Su acento argentino sigue presente, a pesar de que vino a trabajar por primera vez a España en el año 88. Darío Grandinetti se ha convertido desde entonces en un habitual de nuestra filmografía. Ahora acaba de estrenar uno de sus papeles más incómodos, el de un escritor que a pesar de tener una sólida carrera, tiene algo por lo que esconderse. Hace de Pedro en Nina, el segundo largometraje de la directora navarra Andrea Jaurrieta, donde comparte protagonismo con la actriz gasteiztarra Patricia López Arnaiz.

Justo unos meses antes de la pandemia volvió a su ciudad natal, Rosario, donde vive a día de hoy, aunque pasa grandes periodos en España. Ahora mismo está rodando la serie de terror Dime tu nombre, para Amazon Prime, y está a punto de estrenar su última película, Desmontando un elefante. 

Forma parte del reparto de Nina, un western moderno dirigido por Andrea Jaurrieta que coprotagoniza con Patricia López Arnaiz. ¿Qué ha supuesto para usted esta película?

-La verdad es que me interesa hablar de las cosas que se hablan en esta película, que me importan más que las del cine de mero entretenimiento. Me gusta participar de un cine que pone en la agenda cuestiones que a veces creemos que ya están superadas porque no está de más seguir insistiendo sobre temas que debieran estar ya zanjados. Entonces me pareció muy interesante la propuesta de Andrea Jaurrieta y estoy muy contento con el resultado.

¿Cómo ve la nueva generación de directoras que están haciéndose un hueco en esta profesión, mayoritariamente ocupada por hombres? 

-Bueno, la lucha continúa, así que espero que cada vez haya más. He trabajado con varias directoras y no encuentro diferencias; incluso, cuando las encuentro, son a favor de ellas. Soy consciente de que mi trabajo puede resultar beneficiado por la mirada de alguien que sepa y el género y la elección sexual no tienen nada que ver en eso.

Darío Gradinetti Bteam Prods

La película gira en torno a la venganza. ¿Ha sentido usted alguna vez ganas de resarcirse?

-Soy de un país donde la venganza por manos propias pudo haber sido tomada muchas veces pero nunca fue así, aunque las consecuencias de la dictadura todavía se siguen sufriendo y todavía hay chicos que no saben quiénes son en realidad. Sin embargo, ningún familiar hizo venganza, aunque la venganza forma parte de la condición humana, también creo que la contención de una sociedad te puede ayudar o perjudicar si no existe. En la película, los caminos que toman los personajes no siempre son los que uno compartiría necesariamente, pero no es difícil entender que haya quien tenga necesidad de vengarse. 

Próximamente podremos verle en Desmontando un elefante, una película de Aitor Echeverría, donde estará acompañado de Emma Suárez y Natalia de Molina.

-Sí. Es también una película muy interesante porque habla de las adicciones y sus consecuencias y cuenta lo que ocurre en una familia con un adicto.

Acaba de cumplir 65 años. ¿Cómo afronta el paso del tiempo a nivel personal y a nivel profesional? ¿Cuantas más arrugas aparecen, menos oportunidades surgen para trabajar?

-¿Es necesario recordármelo? (Risas) Bueno, a nivel personal lo llevo bien, y a nivel profesional, el abanico de personajes se reduce un poco más, pero no puedo quejarme. Los actores sabemos que es así y, de alguna manera, nos preparamos para esto. Y también aparecen nuevos desafíos atractivos que cuando tenés 30 no aparecen. Todo tiene que ver con cómo lleves el paso del tiempo en tu vida y de momento lo llevo bastante bien. No digo que no lo note, porque sí, lo noto más de lo que algunos me hacen ver, que me dicen que estoy igual y claro, estoy igual de pelado, pero es que hace treinta años que estoy pelado, pero tengo unas ojeras y unas arrugas que antes no tenía (risas).

Se encuentra en la edad oficial de jubilación en España, que ahora se ha retrasado hasta los 67. ¿Piensa en jubilarse próximamente? 

-Pues creo que en Argentina ya puedo, pero bueno, en cualquier momento lo van a pasar a los 80, así que me voy a dar prisa (risas). Es broma, no es el momento aún. Me gustaría, más que dejar de actuar, dejar de trabajar por necesidad. 

¿Y qué sueño le queda por cumplir? 

-Hace muchos años tenía la fantasía de hacer de Cyrano de Bergerac en teatro, pero tuve una charla con un director y maestro de actores muy respetado que me hizo desistir. Después nunca tuve como objetivo ambicioso tal personaje o tal cosa. Fui acomodándome a las ofertas de trabajo. Los actores, en general, hacemos lo que podemos, salvo algunas excepciones entre las que no estoy incluido. Entonces, dentro de lo que se ofrece de trabajo, uno va intentando hacerlo lo mejor que puede en lo que mejor le parece. Esto no quiere decir que no rechace trabajos. A veces sí, pero tampoco estoy en condiciones de hacer lo soñado y nada más. No he tenido sueños y no los tengo, la verdad. Quiero trabajar, hacer cosas que me gusten, que me hagan crecer y que me ayuden como profesional. Cuando empecé en esto ni se me ocurría imaginarme que iba a hacer todo lo que hice, así que he hecho muchísimo más de lo que hubiera podido imaginar.  

Viendo su carrera, no se ven grandes huecos libres como para pensar que no esté en el club de los que pueden elegir… ¿No es oro todo lo que reluce?

-No siempre. De verdad que uno pasa muchos meses sin trabajar. No termina una peli y empieza otra, aun teniendo la posibilidad de tener continuidad de trabajo, sino que por lo general, uno está varios meses sin ingresos ni trabajo. 

Es una profesión dura, pero ¿se arrepiente de haberla elegido?

-¡Qué va! ¡Ni mucho menos! Ahora no sabría hacer ninguna otra cosa y, a los 30, me hubiese buscado la vida y hubiese aprendido algo, pero como me fue yendo bastante bien no hizo falta.

Siguiendo los pasos de su padre, en su juventud llegó a trabajar en la Junta Nacional de Granos, que compraba el trigo, el maíz y el lino para venderlos a los exportadores, ¿no pensó regresar en ningún momento?

-Cuando dejé de estudiar, con 15 años me puse a trabajar como empleado público, como mi padre, pero en realidad yo lo que quería era ser futbolista y no sé qué hubiera ocurrido, porque tenía posibilidades para intentarlo, pero dejé el fútbol. Empecé a tomar clases de interpretación y decidí que quería ser actor. Quería ganarme la vida con algo que quisiera hacer en realidad e hice lo que creía que tenía que hacer para poder dedicarme a lo que me gustaba.

Vino a España a trabajar por primera vez en el año 88, específicamente a hacer teatro.

-Sí. Tengo una relación con España desde hace muchos años, aunque en realidad sigo viviendo en la Argentina, concretamente en Rosario, mi ciudad natal, a la que volví justo unos meses antes de que empezase la pandemia. A veces paso mucho tiempo en España por trabajo o por cuestiones personales, porque tengo dos hijos viviendo aquí, y además, en estos momentos estoy haciendo una serie, Dime tu nombre, para Amazon. Digo esto porque cuando doy opiniones sobre la política o la sociedad de Argentina me descalifican porque dicen que vivo en España. Me quieren quitar autoridad, pero no, no vivo en España, aunque podría vivir tranquilamente aquí (sonríe).

Precisamente, nos gustaría conocer su opinión sobre la situación actual que vive Argentina, que acaba de presentar su primer superávit financiero con Javier Milei pero, para lograrlo, el Gobierno de Argentina ha recortado jubilaciones, pensiones, programas sociales, subsidios…

-Sí, claro, yo también podría presentar un superávit si un día dejo de pagar la luz, el gas, el teléfono, internet, el alquiler… Tendría un superávit fantástico. Lo vivo con muchísima preocupación, pero me queda poco por decir, porque como muchos otros, ya hemos dicho lo que había que decir antes, cuando había posibilidad de que Milei no llegara al poder, así que ahora, ¿qué puedo decir más allá de lamentarlo? Mucha gente lo votó y ocurre lo que ocurre en otros países del mundo hoy en día, lo que pasa que claro, en Argentina aparece este señor desquiciado y entonces llama más la atención, pero en otros lugares, diciendo cosas aparentemente más comprensibles, también hacen desastres. 

Personal


Darío Grandinetti (Rosario, Argentina, 1959) acaba de estrenar Nina, el segundo largometraje de la directora navarra Andrea Jaurrieta, que debutó con Ana de día.


Este año podremos verle también en Desmontando un elefante, la nueva película de Aitor Echeverría.


En estos momentos está rodando la serie de terror Dime tu nombre para Amazon Prime.