Y no le ha ido mal. Ya ha participado en varias películas, cortometrajes, series de televisión y algún musical. Rai, el personaje que interpreta en las dos temporadas de la serie Merlí: Sapere aude, ha sido su trampolín hacia la fama.
Iba para médico, pero la interpretación se cruzó en su camino.
No sabía muy bien qué hacer de pequeño, la verdad. Estudiando sacaba buenas notas, así que cuando llegó el momento de la selectividad me apunté a Medicina, a Derecho, a Arquitectura, a Ingeniería biomédica, a Arqueología y a Psicología. Entré en Medicina porque había sacado muy buena nota, pero además en segundo curso me apunté en una escuela de teatro. El problema es que no me daba la vida para hacer todo y al final pensé que no quería levantarme cada día a las 5 de la mañana para ir a un hospital a trabajar; genial por la gente que lo hace, pero yo no me veía haciendo eso. Además, es una carrera muy larga: seis años más una oposición y varios años de especialidad. Si hubiera estado, por ejemplo, en quinto curso, quizá hubiera acabado, pero estando en segundo, no.
Ha trabajado en varias obras de teatro, como Red y Red La Pols
Sí, creo que sí. Se aprende muchísimo del teatro y se desarrolla la escucha de una manera brutal. También está el poder que te da una obra de teatro, porque al representarla tantas veces es fundamental para coger tablas, y nunca mejor dicho.
En 2016 se estrenó en Barcelona el musical El despertar de la primavera
De las tres temporadas que se representó yo solo estuve en la tercera, en el teatro Victoria de Barcelona, en 2019. Escuché que querían llevarlo a Madrid, pero no se qué paso, la verdad. Yo hice esa temporada y no siguió más.
¿Qué le ha supuesto participar en los dos temporadas de Merlí: Sapere aude?
Para empezar, una carta de presentación en la industria. También muchísimo aprendizaje, mucho callo, y un reto, porque era un personaje muy diferente a mí. He sufrido bastante y lo he pasado muy bien. También he hecho colegas muy guays. Quiero pensar que gracias a eso me ha ayudado a ir a otros territorios o que puedo presentarme a otros proyectos.
¿Cómo entró en esa producción?
Una amiga me comentó que había visto un casting para una nueva serie y se lo pasé a mi representante de entonces. Hice cuatro pruebas. En las dos primeras no sabía ni que era para Merlí: Sapere aude. En la primera, cuando llegué, había varias personas, entre ellas Héctor Lozano, que es el creador de la serie. Me volvieron a llamar al cabo de dos semanas para hacer una segunda prueba, que ya era más reducida. Fui haciendo castings con otros personajes, por ejemplo el de Biel Roca. Luego me llamaron para una tercera, que en teoría era el casting final, y me dijeron que éramos solo dos chicos y que íbamos a hacer el casting con una separata, maquillaje, peluquería y vestuario. Al cabo de dos semanas me hicieron una cuarta prueba y me dijeron que me habían cogido.
Rai, su personaje, pasa de ser uno de los protagonistas principales en la primera temporada a casi desapercibido en la segunda. ¿Le molesta este giro que le han dado al personaje los guionistas?
Me hubiera gustado tener tanta presencia como en la primera temporada, pero creo que fue algo orgánico, una temporada muy coral. El personaje de Pol Rubio tenía un conflicto muy fuerte con el VIH y me pareció muy acertado que tuviera todo ese espacio para él, para contar esa historia que en España prácticamente no se había contado de un personaje juvenil. Creo que es un tema del que se tenía que hablar. Estoy contento porque Rai, entre las dos temporadas, ha tenido una evolución muy grande.
Muchos seguidores se han quedado desilusionados porque no se van a grabar más temporadas, entre otros motivos por la negativa de Carlos Cuevas a seguir interpretando a Pol Rubio por cansancio. ¿Entiende su decisión?
No sé qué decir, porque no tengo esa información, pero es entendible porque Carlos ha trabajado durante muchos años haciendo personajes de adolescentes. Creo que ahora se encuentra en otro momento, queriendo hacer otro tipo de personajes y de otra edad.
Es una pena que algunas tramas se hayan quedado abiertas, ¿hay alguna posibilidad de que algún día se vuelvan a grabar más episodios?
Quién sabe si en un futuro su creador decide escribir algo y lo quiere proponer. Podríamos ver a Pol Rubio siendo, por ejemplo, un profesor de Filosofía y cómo le ha ido la vida, tanto a él como a sus compañeros de universidad.
David Solans, que era uno de los pilares de la serie e interpretaba el personaje de Bruno Bergeron, ya no apareció en la segunda temporada, ¿sabe el motivo?
Creo que no se llegaron a entender entre producción o dirección y él. Imagino que tendrá sus motivos, pero no sé mucho más.
¿Le hubiera gustado tener una profesora como María Pujalte?
Sí, claro que me hubiera gustado. He tenido alguno que me ha marcado mucho. Creo que los profesores te pueden cambiar la vida, para bien o para mal.
¿Le gusta la filosofía?
Solo la estudié un año, en Bachillerato. Creo que no la disfruté como la podría haber disfrutado siendo más mayor. No entendía muy bien qué estaba estudiando y para qué me servía en ese momento.
¿Tiene relación con los actores de la serie?
Sí, por supuesto. A veces quedo para comer, sobre todo con Pere Vallribera (Biel Roca en la serie) y Claudia Vega (Oti en la serie). Con Azul Fernández (Minerva en la serie) hacemos videollamadas.
¿Y con su creador, Héctor Lozano?
Sí, hablo de vez en cuando con él, sobre todo para comentarle estrenos de series. También le paso trabajos que he realizado.
Por cierto, las tres primeras temporadas de Merlí
Pues no te sabría decir por qué, pero quizá tenga algo que ver el efecto doblaje. También imagino que si la pones en La Sexta en un mal día y con un mal horario son factores que cuentan. En Cataluña sí que triunfó.
Su último trabajo para televisión, en concreto para Netflix, es la primera temporada de la serie El regreso de la espía
Me lo pasé muy bien, la verdad. Ha sido una aventura muy guay, con un ritmo muy frenético, nada que ver con Merlí: Sapere aude, donde había ensayos y se podía planificar. En esta serie había cuatro bloques y cada uno eran dos capítulos que los dirigía un director diferente. Yo he grabado con Daniel Calparsoro y Birgitte Staermose, que si no me equivoco es sueca. Al final, como todo el equipo era de tantas nacionalidades, casi todo el mundo hablaba en inglés. Pensaba que iba a tener más problemas a la hora de entender, porque entre toma y toma te daban feedback y yo pensaba: A ver si no me voy a enterar, pero ha sido todo muy fluido.
¿Cómo llegó a esa serie?
Cuando empecé a trabajar con mis actuales representantes me dijeron que había llegado un casting para ella. Nos mandaron las separatas y me presenté. Me dijeron que les había gustado, pero vino el Covid y se canceló el proyecto. En noviembre de ese mismo año, mientras estábamos haciendo las fotos de promoción para Merlí: Sapere aude, me llamó mi representante y me dijo que me habían cogido.
¿Cuál es el argumento?
Narra la historia de Jenny, una madre soltera americana de vacaciones por Europa con su hija, que ve cómo su vida da un vuelco cuando la CIA la obliga a enfrentarse a un pasado que creía ya sepultado: el de espía rusa sometida a un experimento de alto secreto de la KGB que le confirió habilidades especiales.
Y su personaje, Diego Santos, un chico con muchos traumas, es hijo de una familia española dedicada al tráfico de drogas...
Sí, Diego tiene mucho dolor dentro y las situaciones que vive en la serie hacen que explote. Me gustaba enseñar esa vulnerabilidad y me interesaría llevar mi carrera por personajes que en algún momento puedan mostrarla. A mí, como espectador, me gusta ver a alguien que me conmueva o me transforme de alguna manera. Para mí era un reto ejecutar esa emoción, y si encima es en otro idioma, como ha pasado aquí, pues resulta todavía más complejo.
A la hora de grabar, ¿ha notado diferencias entre una ficción y otra?
Sí, básicamente en el ritmo de ejecución. Merlí: Sapere aude, como he dicho anteriormente, es una serie en la que previamente había ensayos. Además, hablabas con el director, con el creador, con los actores, etc. Sin embargo, en El regreso de la espía era llegar, te explicaban cómo iba la escena y a grabar. No había ensayos. El primer día aluciné porque me esperaba un mínimo de ensayos, más que nada porque es en otro idioma.
¿A qué público va dirigida?
A muchos públicos. Es una serie de espionaje, pero también es un thriller gore, dramático, con tintes cómicos€
¿Le gustaría hacer algo como actor de doblaje?
No, no me gusta. Me parece muy difícil y hay que tener una técnica muy trabajada. Cuando he tenido que doblar alguna frase mía porque no se ha entendido bien me ha parecido muy complicado meterte en una sala de dos metros cuadrados y recrear esa escena.
¿Quiénes son sus actores referentes?
Me gustan mucho Natalie Portman y Penélope Cruz. También Oriol Pla, que es un tío con mucha sensibilidad y que suele hacer personajes muy interesantes, además de Eddie Redmayne, que interpreta personajes bastante alejados de la masculinidad estereotipada que tenemos. Me veo muy reflejado con ellos.
¿Ve las series en las que participa?
Sí, aunque la primera vez que las veo suele ser sufriendo muchísimo, casi sin enterarme de lo que está pasando. Pero sí, me gusta verlas varias veces para ver dónde puedo mejorar, lo que me ha gustado y lo que no.
PERSONAL
Edad: 27 años.
Lugar de nacimiento: Barcelona .
Estado civil: En pareja.
Formación: Se ha formado principalmente en la escuela de teatro de Nancy Tuñón i Jordi Oliver (Barcelona). Durante cuatro años ha compaginado la escuela de teatro con cursos y talleres impartidos por profesionales como Luci Lenox (actuación en inglés).
Trayectoria: En el cine debutó en 2013 con la película Los últimos días, de los hermanos Àlex y David Pastor, a la que le siguieron otros filmes como Maniac Tales, de Denise Castro, y los cortometrajes Moros en la costa, de Damià Serra, y Desabotonar, de David S. Murga. Ha interpretado a Rai en las dos temporadas de la serie Merlí: Sapere aude y a Diego Santos en la serie El regreso de la espía. También ha trabajado en la TV movie De la ley a la ley, de Silvia Quer. Su carrera en cine y televisión la ha compaginado con el teatro y los musicales.
Proyectos futuros: Promocionar Muñeca, un cortometraje que protagoniza y que ha dirigido Carlos González. También poner en marcha un monólogo dramático de teatro que ha escrito y que quiere estrenar en Barcelona próximamente.
EN CORTO
Una virtud: "La empatía".
Un defecto: "Satisfacer las necesidades ajenas antes que las propias".
Un vicio: "El kinder chocolate".
Una afición: "Cantar".
Que valora de la gente: "La bondad".
Un libro: "Los 100 miedos del actor-iz, de Carmen Rico".
Una película: "Candy, de Neil Armfield".
Una comida: "La tortilla de patatas con cebolla".
Una bebida: "El té verde".
Un lugar para vivir: "Barcelona".