Álava se prepara para recibir uno de los festejos más esperados del año. El que brinda homenaje a su patrón cada 28 de abril, a San Prudencio. Un día en el que la celebración toma como escenario la campa de Armentia, donde y alaveses y alavesas disfrutan de la jornada en buena compañía, música y, como no, de su gastronomía.

Dentro de este último grupo, no puede faltar el revuelto de perretxikos y las cazuela de caracoles como platos estrella; aquellos que albergan buen sabor y mucha tradición. Productos que cuentan con una considerada reclamación durante esta temporada, y que, ya lucen en múltiples tiendas y puestos comerciantes de la capital alavesa. 

Sin ir más lejos, en la concurrida Plaza de Abastos, son ya varios los mostradores que ofrecen a la clientela estos productos, sobre todo, caracoles, puesto que cuentan con un precio más asequible para el bolsillo que el de las codiciadas setas.

En este marco, DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA ha recorrido esta semana los abarrotados puestos del mercado para conocer algunos detalles de su venta, su coste, así como la evolución de esta costumbre gastronómica.

En Abastos

En la carnicería Conchi, Mari José comercializa la malla de caracoles vivos a 12,90 euros; que provienen de Nanclares de la Oca. “Los hemos traído hace poco, pero ya nos están preguntando mucho por ellos.

En lo que al precio refiere, la comerciante asegura que su precio no se ha visto incrementado. “Están igual que el año pasado”. Sin embargo, en lo referido a la venta al público, sí que afirma que su consumo se ha visto reducido en comparación con años atrás.

“Se sigue consumiendo pero no al nivel de hace años, antes mucho más que ahora”, ha apuntado. En cuanto al público que disfruta de este molusco, “generalmente es gente más mayor” quién lo compra y lo cocina; aunque ya hay “sitios donde los venden hechos”. 

No muy lejos, en el pequeño tenderete de Aceitunas Jaras, que lleva en Abastos año y medio, lucían tres botes de diferentes tamaños de caracoles de origen cántabro y catalán. “Vienen ya limpios y cocidos, el bote grande tiene un precio de 20,95 euros mientras que el pequeño se vende a 10,95”, explicaba Jito, uno de sus comerciantes. Asimismo, indica que la costumbre se mantiene, especialmente entre la gente mayor.

“Los caracoles se venden todo el año, pero ahora es la época fuerte”

A pocos metros de allí, el mostrador de María Isabel Hernández, de Aceitunas Laurentino, muestra un cartel que decía “oferta especial caracoles al natural 21,95€”. También en tres formatos: grande, mediano y pequeño.

Bote de caracoles en el puesto de Aceitunas Laurentino de Abastos C.G.

“Los caracoles se venden todo el año, pero ahora es la época fuerte”, ha comentado. En su caso, cuentan con una alta demanda los días comprendidos entre el 22 y 28 de abril, al igual que la semana del 1 de mayo. “La gente que se ha estado fuera de vacaciones durante los días de San Prudencio, regresa y compra”, ha señalado.

Cuando ha sido preguntada por las costumbres de los alaveses de cara a estas fechas, su respuesta no ha dejado lugar a dudas. “Se sigue manteniendo la costumbre de comer perretxikos y caracoles. Y cada año con más fuerza”, ha expuesto según las compras de su clientela. 

“Tengo clientas que congelan perretxikos y hacen caracoles por Navidad”

Asimismo, Hernández, cree que es una tradición gastronómica “educacional”. “Lo que se come en casa, normalmente se aprende”. Además, sostiene que el “menú de San Prudencio”, se extrapola también a otros periodos que poco tienen que ver él, como por ejemplo, durante los festejos navideños. “Tengo clientas que congelan perretxikos y hacen caracoles por Navidad”, ha señalado.

"Los clásicos"

Para la veterana, el caracol es “una babosa exquisita”. Además, añade que deben estar bien cocidos, lavados y bien engañados, que “es una forma de cocción para que el caracol no se esconda dentro de su caparazón”. 

En este sentido, cuenta que los preferidos entre su clientela son “los clásicos”; aquellos que van acompañados con verdura, tomate natural “hecho por uno mismo” y con tropiezos. “Los caracoles de Álava son así”, ha reafirmado. “También hay gente que los pone con cordero, pero no es tan común”, ha apuntado.

El gusto por el perretxiko

Abril y mayo son los meses de temporada alta de uno de los tesoros gastronómicos de la primavera: los perretxikos. Un producto que no puede faltar en una cita como la de San Prudencio. Aunque sea unos pocos gramos, puesto que su elevado precio puede determinar su venta en los mercados.

“El caracol es justo más del día de San Prudencio; mientras que el perretxiko es toda la temporada, aunque su mes fuerte es mayo”

Sin salir del mercado de Abastos, Damián Ruiz de Larrea presenta en el puesto de Embutidos Mari una montaña de perretxikos por un precio de 42 euros el kilo, “parecido” al de años anteriores. El comerciante, ha comentado a este periódico que estas setas “gustan y se venden más” que los moluscos. “El caracol es justo más del día de San Prudencio; mientras que el perretxiko es toda la temporada, aunque su mes fuerte es mayo”, ha explicado Ruiz de Larrea. 

Tres botes de caracoles de distinto tamaño también se ofertan en Mari, donde el grande alberga un precio de 35,90 euros; el mediano 21,90 y el pequeño 8,42 euros. En este sentido, cree que lo importante del caracol no es el bicho como tal, sino el “apaño” que se haga con él.

“Creo que la gente de pueblo mantenemos más las tradiciones”

El paladar de los alaveses y alavesas se prepara para volver a disfrutar de los productos estrella con la llegada de San Prudencio. Y no hay mejor forma de rendir un homenaje al patrón de Álava que degustando y disfrutando de la gastronomía del territorio. En las cestas de la compra que se dejan ver por el Mercado de Abastos de Vitoria, se cuelan durante estos días mallas y botes de caracoles y, quien pueda y quiera darse un pequeño capricho, algún que otro gramo o kilo de perretxikos. 

Así lo ha podido saber DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA tras realizar una visita por los comercios y conversar con algunas clientas.

Merche Gil disfruta de una cazuela de caracoles solo en San Prudencio. De hecho, es su hijo el chef que se encarga de prepararlos con algún gramo de perretxikos. “Los caracoles me gustan porque es un día, cinco o seis días seguidos no comería”, ha comentado antes de dirigirse hacia la salida del mercado. 

A pocos metros, Ana Errasti, mientras espera su turno en uno de los puestos de carnicería compartía que ella y su familia suelen comer tanto caracoles como perretxikos “porque nos gustan mucho sí”. Aún y todo, lo hacen en otras épocas del año, que no mantienen relación con la festividad del patrón de Álava. “Siempre solemos estar fuera en San Prudencio”, señala. Asimismo, es su marido quien elabora este plato; acompañado de chorizo, tocino, pimiento choricero y “con mucho gusto y mimo”. “El lo aprendió de su madre. Yo no quiero, porque tiene mucho trabajo”, expone entre risas.

Marta Fernández es de mantener costumbres. Esta vecina de Amurrio que, ahora reside la capital alavesa, no solo come caracoles y perretxikos, sino que ella misma se encarga de prepararlos. De hecho, años atrás salía en su búsqueda. “Antes íbamos a coger los caracoles, allí siempre lo hemos hecho así. Creo que la gente de pueblo mantenemos más las tradiciones”, apunta. “Los guardábamos en una red y los dejábamos en la terraza, hasta que sacarán toda la suciedad”, recuerda.

Ahora en cambio, ”no tengo tiempo para eso”, por lo que compra el bote ya cocido y lo acompaña con salsa de tomate; panceta; chorizo; huevo duro y un poco de picante. Una receta que aprendió de su madre y que ha extrapolado a su ámbito familiar. “Mi marido es irlandés y es quién más disfruta de ellos. Al principio, a mi familia le daba asco, pero ahora les encanta. De hecho, cuando vienen en verano, me piden caracoles”, cuenta entre risas.