Pablo García, socio fundador de Momento Estudio, representa la unión entre la pasión por la gastronomía y la creatividad visual. A sus 31 años, dirige junto a Sergio Marcos un estudio de fotografía gastronómica en Leioa (Bizkaia), que le ha permitido unir sus dos pasiones: la fotografía y la gastronomía. Pero el camino hacia este éxito comenzó en un lugar fundamental: las aulas de Basque Culinary Center, donde Pablo descubrió la amplitud de posibilidades que ofrece el mundo de la gastronomía.

“Siempre supe que no quería ser cocinero, pero lo que me atrajo de Basque Culinary Center fue su metodología innovadora y la oportunidad de conocer gente de todo el mundo. Hoy, lo que más valoro es la red de contactos que construí allí. Muchos de los proyectos en los que trabajo ahora nacen gracias a esa red”, comenta Pablo. Su paso por el Grado en Gastronomía y Artes Culinarias fue una experiencia transformadora que lo llevó a explorar ámbitos que nunca había imaginado, como el marketing, la I+D y, finalmente, la fotografía.

"Siempre supe que no quería ser cocinero, pero lo que me atrajo de Basque Culinary Center fue su metodología innovadora y la oportunidad de conocer gente de todo el mundo. Hoy, lo que más valoro es la red de contactos que construí allí"

Primeros pasos hacia la imagen gastronómica

Mientras estudiaba, Pablo tuvo su primera aproximación a la fotografía gastronómica durante unas prácticas en Koppert Cress, una empresa holandesa especializada en germinados y flores comestibles. “Fue una experiencia muy inspiradora. Hasta entonces era solo un aficionado”, recuerda. Más adelante, en su trabajo de fin de grado para el Grupo Arias en Barcelona, profundizó en el análisis de negocios de hostelería en zonas de tránsito, como el aeropuerto de El Prat. "Planificar la propuesta gastronómica para un aeropuerto fue un gran reto, pero también una fuente de aprendizajes clave”.

Tras graduarse, continuó explorando sus habilidades en el departamento de marketing de Florette, una marca reconocida de ensaladas. Allí descubrió el impacto real de su formación. “Pude comprobar que mis conocimientos me permiten abarcar un amplio ámbito dentro del mundo de la gastronomía. En Florette trabajé tanto en el ámbito comercial como en el desarrollo de nuevos productos, muchos de los cuales aún están en el mercado. Fue una etapa realmente ilusionante”.

El nacimiento de Momento Estudio

En 2019, tras finalizar su etapa en Florette, Pablo regresó a Bilbao con una idea clara: dedicarse plenamente a la fotografía. Encontró en Leioa el espacio perfecto para su proyecto, en un edificio industrial cerca de la estación de metro, y fue allí donde nació Momento Estudio a principios de 2020, justo antes de la pandemia. En aquella época, además, fue cuando conoció a Sergio Marcos, su socio, especializado en lo audiovisual. “Sergio es una persona súper talentosa, brillante”, asegura Pablo. Juntos, dieron el impulso definitivo a Momento Estudio.

"Queremos centrarnos en proyectos que nos permitan crear desde la libertad y la creatividad, apostando por un concepto de fotografía de autoría"

Desde entonces, el estudio ha trabajado con marcas importantes como Cafés Baqué y Angulas Aguinaga, posicionándose como especialistas en fotografía gastronómica. Sin embargo, Pablo y Sergio están en constante evolución, adaptándose a un mundo donde el consumo de contenidos es cada vez más efímero. “Estamos en un momento de transición, desarrollando nuestras voces individuales. Queremos centrarnos en proyectos que nos permitan crear desde la libertad y la creatividad, apostando por un concepto de fotografía de autoría”.

Creatividad y expansión

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La necesidad de abrirse a nuevas perspectivas ha llevado a Pablo y Sergio a explorar otros mercados y tendencias. En 2023, viajaron a Nueva York y Copenhague, experiencias que les ofrecieron nuevas ideas y contactos. Este año, planean continuar este camino, buscando inspiración y colaboraciones en otros lugares del mundo.

Pablo reconoce que todo este recorrido no sería posible sin la base que construyó en Basque Culinary Center. “Además de los conocimientos técnicos, lo que más me aportó fue la confianza para explorar diferentes áreas y construir un camino propio”.