La vitoriana Mónika Fuertes se proclamó subcampeona del Mundo en la categoría Team shine salsa ladies open en el Euroson Latino World Salsa que se celebró en Cancún, México, el pasado mes de diciembre.

La artista alavesa volvió a demostrar una vez más su calidad, igual que sus compañeras, al preparar el campeonato a distancia, ya que cada una de las integrantes vive en una ciudad diferente. 

¿Cómo fue la experiencia del campeonato?

–La verdad es que el Euroson Latino World Salsa es un campeonato único y muy especial para todo el mundo y eso se puede notar tanto en el ambiente como a la hora de competir. Ejemplo de ello es que justo antes de que cada competidor empiece a bailar se comenta la misma frase, somos parte de la historia. 

No suele participar ni asistir a muchos campeonatos. ¿Cómo surgió la idea de acudir?

–Fue a raíz de la propuesta de una compañera que conocemos desde hace muchos años que se llama Ayelén Gauna, quien tiene un grupo de chicas. Entonces, quería contar con unas pocas más y me propuso colaborar con ellas y ahí me lancé para irnos a México. 

“No me suele gustar acudir a campeonatos por el ambiente competitivo, pero el Euroson es una competición única y tiene un ambiente especial”

¿Cómo fue la preparación del campeonato?

–El grupo está en Madrid y eso complicó un poco todo, ya que los desplazamientos hacían que ensayar todas juntas fuera más difícil. Es más, tiene mucho mérito nuestra actuación, ya que pudimos ensayar muy pocas veces todas juntas, para ser exacto solo en cinco ocasiones. También es cierto que aprovechamos los días que estuvimos en Cancún para ensayar, que aunque fueran poquitos, también ayudó. A pesar de las adversidades, que fue la distancia –ya que cada una trabaja en un sitio diferente– conseguimos ser subcampeonas. Por lo que estamos todas muy orgullosas.

Mónika Fuertes: Una subcampeona mundial de salsa en las pistas de Vitoria Pilar Barco

Aunque no sea de presentarse a muchos campeonatos, el lograr ser subcampeona del mundo de salsa tiene que ser un orgullo…

–La verdad es que sí, aunque hay que admitir que te queda la sensación de haber querido ganar, después de todo el esfuerzo. Aún así, no somos supercompetitivos, porque como pareja –ni Erik ni yo– no hemos competido mucho, pero he de decir que me picó el gusanillo y me gustó, y eso que normalmente no me gusta mucho el ambiente competitivo. Al final, fue bonito porque era una competición unida.

¿Qué cree que les faltó para poder ganar?

–Siempre se puede mejorar, pero al final cada una somos de un lugar diferente, por ejemplo, Eva, una de las componentes, vive en Castellón. Tener pocas horas de ensayos y que otros grupos estén todos los días practicando se acaba notando. Quizá esas pocas horas de coordinación nos pudo fallar. Por otro lado, también el propio estilo al ser de la misma compañía se nota sobre el escenario y en nuestro caso al ser cada una de una casa diferente teníamos que ir acoplándonos sobre la marcha las unas a las otras. 

“De sentir de corazón, nos gusta más la salsa y siempre decimos que Vitoria es una ciudad salsera y nuestros alumnos son más salseros que bachateros”

Que cada una sea de un lugar diferente habla aún mejor de su segundo puesto…

–Sí, eso es. También era sorprendente no haber trabajado nunca juntas, tener cada una su estilo y que no se note esa diferencia a no ser que te la cuenten. Cuando contábamos que cada una vivíamos a 5 ó 6 horas las unas de las otras, la gente alucinaba porque en el escenario no se notó.

Ahora que le ha picado el gusanillo, ¿se plantea volver? 

–Pues una vez estando allí, te pica el gusanillo viendo al resto de competidoras y sí que piensas que el año que viene vuelves y compites como solista, en grupo y en pareja, pero luego vuelves a casa y se te pasa el calentón. Aún así quién sabe, a lo mejor sí. 

¿Le quedó tiempo para el turismo?

–Sí que nos quedó tiempo. De hecho había muchas excursiones organizadas, pero yo opté por quedarme y eso que otras chicas del grupo sí que salieron a ver las islas. En cambio, Eva y yo, que es medio mexicana y se conoce todo, nos quedamos en el hotel y en la playa descansando. Queríamos parar, que es algo que hago poco, y así sentir que estaba en la playa relajada.

Mónika Fuertes: Una subcampeona mundial de salsa en las pistas de Vitoria Pilar Barco

El ritmo de vida que llevan es muy alto, fines de semana fuera con festivales, clases, campeonatos… ¿Cómo se lleva la combinación de trabajo y hobby?

–Me siento muy afortunada de poder dedicarme a lo que me gusta, pero eso tiene un extra de disciplina sobre todo, que tienes que sacrificar muchas cosas, que quizá en un trabajo normal no. Es decir, trabajas, sales a tu hora y te olvidas, pero aquí estamos como 24 horas pensando en tu trabajo. Viajas y te pierdes muchas cosas como eventos familiares y de amigos, pero por otro lado es muy satisfactorio.

A nivel de pareja han recorrido ya medio mundo, ¿cuál ha sido el país que más les ha llamado la atención?

–Hemos estado recientemente en Grecia, en el evento A Gozar Arachova, y ahí se baila de una manera espectacular, con un nivel muy alto tanto de chicas como de chicos. No queríamos que acabara nunca. Por otro lado, la India nos gustó mucho, donde estuvimos hace 3 ó 4 años en Calcuta, y ese año fuimos a Goa. Es cierto que no hay muchísimo nivel, pero hay muchas ganas. Cuando hay eventos allí, los aprovechan al máximo y son muy buenos estudiantes. De allí nos llevamos que la gente es muy alegre, las 24 horas del día están con una sonrisa en la boca. 

Aquí en Vitoria han crecido mucho con la academia Báilalo Dance Center y también desde que abrieron La Casa de la Música, ¿cómo ven el baile en la ciudad a día de hoy?

–Ha crecido mucho y nunca se ha detenido a pesar de todo lo que hemos pasado con la pandemia, y la gente siempre ha tenido muchas ganas de bailar. Al abrir La Casa de la Música, al principio costó que funcionase, pero ahora ya carbura sola después de mucho sacrificio. Al final, la gente tiene ganas de bailar y además nos gusta mucho Vitoria, porque es una ciudad salsera. Nuestros alumnos son más salseros que bachateros.

“Me encanta sentir los nervios del principio, que eso nunca se pierde y es lo que te hace sentir y sacar lo mejor de tí. Cada vez que bailas es diferente”

Ahora que lo comenta, ¿salsa o bachata?

–Salsa por todo lo que abarca y aporta, aunque nos gusta toda la música en general. La bachata también me encanta, aunque a Erik un poco menos (risas). De sentir de corazón, nos gusta más la salsa. 

En esta sociedad, a nivel de marketing siempre llama mucho más la atención los títulos, pero en su caso no les ha hecho falta.

–Es cierto que llaman, pero hemos tenido la suerte de que no nos ha hecho falta mostrar los títulos. En los eventos nos destacamos por la enseñanza y ahí nos ganamos más al público con ese aspecto social. Nos preocupamos más porque la gente aprenda en un evento y que no nos vean como subcampeones y campeones de algo en concreto. Por ejemplo, Erik también se ha presentado varias veces a La Negra Salsa y ha quedado en muy buenos puestos. Por eso mismo nos diferenciamos porque nuestro objetivo no es hacer nosotros el espectáculo, sino enseñar. 

Mónika Fuertes: Una subcampeona mundial de salsa en las pistas de Vitoria Pilar Barco

Después de tanto viaje, ¿tienen algún lugar al que os gustaría ir?

–Todavía nos quedan muchos sitios por visitar (risas), pero ahora mismo no tengo ninguno en mente. Todo lo que venga será bienvenido. 

Por otro lado, ¿algún campeonato al que le gustaría presentarse?

–Ahora mismo no, como mucho repetir en el Euroson que me gustó, ya que fue algo diferente trabajar en grupo con chicas, que no es el trabajo habitual como solista o parejas. 

¿Cómo describiría esos momentos en los que está bailando, ya sea en pareja, en grupo o sola?

–Siempre digo que ese momento aunque lo repitamos cada fin de semana va a ser único. Por más que hagas lo mismo, la forma en la que sale cada vez es única y no se va a volver a repetir. Me encanta sentir los nervios del principio, que eso nunca se pierde y es lo que te hace sentir y sacar lo mejor de tí. Cada vez que bailas es diferente.

Hay muchas academias, profesores, pero da la sensación que en Vitoria se habla de baile y viene a la mente la imagen de Mónika y Erik.

–La verdad es que es muy satisfactorio y te hace irte a dormir con una sonrisa. Al final, el baile ayuda en muchos aspectos y la gente sonríe todo el tiempo y siempre te dicen que es cómo hacer terapia, ya que conoces a gente, te ayuda a socializar y olvidarte de lo que te está pasando fuera. Eso es lo que nos llega al corazoncito. El ser un referente es el reflejo del trabajo y de lo que vamos sembrando con el paso de los años.