La Catedral vieja de Santa María ha sido testigo de un momento que quedará grabado en la memoria de la Iglesia en Álava. Tres hombres –Ramiro Alfaro López, Francisco José Antón Aranzana y su hijo Josu Antón Sanz– fueron ordenados diáconos en una solemne eucaristía presidida por el Obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde.
La ordenación conjunta de padre e hijo convierte esta ceremonia en un acontecimiento histórico. No solo es la primera vez que ocurre en la Diócesis de Vitoria, sino también uno de los pocos casos conocidos en el estado nacional. “Sí, no solo es inédito en la diócesis de Álava, sino en España también”, explicaba Francisco José Antón, uno de los protagonistas, en los días previos al acto. “Es un regalo de Dios podernos ordenar a la vez en la misma celebración los dos, junto con Ramiro”. Con estas tres nuevas incorporaciones, la diócesis cuenta ahora con nueve diáconos que colaboran en distintas parroquias y entidades eclesiales repartidas por toda la provincia.
Ramiro Alfaro y Francisco José Antón son nuevos diáconos permanentes, colaboradores del Obispo en su tarea pastoral. Por su parte, Josu Antón, religioso pasionista de 28 años, se ordena diácono temporal, paso previo al sacerdocio al que se siente llamado. La figura del diácono –primer grado del orden sagrado– está dedicada al servicio, la proclamación de la Palabra y la atención a la comunidad cristiana. A diferencia del sacerdote, el diácono no consagra la Eucaristía ni confiesa, y en el caso del diaconado permanente puede estar casado y tener hijos, lo que hace aún más singular la vocación de Francisco José.
El diaconado, primer grado del sacramento del orden, “es una vocación de servicio”
En cuanto a la celebración, cabe destacar que la misa fue presidida por el obispo de Vitoria y concelebrada por dos obispos africanos (de visita en la capital alavesa) junto con unos setenta sacerdotes de la diócesis y de la comunidad pasionista del estado nacional, cuyo superior provincial, Juan Manuel Benito, también participó en la celebración.
OTROS DATOS
El diaconado, primer grado del sacramento del orden, “es una vocación de servicio”. Los diáconos son colaboradores del obispo y de los sacerdotes en la predicación de la Palabra, la liturgia y la caridad. Su misión es servir, acompañar y sostener a la comunidad cristiana, especialmente a los más pobres y necesitados.
“Hasta ahora todo normal en tres ordenaciones diaconales, un servicio de la Iglesia de primer grado sacramental y cuya tarea es similar a la de un sacerdote, salvo consagrar o confesar. Esta figura además permite estar casado y tener hijos a la vez que se realiza este servicio eclesial. La nota emotiva y especial en esta cita que la hace única en la historia reciente de la Iglesia alavesa y en el conjunto de la española, con muy pocos casos similares, recala en la familiaridad de dos de estos aspirantes. Padre e hijo darán este sí al Señor en la misma ceremonia. Se trata de Francisco José, padre de Josu, quien se ordenará como diácono permanente mientras que su hijo Josu, a sus 28 años, lo hará como diácono temporal, ya que seguirá su vocación al sacerdocio, servicio para el que se está preparando”, explican desde la Diócesis. Padre e hijo coinciden en que su historia puede servir para animar a otros a descubrir su propia vocación. Francisco José lo explica con naturalidad y sin buscar protagonismo: “Hay mucha falta y necesidad de vocaciones sacerdotales, a la vida religiosa y diaconales. Estas dos últimas son menos conocidas. Todo testimonio en este sentido es bueno si suscita vocaciones de entrega a Dios y a la Iglesia”. Añade, con gratitud, el papel de sus compañeros diáconos en este proceso: “Para mí –dice– ha sido muy importante el ejemplo, el cariño y el apoyo recibido de los hermanos diáconos permanentes de la diócesis, que llevan trabajando y sirviendo al Señor muchos años.”
Josu, el hijo, comparte la misma esperanza. A sus 28 años, ve en su padre un referente y en su propia vocación, un camino de entrega compartida. El mayor reto que tenemos es ser buenos y humildes servidores de Dios, y hacer así honor al encargo y a la vocación de diácono que Dios a puesto en nuestros corazones. Que el Espíritu Santo nos vaya configurando con Cristo.
En cuanto a las misiones, Josu ejercerá su diaconado como pasionista en el entorno del Santuario de Angosto, en el valle de Valdegovia y Añana, zona pastoral encomendada a los pasionistas; y Patxi continuará si labor en su parroquia y en los pueblos de alrededor, juntos con aquellas labores que le encomiende nuestro obispo Juan Carlos”.