Aparenta menos años que los 29 que confiesa tener, con esa cara de niño bueno que nunca ha roto un plato. Se ríe con facilidad, es amable, maduro, tiene las cosas claras y está muy satisfecho con su vida profesional. Reconoce que siempre ha navegado bien en la incertidumbre de la profesión de actor, pero el parón que impuso la pandemia en 2020 le hizo sentir ciertos miedos que hasta entonces controlaba. A pesar de todo, cuenta que no se puede quejar y que va encadenando trabajo tras trabajo. Actuar con Penélope Cruz ha sido cumplir un sueño, y se ha encontrado muy a gusto al rodar junto a ella y Antonio Banderas una historia de cine. De forma profesional comenzó en una comedia de ETB-1, Bi eta bat, y hoy el escenario es su mundo gracias a la obra Erresuma/Kingdom/Reino. Un valor al alza, aunque ya consolidado, si eso se puede decir en un oficio tan complicado como es el de la interpretación.

Es usted muy joven. ¿Cuánto tiempo lleva como actor?

Profesionalmente diez años. En 2012 comencé en ETB-1 en Bi eta bat. Era el retorno de una serie que la cadena había emitido en los 90. Este fue mi primer trabajo profesional.

¿Qué le movió a meterse en esta profesión?

Empecé a hacer teatro siendo muy pequeño. Supongo que me interesé por la interpretación porque me sentía diferente al resto de los chicos de mi clase. No era nada deportista y en el teatro encontré una manera de sentirme libre, algo que me permitía jugar a ser otras personas. Ya no era el hecho de contar historias, algo que me gustaba mucho, sino el hecho de que el teatro me salvaba un poco.

¿Le salvaba del ambiente que inclina a los chicos a tener el fútbol como afición principal en sus juegos?

Sí, y también de una sociedad que no te permite estar triste. El teatro era un lugar en el que jugabas a ser otros y también a tener distintas emociones. En el teatro se me permitía estar triste o contento. Entré en ese mundo y ya no he salido.

Acaba de estrenar una película en la que ha trabajado junto a Penélope Cruz y Antonio Banderas. ¿Cómo le llegó la propuesta?

Sí, se trata de Competencia oficial y lo habitual es llegar a un proyecto a través de un casting. En este caso los directores de las pruebas eran Luis San Narciso y Tonucha Vidal, que me conocen desde hace años y siempre han intentado meterme en distintos trabajos, aunque unas veces lo han conseguido y otras no. En esta película me propusieron ellos a los directores para el personaje y entré. Es algo maravilloso que muy pocas veces te puedes imaginar que va a ocurrir. La verdad es que estoy aún como en un sueño.

¿Cómo es su personaje en Competencia oficial

Se llama Darío y es el asistente personal del personaje que interpreta Antonio Banderas. Es un joven nuevo en el mundo del cine y tiene mucha ingenuidad. Él admira todo lo relacionado con el cine y ese desconocimiento del ambiente laboral le juega malas pasadas.

Se supone que cuando se metió en lo de ser actor sabía lo difícil que es mantener la continuidad...

Afortunadamente he podido vivir de mi profesión, salvo en la época más cruda de la pandemia, que fue muy dura. Se cayeron proyectos, esta película también se paró... Cuando empecé con ella todo parecía ir sobre ruedas, así que piensas: Ya está. Y claro que ya está, como que se paró todo. A pesar de eso me siento muy bien, porque casi siempre enlazo un proyecto con otro, que es lo más difícil. Eso es a lo que te refieres como continuidad. Por el momento, salvando el tema del Covid, lo he ido consiguiendo.

¿Qué está haciendo en estos momentos?

En febrero estrenamos en el Arriaga Erresuma/Kingdom/Reino, de Calixto Bieito. Después hemos ido con esta obra a Madrid. Trabajar con Calixto es un lujo y un reto. Es interesante para los actores encontrarte con gente como él, que trabaja desde otro lugar, que no es convencional y que hace otro tipo de teatro. Como director, Calixto da mucha libertad a los actores. Trabajar con él es un proceso muy interesante. A esto hay que sumar el poder subir al Arriaga y que el resto del elenco está compuesto por amigos, y lo de poder trabajar entre amigos es muy importante. Imagínate, compartir obra de teatro con José María Pou.

Vamos, que no se cambia por nadie.

Ja, ja, ja€ Es que además de la película, el trabajar con Bieito y de subirnos al Arriaga, el ver trabajar a Pou es un honor inmenso. Cómo controla. Estrenamos en euskera y él tenía una pequeña cosa en inglés, pero cuando la hicimos en castellano y él hacía el personaje de Falstaff y ves cómo es la escena, que dura 45 minutos€ De verdad que es una maravilla. ¿Cambiarme? Por nadie, todo vale por estos y otros momentos. Además, cumplimos años el mismo día, el 19 de noviembre.

Si no tiene plan alternativo, ¿no le da miedo que el A le falle?

Nunca he pensé ser otra cosa que actor. Alguna vez sí que me lo he planteado, pero no al principio. Cuando empezaba estaba muy seguro, y lo sigo estando, aunque ves a veces la incertidumbre y piensas en otras cosas. He tenido la suerte de que en casa siempre me han apoyado y me han ayudado, sobre todo en los comienzos. Mi plan A y mi plan B son esto, ser actor e intentar vivir de ello.

¿Qué es lo que le resulta más difícil de su profesión?

Antes de la pandemia nunca he tenido esa sensación de tener miedo a la inestabilidad. Siempre había navegado tranquilo por la incertidumbre de la profesión, pero desde que con el Covid se pararon proyectos tengo otra perspectiva que roza un poco el miedo.

¿Qué tipo de miedo?

A acabar un proyecto y no tener otro. Intento encontrar la calma porque va a ser siempre así. Esta profesión nunca va a estar libre de inestabilidad e incertidumbre.

Bueno, a no ser que entre en Amar es para siempre

Pero es que tampoco busco un papel fijo o un personaje de larga duración. Lo bonito es hacer proyectos distintos con gente distinta. Creo que hay que encontrar la calma.

Y no es fácil, ¿no?

Hay veces que no, pero bueno, para eso tenemos amigos que no se dedican a esto, que hacen de tierra y también de apoyo.

¿Le reconocen por la calle?

Poco. Tengo esa suerte.

Algunos y algunas quieren ser famosos.

Te digo que es una suerte tener privacidad dentro de este mundo. Los muy famosos no la tienen. Bardem dice que no se puede sentar en un banco a observar, porque el observado es él. De momento tengo la suerte de tener privacidad, de que no me reconozcan por la profesión a la que me dedico.

Olabarri empezó a trabajar de forma profesional en una serie de ETB hace diez años.

¿Cómo es trabajar con Penélope Cruz y Antonio Banderas?

Curioso. Yo he sido fan de Penélope desde que era muy pequeño. Cuando me hablaron de esta película sentí que era como cumplir uno de mis sueños. Tenía muy mitificado ese mundo y pensaba que un rodaje con esta gente iba a ser algo muy diferente. Pero no, es un rodaje igual que los demás.

¿No son nada divos?

No, no me lo parecieron. Al final, no dejan de ser quienes son. El resto nos colocamos en otro sitio porque sabemos qué son ellos. Respecto a ellos, tengo que decir que para mí fueron muy cercanos, muy amables y muy generosos a la hora del trato. Me sentí muy a gusto y con la impresión de que estaba como en casa. Es lo que me llevo de ese rodaje: sentirme a gusto trabajando y la cercanía que ellos dos me ofrecieron a mí y al resto del equipo.

El teatro llena el alma de los actores, pero no paga facturas ni da de comer tan bien como el cine o la televisión.

Así es, pero qué le vamos a hacer. A la mayoría de los actores nos llena el alma, y también se puede decir que el teatro muchas veces te da más continuidad. En mi caso, más que lo audiovisual. Puedes encontrar un equilibrio entre los tres medios. Es cierto que si no estás en teatros públicos, económicamente es un medio más pobre.

¿Qué le enamora más, un escenario o las cámaras?

Según momentos, depende del proyecto. Con el teatro he tenido también mucha lucha interna, porque es muy duro subirse todos los días al escenario. Hay días en los que el cuerpo no está preparado para afrontar una función. Repetir cada noche es muy difícil. La cámara también me seduce mucho. Buscar el equilibrio entre estas dos posibilidades es lo ideal.

¿Cuáles son sus aficiones cuando no está actuando?

Con la pandemia he descubierto las plantas.

Así que ni bizcochos ni panes, plantas.

Ja, ja, ja€ Y tengo muchas. He ido siguiendo en redes sociales a gente que conoce el mundo de las plantas y me he ido aficionando. Nunca había sabido cuál era mi hobby aparte de la cultura, y he descubierto que estaba en las plantas. Me gusta cuidarlas, sacar esquejes de ellas, obtener una nueva planta de otra... Con este virus he descubierto una pasión que no sabía que tenía. Vamos, que en mi casa tengo más de cincuenta plantas.

¿Y habla con ellas? Dicen que es bueno para el humano y para las plantas.

No tanto hablar como cuidarlas, porque me entretiene. Es verdad que cuando estoy muy liado no les hago mucho caso, y creo que están incluso mejor cuando no les hago ni caso. Tengo un gato que también disfruta con ellas, que se mete en la tierra... Con las plantas disfrutamos todos.

Tendrá espacio suficiente...

Bueno, digamos que he encontrado espacio para ellas. Las plantas hacen que la casa sea más acogedora. He vivido en casas de alquiler y no tenía muchas, más bien ninguna, pero ahora que vivo con mi pareja y tenemos nuestra casa es otra cosa. Cuando estás en una casa en la que hay verde sientes otras sensaciones.

En las entrevistas la gente suele anteponer los viajes sobre el resto de las aficiones.

Me gustan, pero es cierto que mi familia no ha sido nunca muy viajera. Siempre hemos ido a Bakio, ese era el lugar al que iba en mi tiempo libre. Una de mis necesidades es tener la costa muy cerca, y eso lo tengo, pero mi pareja sí que es más de decir: ¿Cuándo nos vamos de viaje?

¿Resulta difícil ser chico y que no le guste el deporte?

En el mundo que he construido yo, no, pero en el mundo en el que me he criado, sí. Mi padre era deportista y he vivido en un barrio, Deusto, donde el deporte estaba muy presente. En mi infancia sí que fue difícil.

¿Tiene equipo de fútbol favorito?

Por contentar a mi familia, voy a decir que el Athletic.

¡Vaya!

No creas, tengo un poco de sentimiento hacia el Athletic porque es el ambiente en el que he crecido, pero no soy seguidor. Mi aitxitxe se enfada conmigo y me suele decir: Pero, ¿no sabes que ha jugado el Athletic?

¿Qué tal se lleva con el mundo de la moda?

No estoy muy familiarizado con él. Me gusta, pero no estoy metido.

¿Tendencias o básicos?

Básicos. Soy mucho de negro. Digamos que el mundo de la moda puede ser una de mis asignaturas pendientes.

¿Se ha reconciliado con los que le miraban mal cuando no le gustaba el deporte en general y el fútbol en particular?

No lo sé. Eso de estar en sintonía con el deporte y de jugar al fútbol es algo global, no tanto particular, es algo que está en la sociedad. Me ha tocado cuidar niños en distintos momentos de mi vida y he intentado aportar mi granito de arena enseñándoles que hay más cosas en el mundo que el fútbol o el deporte en general, que también cuenta la cultura.

¿Ciudad o campo?

Soy bastante urbanita. Me gusta el campo para momentos de evasión, pero para vivir todo el tiempo prefiero la ciudad.

Veraneando en Bakio parece difícil que no haya sentido atracción por el surf...

Mi padre ha hecho kayak-surf. Me gusta para verlo, pero no para practicarlo.

PERSONAL

Edad: 29 años (19 de noviembre de 1992).

Lugar de nacimiento: Bilbao.

Inicios: Comenzó haciendo teatro siendo un niño y pronto vio que era el camino que quería seguir en la vida. A los 10 años trabajaba de forma amateur con La Fundación.

Trayectoria: Lleva diez años como actor profesional. Se estrenó en la serie de ETB-1 Bi eta bat en 2012. También pasó por Goenkale, Bienvenidos al Lolita, Eskamak kentzen, Centro Médico, Vamos Juan, El ministerio del Tiempo y Altsasu. En su currículo cinematográfico destacan títulos como Por un puñado de besos, Cuando dejes de quererme y Competencia oficial. En esta última historia ha trabajado con Penélope Cruz y Antonio Banderas. El teatro es un medio al que se ha dedicado asiduamente. En estos momentos está en el elenco de la obra de Calixto Bieito Erresuma/Kingdom/Reino.