891 txikis en Álava se están preparando para hacer la comunión, frente a los 795 que la recibieron en 2024
Vitoria celebrará el grueso de estas celebraciones, frente a las 43 de Llodio, 31 de Amurrio, 30 en Rioja Alavesa y las 17 de Alegría-Dulantzi, Araia y Agurain
Siempre, por estas fechas, la esperanza de los sacerdotes es que la Primera Comunión que van a dar a los txikis no sea también la última con el fin de que este evento religioso no se quede en mero postureo familiar. Sin embargo, las encuestas no suelen invitar al optimismo en este sentido.
La última del CIS (Centro de Investigaciones sociológicas), por ejemplo, revela que un 37,1% confiesa ser católico no practicante y los no creyentes, que no comulgan ni con esta religión ni con cualquier otra (agnósticos, indiferentes y/o ateos), suman ya un 36,1%. Pese a ello, y al cada vez también más acusado descenso de la natalidad, parece que en este 2025 en Álava se avecina un año de récord entre los menores que están dispuestos a recibir este sacramento.
Al menos, así lo hace indicar el número de los que están preparándose en los cursos de catequesis de la diócesis de Vitoria, ya que asciende a 891, frente a los 795 que la recibieron finalmente en 2024.
Si bien, no se tratan de datos definitivos, puesto que pueden apuntarse más a última hora o que alguno finalmente no pueda recibirla por algún motivo de peso.
Por localidades
En todo caso, Vitoria celebrará el grueso de primeras comuniones, mientras que en la zona rural se reparten en proporción por su población.
Por ejemplo, este año serán 43 en Llodio, 31 en Amurrio, 30 en Rioja Alavesa y 17 contando Alegría-Dulantzi, Araia y Salvatierra-Agurain.
“En los últimos seis años, en total, han sido unos 7.000 los menores alaveses que han recibido este sacramento”, explica la diócesis.
En 2019, en concreto, se logró que así lo hicieran 1.247. Pero un año después, en 2020, todo cambió cuando se pospusieron todas las comuniones a otoño debido a la irrupción en marzo de la pandemia por coronavirus. Así que, al final, se celebraron menos de la mitad (549).
Pese a ello, en 2021 se alcanzó una cifra inédita en el territorio: 1.821, de las cuales muchas eran del año anterior que habían sido pospuestas por la pandemia por decisión de la familia. Principalmente, porque aún había restricciones muy duras en la primavera de 2020, especialmente en restaurantes, aforos y distancias.
En 2022, recibieron este sacramento 1.035 menores, algunos de ellos también derivados por la pandemia.
En 2023, fueron 711 los niños y niñas de Álava que recibieron la Primera Comunión y en 2024, los 795 citados anteriormente.
En definitiva, que poco a poco, los datos van remontando a cifras prepandemia, pero aún así, la diócesis también remarca que “hay muchos niños que no reciben la Primera Comunión, aunque estén bautizados o sean de familias creyentes a la edad que toca, y lo van posponiendo. En varias parroquias se están preparando jóvenes y adultos para esto. Por ejemplo, la Semana Santa pasada el obispo dio la primera comunión a diez jóvenes de entre 12 y 35 años”.
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“Por convicción familiar”
Este sacramento lo recibirán aquellos niños y niñas “por convicción familiar y deseo especialmente de sus padres, quienes deciden iniciar a sus hijos para recibirlo. Es un acto importantísimo. El niño o niña recibe a Jesús por primera vez de una forma especial”.
Y esto, por tanto, requiere de una preparación, “para hacerles ver lo importante de este acontecimiento, del que sus padres y sus abuelos también fueron partícipes, muy extendido en la sociedad en la que viven”.
La formación que ofrece la diócesis es para menores desde los 6 o 7 años. La duración depende de la parroquia o colegio, desde meses hasta años, si se enlaza este sacramento con la Confirmación.
“En las catequesis, lo principal es conocer a Jesús mediante muchas y diferentes acciones, dinámicas y tareas. Es su primer ambiente ajeno a su círculo más íntimo, donde se relacionan con niños y niñas de su barrio o escuela. La parroquia hace barrio y eso también no lo queremos perder. Siempre ha sido referencia y si dejar de serlo, el barrio también dejará de serlo. Las catequesis, además, ponen en contacto a niños y a padres y crea comunidad”.
En estas sesiones gratuitas también aprenden valores como la solidaridad, el perdón, la alegría, la tolerancia y el diálogo, como base de todo cristiano.
“Y asumen la importancia del centro de la vida cristiana: La Eucaristía. Jesús, que resucitó y se apareció en numerosas ocasiones a sus apóstoles y discípulos, se hace también presente en el pan y el vino, por lo que saber que vas a recibir a Jesús cada domingo de toda tu vida es un acicate que da sentido a la vida de estos niños y niñas”, subraya.
Una última reflexión
Por último, la Iglesia alavesa invita a hacer una reflexión sobre cómo llega su mensaje a la sociedad y, lo importante: “Que sigamos formando con entusiasmo y alegría a las generaciones futuras en los valores del Evangelio, los que caracterizan a nuestras sociedades y donde están las raíces de nuestra tierra”.
Y en el aspecto celebrativo, es clara: “Lo relevante es el sacramento, el acto en sí y eso descarta, o al menos no implica necesariamente, un coste económico grande como son los vestidos o el convite. Los padres quieren que Cristo sea una parte importante en la vida de sus hijos y eso no cuesta dinero”.
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