La historia de Constantino ha demostrado dar mucho de sí. El profesor de historia Carlos de Miguel, autor del pódcast 'El ocaso de Roma', vuelve a narrar su historia, en esta ocasión centrada en su juventud, en el libro 'El joven Constantino'. ¿Preparados para este viaje al año 289 después de Cristo?

¿Recomienda haber leído 'El ocaso de Roma' para conocer el contexto de la historia de Constantino?

Es recomendable pero no es necesario. Se puede abordar la lectura de la segunda parte sin haber leído la primera sin ningún problema. Pasan cuatro años entre la primera y la segunda, y son dos historias independientes, aunque el personaje es el mismo.

En los últimos años se está popularizando el Imperio Romano, hasta el punto de que se hizo viral la pregunta de cuántas veces al día se piensa en él. ¿Hizo usted también introspección a ese respecto?

(Risas). Sí. De hecho, un día que estaba de broma con unos amigos en Instagram puse esa frase, porque había un estudio que decía que la gente que pensaba mucho en el Imperio Romano pensaba en el sexo. Yo dije: “Dios mío, ahora me doy cuenta de muchísimas cosas” (risas). Era una especie de chiste, de chascarrillo. Hay muchos memes al respecto, pero creo que viene a decir un poco todo lo que se ha puesto de moda. Muchos hombres la mayoría de las veces piensan inconscientemente en esos temas, y el Imperio Romano, como está tan de moda, lo han puesto un poco en el mismo nivel.

"Los griegos eran mucho más carcas que los romanos”

Carlos de Miguel - Escritor

En este libro nos ofrece curiosidades como cuando se dice que la miel no es buena en el embarazo. ¿Cómo han llegado informaciones tan detalladas hasta nuestros días? Por ejemplo de los vikingos no hemos recibido demasiada información. Con los romanos fue diferente, ¿verdad?

Sin duda, puesto que hay muchísimos testimonios que nos hablan de la vida cotidiana de los romanos. Ya no tanto los historiadores o cronistas serios, que se centraban sobre todo en temas que tenían que ver con la política, con el gobierno, la guerra... Tenemos muchas obras de teatro, literatura, poesía..., y en este tipo de manifestaciones literarias sí que se habla mucho de la vida cotidiana, de las relaciones entre las personas. Y luego, respecto a temas como ese de la miel en el embarazo y demás, son temas propios de la sabiduría popular. Estoy seguro de que nuestras abuelas también sabían esas cosas y seguramente no lo habían leído en ningún lado. Seguramente se lo habría dicho a su vez su madre, la madre de su madre... En el Imperio Romano era igual. Esta sabiduría popular se remonta a siglos, con lo que utilizando un poco la sabiduría popular y este tipo de fuentes que hablan de la vida cotidiana he podido reconstruir un poco cómo pudo ser ese momento. 

Portad del libro 'El joven Constantino'

Portad del libro 'El joven Constantino' Espasa

También había supersticiones. ¿Cuál es la que más le ha sorprendido de todas ellas?

Hay muchas. Pero en general los romanos eran gente muy supersticiosa. También es cierto que no conocían tanto el mundo como lo conocemos nosotros ahora. Nosotros podemos explicar los fenómenos naturales gracias a la ciencia, pero ellos no tenían acceso a esa ciencia, ni a Internet, ni a ningún tipo de datos como nosotros conocemos. Entonces, se dejaban llevar mucho por la superstición. El tema de tocar madera que nosotros hacemos ahora ellos ya lo utilizaban, o no vestir determinados colores en determinados días. 

"Las nueces, el arroz (que no existía en el Imperio Romano), se pueden asociar a lo mismo: buena fortuna, prosperidad económica al matrimonio, y no hay mejor manera de expresarlo que con los alimentos"

Carlos de Miguel - Escritor

También tirar nueces para atraer la buena suerte cuando se casaban los novios. ¿Pudo ser el precursor de lanzar arroz?

Sí. De hecho, el tema de las nueces, al igual que todo este tipo de supersticiones o pequeños rituales asociados a la buena fortuna que se supone que debe ocurrir en bautizos o bodas, siempre están vinculados con la prosperidad. Las nueces, el arroz (que no existía en el Imperio Romano), se pueden asociar a lo mismo: buena fortuna, prosperidad económica al matrimonio, y no hay mejor manera de expresarlo que con los alimentos. 

Esto da más forma si cabe a una novela que son tres historias entrelazadas: la de la madre, el padre y el hijo (Constantino). ¿Cuál ha sido la más interesante para usted?

La de Constantino, sin duda, puesto que en la primera novela tiene menos protagonismo porque era un niño, y ahora ya es un adolescente. Tiene un poco más de jugo la historia porque es más maduro, puede mantener conversaciones más serias... Me ha gustado. Sin embargo, también me han gustado las otras dos, porque me gusta mucho el personaje de Helena. En la primera novela tiene más protagonismo, ahora lo pierde un poco, pero todo lo que le ocurre me parece muy interesante. A Helena intento resarcirla por todo lo que le pasa en la primera parte. Y al padre al revés, en la primera novela creo que se lo pasa muy bien y en esta segunda intento castigarle un poco.

Carlos de Miguel se dedica a la enseñanza y a la divulgación histórica Espasa

También nos muestra que esta es una sociedad machista. Es también una forma de visibilizar una realidad de la época, ¿no?

Sin duda. Yo lo he hecho además de forma sincera. Ahora está muy en boga visibilizar este tipo de situaciones injustas que había en el pasado. Yo lo hago porque considero que es necesario, que tenemos que ponerlo de manifiesto. La Antigua Roma era una sociedad patriarcal. Todo giraba en torno al varón, que podía acceder a la política mientras que el mundo de la mujer estaba relegado al hogar y al cuidado de los hijos. Es cierto que los romanos, aun así, no tenían nada que ver con los griegos, que eran mucho más carcas.