Yolanda Alzola, junto a otra docena de rostros ilustres de Euskal Herria, conforma el imaginario cultural de toda una generación de vascos y vascas. Puede defender con orgullo esa exclusiva etiqueta que solo logran aquellos a quienes se les considera de casa, como de la familia. Y ella, tras más de veinte años asomándose con naturalidad, cercanía y cariño a la pequeña pantalla, ha logrado dicho distintivo. Y eso que en la vida de esta inquieta duranguesa, nacida el 3 de noviembre de 1970 (ahora luce 52 espléndidos veranos), la televisión no formaba (en principio) parte del destino. Porque Alzola, enamorada desde txiki de la pintura, decidió estudiar Bellas Artes. Una disciplina para cuya elección, seguro, pesó mucho su propia historia familiar: su padre, su abuelo y su bisabuelo “fueron carpinteros”. Y, además, en su memoria personal siempre han permanecido muy activos los recuerdos de la cantidad de horas que sus padres pasaban “en el caserío creando o arreglando muebles, estancias...”.
Pero el sino de Yolanda cambió de manera radical el día en el que visualizó en un periódico el anuncio de un casting. Eran principios de los 90, ella ya se estaba formando en la Universidad del País Vasco, y la televisión necesitaba de nuevos rostros. “Sin muchas más pretensiones, fui en tren a Donostia a hacerlo, y de paso visité a una de mis grandes amigas”, rememora. ¡Y bingo! Pocos meses después, Yolanda Alzola ya estaba presentando en ETB-1, el primer canal de Euskal Telebista. Baietz barrez lehertu, un novedoso e innovador formato sobre videojuegos, fue su primer programa. Después llegaron otros muchos proyectos, que la joven estudiante artística pudo compaginar “sin complicaciones” durante sus años universitarios. Esos que, cuando terminaron, le llevaron a Madrid para centrarse en el ámbito publicitario. “Estuve trabajando muchísimo para una agencia, con cantidad de contrataciones. Recuerdo que a Mar Saura le daban los anuncios más glamourosos, y a mí los spots más caseros, más sencillos”, detalla la presentadora. “De aquella época, todavía muchas personas recuerdan un anuncio que hice para Ausonia y que fue todo un boom”, añade.
“Me acuerdo de mi querido amigo Txetxu Ugalde todos los días”
Fue la antesala de su regreso a ETB. Porque entre spot y spot, la entonces directiva de la televisión pública vasca le llamó para una prueba junto al inolvidable periodista deportivo Txetxu Ugalde. Y así, con la fusión de estas personalidades tan distintas, pero totalmente complementarias, nació uno de los programas más recordados: Lo que faltaba. “No sé a quién se le ocurrió juntarnos a ambos, pero la magia, esa chispa tan necesaria en la televisión, saltó de inmediato entre Txetxu y yo”. Y razón no le falta a Alzola. Porque siete temporadas duró este mítico programa de entretenimiento. Un éxito incontestable que hizo que las teles estatales, concretamente Antena 3 Televisión, también se fijaran en el trabajo de Yolanda. Por ello, durante un verano presentó Sabor a verano (sustituyendo a Ana Rosa Quintana), e incluso acompañó a Pedro Piqueras en las nuevas mañanas del canal ubicado en San Sebastián de los Reyes.
Pero tras estas “inolvidables aventuras”, Yolanda regresó a Euskadi, y a su Lo que faltaba junto a Txetxu (”me acuerdo de él todos los días”, explica). Hasta que el programa se canceló en marzo de 2004. Después, ya saben, su trayectoria profesional ha estado ligada durante 16 años (que se dicen pronto) al equipo de Bricomanía, formato en el que (en su variante Decogarden) ha elaborado miles de trabajos de bricolaje para Telecinco, Antena 3, Nova... y ha visitado “la mitad de la casas de Gipuzkoa”. “No te puedo decir en cuántos hogares gipuzkoanos he estado grabando. Pero echando cuentas... ¡pueden ser más de 500!”, enumera entre risas Yolanda. Siempre haciendo gala de esa entrañable, cariñosa y divertida cercanía que desde esta temporada también practica en el magazine de tarde Nos echamos a la calle (ETB-2), en el que colabora en la actualidad. “La televisión tiene que ser sincera y próxima, muy próxima”, defiende Alzola. Dos adjetivos que a ella le vienen como anillo al dedo. Por ello, quienes le seguimos desde hace años decimos que “es de casa”, como “de la familia”.
Perfil digital
Millones de reproducciones en YouTube... Aunque en sus perfiles de redes sociales no suma grandes cifras de followers (casi 1.200 seguidores/as en Twitter, y poco más de 1.600 en Instagram), lo cierto es que sus decenas (y variados) vídeos de bricolaje y manualidades acumulan miles de visualizaciones en YouTube. Incluso más de un millón si contabilizamos sus audiovisuales más exitosos. Además de la cantidad de clips del programa Decogarden que circulan por la videoteca más famosa del mundo, hay que añadir las numerosas colaboraciones que Yolanda Alzola ha desarrollado estos últimos 16 años con firmas tan famosas como Ikea, Leroy Merlín o Cortinadecor.
‘Lady bricolaje’, “familiar”, y madre de tres hijos
Muy poco tiempo después de finalizar su etapa en Lo que faltaba, Yolanda Alzola se quedó embarazada. Ahora, casi 20 años después de aquel periodo televisivo, es madre de tres hijos (de 18, 14 y 12 años de edad). “Son mi debilidad”, afirma con cierto sonrojo. Duranguesa de toda la vida, se considera “muy familiar”, y no puede estar más orgullosa de su “origen baserritarra”. De hecho, cuando estalla el verano, los Alzola todavía se siguen trasladando para mantenerse “frescos” al baserri que la familia posee en la preciosa localidad de Mendata. Un pueblo “chiquitín y rural” en la reserva del Urdaibai.