Al hablar de Rafa Méndez muchos espectadores recuerdan su paso por el programa Fama, ¡A bailar!, espacio en el que ejercía de profesor y donde continuamente decía "¡Amazing!" para aplaudir la actuación o el talento de los participantes. Se emitió en Cuatro entre 2008 y 2011, y después llegaron otros talents como Pequeños gigantes y Tú sí que sí. Ahora, mientras espera a que se confirme una segunda edición de The Dancer, el concurso de baile de Televisión Española, está inmerso en la obra de teatro Canarias, no solo plátanos.

Canarias, no solo plátanos es un espectáculo que pone en valor el talento de los jóvenes de Canarias. Usted se ha convertido en embajador de su tierra.Canarias, no solo plátanos

Tengo que reconocer que de joven detestaba las Islas Canarias y ahora me detesto a mí mismo por haberlas odiado. Ahora veo que son mi lugar, pero de joven solo percibía que la insularidad complicaba el hecho de desenvolverte como artista. Hay que incentivar el trabajo en nuestro lugar de origen para que viajar no sea un requisito para sentirte realizado. Con este espectáculo hablo de una forma cariñosa y reivindicativa sobre los obstáculos que se encuentra un artista canario para desarrollar su carrera.

Hoy en día, para los jóvenes bailarines es difícil encontrar una oportunidad, ¿pero todavía lo es un poquito más si vives en una isla?

Claro, Canarias no es una comunidad pequeña, pero mires donde mires hay agua. El problema que tiene es que deberían ocurrir más cosas, surgir más proyectos... Si ya en Madrid cuesta que salgan trabajos nuevos, imagínate en unas islas. En este caso, yo como director artístico tengo que incentivar que haya nuevas oportunidades.

Con este y otros proyectos anteriores usted ya está poniendo su granito de arena para dar a conocer el talento que hay en su tierra.

Aunque yo ahora vivo en Canarias porque amo este lugar, durante mucho tiempo he vivido fuera, en Madrid y en Europa, y en esos viajes de ir y venir a mi tierra veía como había breakers bailando en la calle, bailarines autodidactas que son verdaderas máquinas, y cuando hablaba con ellos descubría que pasaba el tiempo y no trabajaban en nada porque nada les surgía, así que de forma muy humilde decidí crear este proyecto.

¿Es el modo de convertir una afición en su proyecto de futuro?

Claro, porque es algo a lo que te puedes dedicar. Yo me he dedicado toda la vida al baile y no he pasado las necesidades que a veces se cuentan cuando eres artista. Es algo de lo que se puede vivir.

¿Se ve reflejado en la vida de esos jóvenes?

Totalmente. De hecho, todo lo que hago tiene un punto biográfico, todos ellos tienen algo de mí.

Si echa la mirada atrás, ¿cómo recuerda cuando buscaba sus primeras oportunidades?

Con muchas ganas y con una motivación brutal. Me quería comer el mundo. Y es lo que les hace falta a los jóvenes. Yo siempre les doy este consejo: las ganas lo son todo. A veces me encuentro con bailarines con una técnica impresionante pero que son apáticos o tristes y no tienen esas ganas, que es lo que realmente puede con todo. De joven yo era un chico con las ideas muy claras; puedo dudar en aspectos personales, pero en lo referente al trabajo siempre lo he tenido clarísimo, sabía todo lo que iba a pasar y he provocado que pasase. Era un bailarín urbano y mi sueño era trabajar en televisión.

¿Se puede decir que ha luchado por sus sueños?

Me da un poquito de rabia referirme a los sueños, porque es mejor hablar de objetivos, de lo que quieres ser, porque los sueños, sueños son. Tenemos que hacer lo que sentimos y llevar a cabo las cosas, más que soñarlas.

¿Recuerda de manera especial alguno de sus primeros trabajos?

Sí, con 25 años fui contratado por Luca Tommassini, director artístico muy conocido por ser uno de los bailarines de Madonna, para trabajar en la televisión italiana. Yo venía de trabajar en todos los programas habidos y por haber en España y estaba un poco quemado, y cuando de repente me encontré con la televisión italiana, con sus grandes cuerpos de baile y su variedad, formando parte del equipo de Rafaella Carrá, fue cuando mi vida cambió. Entonces es cuando de verdad me dije: Aquí empieza mi carrera, esto es lo que yo quiero hacer.

Para usted la tele ha sido el medio que más oportunidades le ha dado y en el que más ha trabajado. ¿Agradecido?

Totalmente. La televisión siempre me ha encantado. De joven quería ser un bailarín de aquel programa, Vip Noche, y estoy orgulloso de a dónde he llegado. Amo este medio, los platós tienen algo que me hacen sentir especial.

La fama televisiva también puede resultar abrumadora. ¿Es difícil de gestionar?

No para mí, porque la vida son otras cosas. Hay que tener sentido común. Por mi trabajo soy conocido en España e Italia y he vivido muchos momentos en los que la gente me paraba por la calle, pero siempre lo he vivido con naturalidad, como algo que forma parte de mi trabajo. No somos nada, parto de ahí. Hay gente que está muy pillada con la fama, pero yo no le doy ninguna importancia. Y si no, te piras a otro país donde no te conocen y ya está, se te quita toda esa tontería. Lo importante es hacer lo que uno quiere, sin dejarse afectar por todo este tipo de cosas, que son añadidos.

En España se hizo conocido con el programa Fama, ¡A bailar!

Sí, hablando de la fama, fue a partir de ese programa cuando casi no podía salir a la calle. ¡Un coreógrafo! ¡Quién lo iba a decir! Fama, ¡A bailar! fue una maravilla, una explosión, las escuelas de baile se llenaron... Han pasado 13 años y tengo que dar las gracias por haber formado parte de algo tan bonito y motivador. Fue brutal en todos los sentidos. Debería volver algún programa de este estilo.

Por su forma de ser es un luchador, no se queda de brazos cruzados y tiene mucha iniciativa. ¿Es importante en esta profesión?

Sí, soy una persona que como muchas otras he tenido muchos problemas y muy gordos que me han hecho ponerme las pilas. Soy un tío muy guerrero. De joven tuve muchos problemas familiares que me provocaron una gran ansiedad y aprendí que la dificultad te hace luchar. Gracias a Dios lo pude superar. He aprendido a salir adelante, a agarrarme a los problemas y luchar para ser feliz. Ahora lo que quiero es estar sereno y vivir el día a día con tranquilidad.

¿La danza ha sido para usted una herramienta para salir adelante en los momentos más difíciles?

Sí, la danza me ayudó a salir de muchas cosas muy negativas. Para mí el baile lo ha sido todo, si no hubiera bailado no sé qué hubiera sido de mi vida. El baile ha sido mi salvación. Es lo que me ha hecho mirar hacia adelante. Me cuesta hablar y recordar aquellos años; tengo una familia maravillosa pero he vivido momentos muy duros. Ahora soy una persona muy optimista, no soy el único que ha tenido problemas, y he aprendido lo importante que es aferrarse a algo que te ayude a salir adelante.

Empezó a bailar desde que era niño...

Sí, con dos o tres años ya estaba bailando y cantando. Me destrocé la voz, por eso se me ha quedado este tono tan extraño, así que solo me quedaba bailar. Casualmente fue cuando empezó la serie de Fama, con aquella espectacular escuela, y ahí descubrí que el arte, el baile y el canto se podían convertir en algo profesional.

Este año le hemos visto en The Dancer

Ahora estoy inmerso en el espectáculo Canarias, no solo plátanos, pero estoy deseando que me confirmen una segunda edición de The Dancer. También tengo algunas otras cosas, pero todavía no están cerradas y no puedo comentar nada.

PERSONAL

Lugar de nacimiento: Tenerife, España, 6 de diciembre de 1975.

Trayectoria: Es coreógrafo y bailarín, y su larga carrera profesional se ha desarrollado en España, Italia, Londres y Los Ángeles, principalmente. Tras trabajar como bailarín en diferentes programas de televisión en España viajó a Italia para bailar y ser presentador y coreógrafo en la RAI, y formó parte del equipo de Raffaela Carrá. En España se hizo especialmente conocido tras su participación en el programa Fama, ¡A bailar!, de Cuatro. Después llegaron otros espacios como Pequeños gigantes y Tú sí que sí. El pasado mes de abril fue uno de los capitanes del programa The Dancer, de TVE junto con Lola Índigo y Miguel Ángel Muñoz. Ahora está pendiente de confirmar una segunda edición.