Asteguieta es mucho más que ese concejo de Vitoria conocido por tener el primer hipermercado de las afueras de Vitoria, hoy abandonado y grafiteado, por amanecer inundado cada vez que crece el Zadorra, y por sus burritos.

No en vano, también tiene propiedades dignas de ver, como el palacio de los Zárates (siglo XV), casas de labranza, con tejados a dos aguas, típicas de la Llanada, y heroicos vecinos, como el propietario de estos animales.

Eran del bombero jubilado Ignacio Zugazua, fallecido el 7 de julio del pasado año, y siempre se le recordará porque aunque tuvo que huir de su caserío por la riada de 2021, no se fue antes sin guiar a sus asnos a una isla a la que no había llegado el agua para que no perecieran ahogados.

Es por eso que su Junta Administrativa se ha propuesto dar a conocer más este barrio-pueblo de las afueras de Gasteiz, embelleciendo su centro sociocultural.

En concreto, con un mural que desde hace dos semanas está pintando Pako Barriga, conocido por sus obras de Abetxuko, o la bolera de Luko, donde retrató a sus vecinos mayores. El objetivo es “que invite a entrar en el pueblo”

Bueyes, campesina y puente

Allí, Barriga está creando su última obra que refleja parte de la historia de Asteguieta, con su puente de piedra de la entrada, en la que no falta una campesina en plena faena y los bueyes del carro del diezmo, al lado del río, que protagoniza una leyenda local, y en el que se puede ver hasta Estarrona.

“Cuenta que cuando iba cargado con las cosechas que recaudaba la Iglesia y que servían de alimento del clero, volcó a la entrada de Asteguieta al tropezarse con unos zarrapos, justo antes de pasar el puente. De ahí el dicho: Levantas una piedra y encuentras un zarrapo”, explica su autor.

Dar vida a historias

Como destaca, “para eso también sirve el arte”, para conservar el patrimonio del pueblo “y contar cómo se trabaja antes y sus costumbres. Es como dar vida a esas historias”. 

Barriga tiene previsto acabar el mural este fin de semana y por eso, este sábado, a las 11.00 horas, ha invitado a que participen en él los menores de Asteguieta.

Allí los txikis se encargarán de dar color a sapos, charcas, flores y mariposas, aunque, eso sí, sobre papel, para que no lo emborronen todo, ahora que ya está prácticamente acabado el mural.

“Es para que se lo pasen bien ellos. Les llevaré los botes de pintura y los pinceles y aquí se desmadran. Ya he colaborado otras veces con los críos, como en Albaina, y ha quedado muy bien”, recuerda entre risas.

Jardín adecentado

Además, el mural también ha servido para adecentar el jardín, poner una rampa y arreglar la tapia, lo que animará a más lugareños a pasarse más por este centro sociocultural. Si bien, el deseo último de Barriga con esta obra es que aumenten las visitas a Asteguieta.

Él mismo se ha sorprendido al conocerlo más a fondo. “Nunca había estado en este pueblo, siempre había estado de paso, pero aquí hay unas casitas bajas y huertas preciosas, con sus caseríos y palacio y la bolera que están arreglando.Además, vive mucha gente de todos los sitios. Es multicultural y son muy agradecidos”, resalta Barriga.