Jone Magdaleno Albizu (Bilbao, 1997) vive en Madrid desde septiembre de 2019, pero es más de Bilbao que nadie. Cuando cita algunas cosas que le gusta hacer en la capital madrileña (asistir a monólogos, disfrutar de la Navidad, la abundante oferta de ocio) enseguida vuelve su mirada a Bizkaia.
No lo puede evitar. “Madrid está bien como ciudad de paso y para estar unos años a nivel profesional y deportivo. Después mi idea es volver a Bilbao. Me gusta tener cerca la montaña y la playa, vivir en un entorno más cercano y personal donde te vas encontrando a la misma gente”, explica. Magdaleno remata su declaración de amor con una frase más: “Soy superfán del Athletic, de todo lo que signifique Bilbao estoy abonada”.
La taekwondista vasca, campeona de Europa en 2022 y que avanza con paso firme a los Juegos Olímpicos de París, vive un dulce momento profesional. Compite en la categoría de -62 y -67 kilos en el caso de los Juegos Olímpicos.
España se presentará a los Juegos con cuatro taekwondistas, dos plazas femeninas y dos masculinas. La Federación Española designará a sus representantes. Acaba de colgarse la medalla de plata en el Open de Bélgica y le aguarda en algo más de un mes la próxima gran cita, el Campeonato Europeo que se celebrará en Belgrado del 10 al 12 de mayo.
Se deshizo por el camino de varias contrincantes hasta que la luchadora de Bilbao perdió en la final contra la serbia Nadja Tesic. La deportista de la fundación Basque Team entrena habitualmente en el CAR (Centro de Alto Rendimiento) de Madrid, pero la cita con este periódico es un viernes en el club KIGE de Barakaldo. Le gusta volver a su tierra.
También aprovecha para cambiar de rutina y aires y entrenarse sobre el tapiz arropada por su familia. Suena música a tope y no hay un momento de respiro.
Jone empezó pronto, con cinco años, en el club Gimnástico Bilbao de la calle Autonomía de al lado de su casa. Sus padres, Arturo y Marisa, le contagiaron la pasión por el taekwondo y fueron sus primeros entrenadores.
La acompañan prácticamente por todo el mundo y él es su técnico de Basque Team. Mantiene una excelente relación con ellos. La luchadora apunta la razón por la que congenian tanto: “Nunca me han presionado, así que igual por eso me enganché al taekwondo. Me han formado. Saben que el deporte de alto nivel es bastante sacrificado y me han respetado y acompañado en todo momento”.
Desde niña
Estudió en los Jesuitas y se apuntó a multideporte. Se pasaba por el gimnasio de sus padres unos tres o cuatro días a la semana, pero se ejercitaba sin contacto físico y trabajaba el aspecto técnico de la disciplina.
Ella lo compara con una coreografía al aire o danza en la que se realiza un recorrido con las manos y los pies. Obviamente, los movimientos se hacen en solitario y no se pelea contra nadie como en su vertiente competitiva. “No llega a ser otro deporte, pero es muy diferente. Me gustaba entrenar y me lo pasaba bien”, recuerda.
En la adolescencia comenzó a competir y se centró en el combate. Se le daba estupendamente, y cambió su perspectiva: iba a desarrollar una carrera deportiva en el arte marcial de las patadas espectaculares.
En paralelo, continuó estudiando y obtuvo el grado de Derecho en la Universidad de Deusto. Uno de los mandamientos en un deporte minoritario es diversificar: no poner todos los huevos en la misma cesta.
“El taekwondo no es como el fútbol”, afirma Magdaleno. “No puedes sacrificarte diez años y obtener una compensación económica para luego poder vivir tranquilo. No tienes un colchón o una hucha”, reflexiona.
Patadas por el mundo
Entrenadores. Cuando se le pregunta por el papel de su padre como entrenador, reparte elogios. “El técnico de la Federación española es increíble, pero siempre ayuda tener otros puntos de vista”.
Redes sociales. En su Instagram (@jonemagdaleno) se pueden seguir sus logros deportivos, así como sus viajes por diversos países y algunos pasajes de su vida personal. En el encabezado hay una mención a sus estudios superiores y los máster en Fiscalidad y Ciberdelincuencia.