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Al pasar por esta calle de Vitoria, el olor a comida casera desde por la mañana es inconfundible, a la comida de las abuelas. Un olor a comida muy rica que lleva una elaboración, pasión, horas de trabajo, dedicación y tiempo a fuego lento. Es un restaurante pequeño, en una esquina en Portal de Legutiano, muy cerca del centro cívico Iparralde, con una decoración exterior que ya da una pista de qué se cocina cada día despacio y con mucho mimo.
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