Alaska sigue siendo una mujer fascinante, tanto en lo profesional como en lo personal. Es cercana en una entrevista y una mujer entregada cuando sube a un escenario. Se ha reinventado por gusto, no por obligación, y ahora asume su nuevo papel de actriz con entusiasmo.

Alaska es Olvido Gara, y entre otros muchos aciertos, tiene el de seguir siendo musa de modernidad cuarenta años después de haber cargado por primera vez, quizá sin desearlo, con semejante rol. Ahora ha dado un paso más en su trayectoria artística y se ha subido a un escenario. Hoy y mañana estará en Bilbao con un espectáculo titulado La última tourné, en el Teatro Campos, en una gira que comparte con su marido, Mario Vaquerizo, con Bibiana Fernández y con Manuel Bandera. Charlar con ella es entrar y salir en su vida personal, con límites, pero con mucha sinceridad.

Muchas personas tienen curiosidad por saber el motivo por el que cambió su nombre, Olvido, por el de Alaska.

Cuando tenía doce años mi nombre no me gustaba nada. Descubrí este nombre, Alaska, en una canción de Lou Reed y empecé a utilizarlo, primero fuera del colegio y luego se quedó conmigo para siempre.

Sin embargo, Olvido sí lo utilizan Mario y su entorno cercano, ¿se ha reconciliado con ese nombre?

Digamos que me he acostumbrado, que a veces soy Olvido y otras Alaska, y también que ya no tengo doce años y me siento, cómo decirlo?

¿Más segura?

Más o menos, sí.

Cuente cómo ha vivido La última tourné.

Es complicado para mí definir esta función. Decir que es una comedia musical no es exactamente cierto. Es una pieza de teatro donde hay comedia y donde hay unas canciones que sirven para ilustrar la historia. Creo que es una pieza teatral en el sentido más clásico.

¿Podríamos decir que es un drama?

Podríamos. Es la historia de unos pobres desgraciados que tienen que sobrevivir. En 1991, después de tener su teatro de variedades, que era el género que triunfaba entonces en cualquier ciudad, descubren que lo de ellos ya no se lleva, que tienen que cambiar, que otras cosas modernas que parece que gustan más están ocupando su lugar, y que las funciones de varieté que hacen ellos no están muy bien vistas.

Es que las vedettes y las varietés se convirtieron en decadencia pura y dura en los 90...

Más o menos, eso era lo que ocurría. Llegan espectáculos considerados más modernos y los protagonistas de la obra ven cómo lo suyo cae en desuso. Los miembros de esta compañía se ven obligados a dar un paso adelante e intentan montar un Lorca que es difícil, surrealista, y que ellos mismo no entienden. Es una reflexión sobre el espanto que produce que la gente tenga que cambiar por obligación y no porque lo sienta o porque evolucione.

Dicen que los cambios son buenos y que cada equis tiempo es necesario hacerlos.

Sí, pero porque tú quieres, no porque las circunstancias exteriores te empujen.

¿Ha tenido que cambiar usted muchas veces?

No, nunca. Creo que ninguno de los que hacemos esta obra, ni Bibiana, ni Manuel (Bandera), ni Mario, ni los actores más jóvenes, hemos tenido que cambiar por obligación. Hemos cambiado porque hemos querido. Es más, a veces nos ha costado muy caro cambiar.

¿En qué sentido le han pasado a usted factura los cambios?

Estoy pensando en cuando empecé con Fangoria después de diez años en Dinarama. Era lo que yo quería hacer, pero en ese momento no se entendió. Pienso que mi caso es el contrario al que se ve en la función. Pienso que he sido más dueña de mi vida de lo que parece, y lo he sido a pesar de que en ocasiones no era lo que se quería de mí o de quien estaba conmigo.

¿Cuántos años lleva cantando?

Muchos en el mundo artístico. Yo empecé tocando la guitarra en el primer grupo en el que estaba. Estamos hablando de 1977 y dos años más tarde, en 1979, ya era la cantante del grupo. Uf, cómo han pasado los años. A veces cuando echas cuentas?

¿Le molesta?

¿Echar cuentas? No.

Son más de 40 años. ¿Ha tenido momentos de bajón en los que ha pensado en tirar la toalla y dedicarse a otras labores?

No. ¿Momentos de bajón?, claro. Ha habido momentos en los que no podíamos vivir de esto. Hacíamos otras cosas para poder dedicarnos a lo que nos gustaba. Esto, lo que yo hago, no deja de ser una afición que a ratos es mi profesión. Es el caso de Nacho Canut y el mío, que llevamos juntos en Fangoria desde el principio y somos la demostración viva y empírica de que si te gusta lo que haces y lo quieres hacer, puedes hacerlo como afición y como profesión.

Hagamos un balance.

Hay más momentos buenos que malos. Por supuesto, pero fíjate, los momentos malos que he tenido han sido también relativamente buenos.

Explique cómo se convierten los momentos malos en relativamente buenos.

No es una contradicción, aunque lo parezca. Esos momentos malos han sido causa generalmente de una obcecación por querer hacer algo que en principio no funcionaba, pero que después sí lo hacía y se convertía en un tema importante. Era lo que te contaba del nacimiento de Fangoria, cuando todo el mundo pensaba en mí como Dinarama. Uno tiene que hacer lo que quiere. La felicidad está ahí, no tanto en pensar qué es lo que está de moda. La felicidad es hacer lo que quieres en cada momento.

Dicen de usted que es una mujer muy independiente.

Me gusta serlo. Me atan mis responsabilidades, los afectos, pero sí me gusta sentirme a mi aire, libre, independiente, aunque eso no quiere decir que no me guste estar con los míos.

Se fue usted de casa muy pronto.

No creas que tan pronto, se han dicho muchas cosas. Me fui a los 18 años.

Ahora la gente abandona muy tarde la casa de sus padres.

Yo no creo que eso sea del todo verdad. Hay un tipo de gente que se va pronto de casa y otra no. Cuando yo era pequeña, también había gente que se iba de casa a los 18, y antes también, pero había otra gente que se quedaba en casa, que estudiaba una carrera y que se independizaba más tarde. Creo que más o menos las cosas siguen siendo igual. Depende de las expectativas que tengas en la vida.

Para muchos la casa paterna en un gran hotel.

Ja, ja, ja? Puede que se viva bien. Ahora nadie se plantea lo de: Acabo la carrera, busco trabajo, me compro un piso y me voy a vivir por mi cuenta. Pienso que nadie concibe la vida de esa forma.

Entre otras cosas porque lo del trabajo está mal y lo de comprar un piso, peor.

Pienso que es más fácil independizarse que comprar un piso. Creo que la idea de vivir seis amigos en un piso, que es lo que yo conozco, se puede seguir haciendo. Más estabilidad es imposible, pero antes tampoco la había. Cuando yo me independicé había que buscarse la vida.

¿Nunca se planteó una profesión que no estuviera relacionada con el mundo del espectáculo?

No. Cuando empecé con la música todo vino rodado: enseguida hice cine, enseguida llegó la televisión y enseguida empecé a colaborar en prensa. Descubrí un mundo que no se acababa nunca, y lo último ha sido subirme al escenario de un teatro para hacer una función.

¿Y le ha enganchado el escenario?

Mucho. Es una faceta que no me gustaría abandonar en el futuro.

Ahora nos ha dado por volver la vista atrás, a veces con nostalgia, a veces con curiosidad. Hemos entrado y salido muchas veces en lo que se llamó La movida, ¿qué es lo que ve usted en aquella época?

La movida es un saco sin fondo en el que está metido todo lo que ocurrió en una era. De lo que estoy segura es que las cosas cuando ocurren en un año y en una ciudad, no por esa coincidencia tienen algo que ver entre sí. A veces veo gentes y circunstancias con las que considero que tengo algo que ver, y con otras nada en absoluto.

Siempre hemos pensado que Mario y usted hacen una curiosa pareja.

Y lo que yo no sé es por qué pensáis lo de curiosa. ¿No crees que todas las parejas son curiosas y a la vez normales como el resto? Somos una pareja normal.

Muchos no daban un duro por su relación y han pasado 20 años.

Yo nunca he sabido los duros que la gente daba por mí, pero tú tampoco. Por suerte es lo bastante educada para no decirlo. ¿Por qué la gente no daba un duro por nuestra relación? No lo sé, ni siquiera sé si es así. No sé lo que daba la gente por nosotros, pero sé lo que daba yo y sé lo que también daba Mario.

¿Qué es Mario en su vida?

Todo lo que espero yo de un hombre. Todo lo que espero de una pareja: cómplice, amigo, amante y mi persona de confianza. Comenzamos trabajando juntos, se convirtió en el manager de Fangoria, y es un excelente manager y un excelente agente de prensa. Me siento muy apoyada por él. Es una parte fundamental en mi vida desde que entró en ella.

Él siempre dice que la parte fuerte de la pareja es usted.

Pienso que nos complementamos. En las cosas en las que yo soy más retraída, está él. En los asuntos en los que se necesita una fortaleza más meditada, ahí estoy yo. No es nada que hayamos buscado, son cosas que ocurren.

¿Discuten mucho?

No somos muy de discutir, pero obviamente, en una pareja hay momentos. Mira, yo tengo días en los que digo: Hoy, no; hoy voy a quedar yo por encima? Lo bueno que tenemos es que él es más vehemente y yo más callada. Podemos no estar de acuerdo, pero es difícil llegar a la confrontación.

En algunos momentos se les ha podido considerar como una pareja que va de fiesta en fiesta?

Pues no. Nos gusta estar en casa y con nuestros amigos. A mí no me gusta ir mucho de fiesta. Voy porque es una parte de mi trabajo, pero?

No es la alegría de la fiesta, ¿no?

Por supuesto que no, soy la aburrida en una fiesta. La alegría de la fiesta es Mario. Me gusta estar en una hablando con alguien, pero nada más. Nunca he sido la alegría de la fiesta, ni cuando tenía catorce años.

¿Resulta fácil vivir con alguien con el que también se trabaja?

Yo nunca he conocido otra cosa. Desde pequeña lo que hacía era meter en mi mundo a las parejas que tenía. En este caso fue al revés, me enamoré de una persona con la que estaba trabajando. Para mí es fundamental estar con alguien que comparta mis intereses y mi mundo personal.

Mario Vaquerizo ha confesado ser un enfermo terrible.

Se desespera mucho, iba a decir que como todos los hombres, pero es tirar de tópico y puede resultar muy injusto.

Hay algunos que con una tosecilla se sienten cerca de una muerte segura.

Ja, ja, ja? Y piensan que ya no van a volver a la vida normal nunca más. Mario es algo así.

¿Qué va a hacer después de la gira?

Aparcamos la gira de teatro en junio y retomo los conciertos con Fangoria. Volvemos a la función en octubre y lo que puedo decir es que no me cabe más en la agenda.

¿Y cuándo se va de vacaciones?

¿Vacaciones?

Sí, esos días en los que se rompe con las rutinas laborales.

El año que viene?

¿En 2021?

Sí. Llevo dos o tres años sin vacaciones largas. Para mí vacaciones es cogerme tres o cuatro días, y eso lo he hecho.

Mario ha aprendido a cocinar en MasterChef, así que no tendrá problemas para comer platos exquisitos sin salir de casa.

Debería hacerlo, para eso es un MasterChef, pero desde que salió del concurso ya dijo que estaba saturado.

¡Vaya!

Es imposible hacerle cocinar. Cuando es algún aniversario me cocina algo exquisito. La cocina la ha convertido en una especie de regalo, en algo especial. De todas formas, cocinamos muy poco, algo muy poco elaborado. No se puede llamar cocina a lo que hacemos en casa.

PERSONAL

Edad: 56 años (13 de junio de 1963).

Lugar de nacimiento: Ciudad de México.

Familia: Está casada desde hace veinte años con Mario Vaquerizo.

Nombre real: María Olvido Gara.

Profesión: Si algo define a Alaska es la diversidad de profesiones que ha ejecutado a lo largo de su vida: cantante, actriz, compositora, presentadora de televisión, empresaria, escritora, productora y disc jockey.

Trayectoria: Comenzó su trayectoria en 1977 como guitarrista del grupo Kaka de Luxe. En 1979 da el gran salto y se convierte en cantante con Alaska y los Pegamoides, grupo con el que alcanzó la popularidad. Cuatro años después nace Alaska y Dinarama, una banda mucho más madura. Desde 1989 lidera junto a Nacho Canut Fangoria, la primera aventura musical suya en la que no está presente el tristemente fallecido Carlos Berlanga.

Televisión: Ha participado en varios programas de televisión, y su trabajo más reconocido en este medio fue La bola de cristal. Ha sido jurado de talent show en distintas cadenas. Recientemente ha coprotagonizado un reality show que mostraba la vida de ella y de su marido, en casa y fuera de ella, y también ha estado al frente de un programa de La 2, Alaska y Segura.

Cine: En cine ha hecho cameos, pero también ha tenido personajes secundarios de importancia como el que interpretó en Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, Solo se muere una vez y ¡Manuela, el cinto!, entre otros.