No es tarea sencilla mantenerse arbitrando a primer nivel durante tantos años. Todavía más complicado es llegar a pitar en seis Juegos Olímpicos, una cifra que es el sueño de muchos y a la que, sin embargo, muy pocos llegan. Juanma Uruñuela, vitoriano con ascendencia riojana, es uno de los pocos que marcan la excepción.

El colegiado estuvo presente en las citas olímpicas de Barcelona 1992, Atenas 2004, Pekín 2008, Londres 2012, Río de Janeiro 2016 y Tokio 2021, donde se despidió del máximo nivel internacional arbitrando la final de baloncesto en sillas de ruedas entre la anfitriona, Japón, y Estados Unidos.

El 17 de junio de 2025, el incombustible colegiado colgó el silbato

“Al finalizar el partido todos me despidieron entre aplausos. Desde que salí del parqué, al atravesar el túnel y hasta llegar al vestuario todo fue un pasillo lleno de halagos y aplausos. Este reconocimiento es algo muy difícil de lograr y es con ello con lo que me quedo”, rememora.

Despedida de las canchas

El pasado 17 de junio, el incombustible colegiado alavés decidió poner punto y final a su trayectoria profesional, al menos dentro de las canchas, ya que fuera de ellas sigue ligado al arbitraje transmitiendo su experiencia a las nuevas generaciones.

“Tenía 13 años, arbitré con unos vaqueros y unos zapatos. No tenía ropa deportiva ni nada parecido. El partido se jugaba en el gimnasio, de estos antiguos donde las canastas estaban en los laterales y apenas había espacio”

Por su gran trayectoria, con más de 45 temporadas a sus espaldas, DIARIO NOTICIAS DE ÁLAVA ha querido galardonarle en los Premios Álava + Sariak en la categoría +Legado con el patrocinio de Iberdrola.

Juanma Uruñuela DNA

La historia que comenzó en su día con un partido en el colegio Luis Dorao se ve ahora recompensada con este premio. No obstante, el mayor trofeo que se lleva es el hecho de haber logrado el respeto de tanta gente en el mundo del arbitraje.

“El respeto es sin duda algo muy difícil de conseguir. Si yo he conseguido tener tanto será porque algo habré hecho bien”, señala el colegiado. Y es que, más allá de los resultados y de ver quién gane o pierda, el árbitro cree que lo más importante dentro del baloncesto, y del deporte en general, es el hecho de inculcar los valores que hagan de los recintos deportivos “un lugar agradable”.

Comenzó a arbitrar en los colegios, sin ropa deportiva y con tan solo 13 años

Antes de llegar a arbitrar sus primeros Juegos Olímpicos en Barcelona en 1992, Juanma Uruñuela comenzó en los recintos escolares de la forma más humilde posible: Pío Baroja, San Viator, etcétera. Así recuerda su primer partido en el colegio Luis Dorao: “Tenía 13 años, arbitré con unos vaqueros y unos zapatos. No tenía ropa deportiva ni nada parecido. El partido se jugaba en el gimnasio, de estos antiguos donde las canastas estaban en los laterales y apenas había espacio”.

De toda su etapa olímpica, el colegiado habla de Tokio como los juegos “más especiales” de todos.

“Sobre Barcelona, pues fui con mi mujer con 25 años y pues en ese momento uno no es consciente de lo que está viviendo. Lo disfrutamos pero no me enteré de mucho. Luego Atenas es que tiene la Acrópolis, es impresionante. En China fui vestido de blusa a la Gran Muralla. Londres me sorprendió mucho. Sus medios económicos no eran grandes, pero eran muy imaginativos. Río, pues eso, es una fiesta total. Y Tokio fueron, en plena pandemia, los últimos y los más especiales”, repasa.

Esta dilatada trayectoria se cerró en junio al máximo nivel nacional arbitrando la final de la Superliga de España de baloncesto en silla de ruedas. El broche de oro a un gran legado.