¿Colocar tantos ingredientes en la misma olla no puede convertirse, dependiendo el caso, en un plato indigesto? 

-P.A.: Desde luego que hay que tener cuidado, pero, menos mal, que en un menú haya más de un plato, ¿no? La verdad es que en mi caso vengo de escuchar muchísimo a bandas muy eclécticas como Gorillaz, The Clash y, más de hoy en día, Turnstile, por ejemplo. Nos gusta mezclar, pero creando un equilibrio entre sensaciones duales: crudeza-alivio, luz-oscuridad, velocidad-parar. Creo que eso hace que el repertorio sea mucho más completo y menos aburrido. Además, si te fijas, hay bandas que están encasilladísimas en un estilo concreto, pero que luego meten mucho contenido de otros géneros. Bad Nerves, por ejemplo, es una banda de punk-rock haciendo melodías poperas. Me encanta.

Igual es cosa mía, pero el comienzo del tema Marte Lasarte es muy Mr. Brightside de The Killers. 

-B.A.: No creo que sea una influencia directa para nosotros, o al menos para mí. Pero al escucharla, entiendo lo que dices.

La parte visual y estética tiene mucho peso en el grupo. ¿Tanto colorido y los toques cómic o pop art vienen a acompañar o realzar la propuesta lúdica y divertida del grupo?  

-B.A.: En la propuesta visual del grupo ha tenido mucha influencia el diseñador Jabier Rodríguez, una persona con la que hemos conectado tanto a nivel artístico como personal, y que se ha encargado de traducir nuestra música al plano estético y visual desde los inicios. Nos encantan sus diseños y, sí, creemos que acompañan perfectamente nuestra propuesta.

"Desde 2020 la escena musical vasca ha cambiado una barbaridad"

En las letras se habla de cuestiones cotidianas y se cuelan bastantes referencias a Donostia. ¿La ciudad antes molaba más o es solo nostalgia? 

-P.A.: Eran temas que los iba escribiendo a veces cuando iba en tren a Lasarte. Siempre me ha gustado que las canciones describan algo real, que cuenten lo que ocurre. Hay parte de nostalgia, obviamente, pero es que la ciudad ha decaído muchísimo. Nuestros recuerdos muchas veces suelen estar ligados a ciertos espacios, pero cuando los derrumban o se convierten en un local de fish & chips con letrero anglosajón en zonas que tenían muchísima identidad, se te queda una sensación de desplazado o ajeno y ya no te importa tanto si antes molaba o no molaba; simplemente, ha dejado de ser y ahora es para otros.

¿Qué ha ganado la escena musical en Euskal Herria en comparación a los tiempos de Skakeitan? 

-B.A.: Determinar qué ha ganado la escena es complicado, ya que lo que es mejor o peor en un asunto tan subjetivo es muy personal. Evidentemente, ha evolucionado mucho desde los inicios de Skakeitan, pero es que durante aquellos años también hubo muchos cambios… ¡Y menos mal! Eso es síntoma de que está viva. Creo que esos cambios son lógicos y necesarios. Las nuevas generaciones traen nuevas influencias y eso siempre enriquece, aunque no le guste a todo el mundo. Lo que sí noto es un bum de nuevas propuestas, artistas y grupos. Antes sacar un proyecto adelante era más costoso en muchos sentidos (sobre todo, económicamente), mientras que hoy la creación musical se ha vuelto más accesible. Y eso es algo bueno.