Aurora Beltrán Gila, nacida en Pamplona en 1964, es uno de esos nombres que no necesitan presentación para quienes crecieron con el rugido del rock. Fundadora y voz inconfundible de Tahúres Zurdos, su trayectoria ha dejado una huella imborrable en la historia del pop-rock estatal. Pero más allá del escenario, su vida ha sido un recorrido de superación personal, lucha contra la enfermedad y fidelidad a una pasión que nunca la ha abandonado: la música.

Una carrera forjada a golpe de guitarra

Aurora creció en Potasas, una localidad cercana a Pamplona. Una enfermedad infantil que la obligó a pasar largas horas sentada cambió su destino para siempre cuando su padre le regaló una guitarra. A los 13 años compuso su primera canción, Muerte ven, que terminaría grabando años después con Tahúres Zurdos. Aquella niña que pasaba los días soñando entre acordes no tardaría en pisar los diferentes bares pamploneses, acompañada de músicos como El Drogas (Barricada), abriéndose paso en un entorno aún dominado por hombres.

Fue la voz y alma de Tahúres Zurdos, banda emblemática del rock durante 17 años. Archivo

Su primera aventura musical fue con Belladona, banda con la que grabó el disco Las mujeres y los negros primero en 1986. Pero la historia empezó realmente en 1987, cuando Aurora fundó Tahúres Zurdos junto a su hermano Lolo y dos viejos conocidos. En apenas un año publicaron su primer álbum homónimo bajo el sello Ohiuka. Tras dos trabajos iniciales, ficharon por EMI y despegaron definitivamente.

Durante 17 años, Tahúres Zurdos se convirtió en uno de los grupos referentes del panorama rockero, con himnos como Tocaré, Azul o Nieve negra. Grabaron ocho álbumes de estudio, dos recopilatorios, un acústico y un directo (17 años, 2004), antes de poner punto final a su carrera como banda. El legado de Tahúres marcó a una generación, pero Aurora no pensaba colgar la guitarra todavía.

Tras la disolución del grupo en 2004, inició una carrera en solitario marcada por la autenticidad y la introspección. Archivo

El renacer en solitario y la voz de una nueva etapa

Después de la disolución del grupo, Aurora comenzó a girar en formato acústico con Eva Rada, compañera en los últimos años de Tahúres. Esta etapa más íntima desembocó en 2008 en Clases de baile, su primer disco en solitario, donde colaboraron artistas de la talla de Enrique Bunbury, Loquillo o Carmen París. El álbum incluía temas originales y una versión en castellano de Candy, de Iggy Pop.

Ha colaborado con artistas como Bunbury, Loquillo, Luz Casal, Rosendo o Amaral, dejando huella en el rock. Jesús Diges

Ese mismo año se unió a Rosendo y Barricada para la gira Otra noche sin dormir, que culminó en la plaza de toros de Las Ventas. Su vinculación con artistas y bandas del rock estatal continuó con colaboraciones en directo y en estudio junto a Amaral, Los Secretos, Burning, Luz Casal, Kutxi Romero, La Fuga o Mägo de Oz, entre muchos otros.

En 2012, lanzó Museo Púrpura, un álbum grabado en directo en el Teatro Campos Elíseos de Bilbao. En él reinterpretó clásicos de su repertorio con nuevos arreglos y sumó una canción inédita, Invicta, compuesta desde una perspectiva muy personal.

Una batalla silenciosa y pública a la vez

En 2005, Aurora fue diagnosticada con una enfermedad renal crónica. Esta nueva realidad, lejos de silenciarla, la impulsó a componer desde un lugar más profundo. Invicta es, en palabras de la propia autora, una canción sobre la fe y la esperanza frente a la adversidad. “Debilitada quizás, pero jamás vencida”, canta. El tema fue grabado en castellano e inglés, y se convirtió en himno de una campaña de concienciación de la Federación ALCER, organización con la que colabora activamente.

En 2018, Aurora recibió un trasplante de riñón, lo que marcó un nuevo capítulo en su vida. Desde entonces, su discurso público ha estado impregnado de una actitud resiliente: “Ahora le quito absolutamente la importancia a todo. La importancia se la das tú a las cosas”, declaraba en una entrevista reciente.

En 2005 le diagnosticaron una enfermedad renal crónica; en 2018 recibió un trasplante de riñón. Javier Bergasa

Presente en cuerpo, alma y guitarra

A pesar de los obstáculos, Aurora Beltrán sigue creando, girando y compartiendo. En 2017 lanzó su segundo disco en solitario, Usiana, un trabajo más introspectivo y acústico que refleja su evolución artística y vital. Dos años después, en 2019, sorprendió a sus seguidores con la vuelta puntual de Tahúres Zurdos a los escenarios. La revista Rock Estatal le dedicó su portada, rindiendo homenaje a su carrera.

En enero de 2025, confesaba que sigue disfrutando de la música y del fútbol femenino, al que ha vuelto a engancharse como espectadora. Lejos de buscar protagonismo mediático, Aurora continúa cultivando una carrera alejada del ruido, coherente con sus valores y fiel a su esencia.

Su canción ‘Invicta’ se convirtió en himno de lucha y esperanza para pacientes renales. Unai Beroiz

Discografía extensa 

Aurora Beltrán inició su carrera discográfica con Belladona, publicando Las mujeres y los negros primero en 1986. Con Tahúres Zurdos, grabó nueve álbumes: Tahúres Zurdos (1988), Tahuría (1990), Nieve negra (1991), Árido (1992), La caza (1994), Azul (1996), Tak (1998), El tiempo de la luz (2000) y el recopilatorio en directo 17 años (2004). En solitario ha publicado los álbumes de estudio Clases de baile (2008) y Usiana (2017), así como los directos Directo Euskalduna (2001) y Museo Púrpura (2012). Además, participó en el disco colaborativo Otra noche sin dormir (2008) junto a Rosendo y Barricada, que fue disco de oro, y ha colaborado con una amplia gama de artistas del panorama estatal.

Una vida dedicada a la música

En 2022, fue galardonada con el premio Somos Valientas, impulsado por Laboral Kutxa, un reconocimiento que va más allá de lo artístico: se premió su coraje, su constancia y su capacidad de abrir camino como mujer en una industria históricamente dominada por hombres. Aurora representa a esas artistas que no solo cantan, sino que también inspiran con su forma de estar en el mundo: comprometida, honesta, y siempre fiel a sí misma.

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Pero más allá de los premios y homenajes, su verdadero legado está en las canciones que han marcado generaciones, en los conciertos donde dejó el alma, y en esa actitud invencible que la ha acompañado en cada etapa de su vida. Aurora Beltrán es una artista que ha vivido por y para la música, sin claudicar ante las modas, las dificultades del sector ni ante la enfermedad. Cada acorde suyo ha sido una declaración de principios, cada letra una forma de resistencia.

Hoy, Aurora sigue siendo, como canta en Invicta, una voz que no se rinde. Su música y su historia son testimonio de una vida que eligió luchar, soñar y seguir cantando, aun cuando el silencio parecía imponerse. Y mientras haya una guitarra entre sus manos y una canción por escribir, su legado seguirá creciendo, porque hay artistas que no se apagan: simplemente se transforman en parte del eco de quienes las escuchan.