El aceite es uno de los ingredientes que más utilizamos a diario en la cocina, siendo el de girasol y el de oliva los más habituales. Cada uno de ellos tiene su función y los utilizamos tanto para freír o elaborar apetitosos platos, como para componer sabrosas ensaladas o degustarlo simplemente en una rica tostada con jamón.

A lo largo del año consumes muchos litros de aceite y, en un momento en el que su precio en el súper está por las nubes, lo último que te puedes permitir es desperdiciarlo. Los fabricantes dejan en las botellas de plástico una abertura demasiado grande, lo que suele hacer que nos resulte complicado echar la cantidad justa y necesaria.

Pues bien, aunque nunca hallamos reparado en ello, la propia botella, no se sabe si de forma premeditada o accidental, nos ofrece una ingeniosa solución a este problema. Se trata de la anilla abrefácil que está debajo del tapón y que, nada más abrir la botella, en cuestión de segundos, termina en la basura.

Distintos usuarios de redes sociales nos demuestran que, si sabemos cómo utilizarla, puede servirnos de gran ayuda convertida en un útil dosificador.

Botellas de aceite de oliva cerradas. Freepik

Tras extraer la anilla y, eso sí, verificar que la boca de la botella es la adecuada para hacerlo, dale la vuelta esa pieza circular y plana y vuelve a introducirla al revés presionando sobre ella. Debe quedar perfectamente encajada en la parte superior del cuello de la botella tapando por completo la boca. Sabremos que el dosificador está en su sitio cuando escuchemos un clic.

Si colocas bien esta pieza de plástico, el aceite, en vez de caer a borbotones, saldrá en forma de pequeño chorro para no desperdiciar ni una sola gota a la hora de utilizarlo.

Procura no presionar demasiado fuerte, ya que si no la anilla puede terminar en el fondo de la botella y de poco te servirá este genial truco.

Las otras funciones de esta lengüeta son ayudar a proteger y alargar la vida del aceite, garantizar el perfecto estado del producto y actuar como precinto de garantía para certificar que la botella nunca antes ha sido abierta.

Consejos de conservación


Al tratarse de un producto fresco, el aceite de oliva debemos consumirlo antes de que se degrade. No caduca, es decir, si lo consumimos pasado un tiempo, no dañará nuestra salud, pero perderá su olor, su sabor y gran parte de sus nutrientes.

Lo ideal es consumirlo antes de un año, pero podemos alargar su vida si sabemos cómo cuidarlo. Debemos tener en cuenta la temperatura (hay que guardarlo más o menos a 17 grados y nunca en el frigorífico), la luz (en un lugar oscuro) y el aire (el envase debe estar siempre bien cerrado).