"Es una lucha diaria ...mi suegra entró caminando en la residencia y en menos de un año está en una silla de ruedas, casi no habla...no le dan la comida pasada porque montamos un pollo...".

Es la terrible denuncia de familiares de Vitoria que tienen a sus mayores en un residencia privada en la capital alavesa, en este caso en el barrio de Salburua.

"Mi suegra paga algo más de 3.000 euros, y las trabajadoras con contratos de mil y pocos euros"

A raíz de las protestas que están llevando a cabo las trabajadoras de una residencia de Miñano por sus condiciones laborales ("están cansadas de la presión y la sobrecarga de trabajo a la que se enfrentan, con falta de personal constante, jornadas abusivas,...), algunas familias se han puesto en contacto con DNA para mostrar su "preocupación y denunciar situaciones inaceptables".

Los propios familiares son conscientes de las condiciones tan precarias de las trabajadores en estos centros: "mientras que mi suegra paga algo más de 3.000 euros al mes, las trabajadoras tienen contratos por mil y pocos euros, de lunes a domingo, con turnos... Cada poco cambian de personal, normal con lo que les pagan".

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En imágenes: la denuncia de la plantilla desbordada de una residencia de Vitoria

"Son sitios muy rentables y nadie quiere ponerle el cascabel al gato"

Hay familias que también denuncia problemas a la hora de las comidas. "Cuando le querían dar la comida pasada a mi suegra, fuimos a hablar con la cocinera y le explicamos que no necesita que le pasen la comida, que no tiene ningún riesgo de aspiración. Claro, podía no comer en el tiempo que ellas querían, pero que comer sola comía y masticaba estupendamente".

Lo que sucede, tal y como ponen sobre la mesa estas familias, es que "si hay 40 personas para atender y solo cinco trabajadores, es imposible. Debería haber un mínimo de una hora para cada persona para levantar, asear, desayuno,... Pero son sitios muy rentables y nadie quiere ponerle el cascabel al gato".

Verdaderos dramas familiares en Vitoria

Estas familias van más allá en sus denuncias. "Te encuentras a veces en ayuda a domicilio verdaderos dramas. Familias con hijos con discapacidad que tienen que sacrificar a un miembro que deja su trabajo, normalmente la madre. Así, entra menos dinero en casas con más necesidades ...el ocio ni se piensa, todo es necesario en esos casos... Y ya no hay agujeros para apretar más del cinturón...hay que hacer nuevos".

"Lo mismo en casas que de repente hay un ictus o el abuelo empieza a desorientarse. Andamos tan justos económicamente que hay que trabajar para salir adelante...y no podemos hacer las cosas como queremos".