Con soltura, David lanza una pregunta a los miembros del tribunal que evalúa su intervención. ¿Qué creéis que hay más topónimos en Vitoria que empiezan por mendi o por monte? Así comienza, junto con su compañera Leire, la exposición que este grupo de 2º de Bachiller de Jesús Obrero ha preparado durante los ocho últimos meses, fruto de una “complicada” investigación.
Introduce el tema Leire para explicar que han elegido la toponimia del municipio como asunto a investigar por la curiosidad que les despierta.
“Nos nombra lugares que frecuentamos todos los días; nunca antes me había planteado estudiar el origen de los nombres de los lugares en los que estoy a diario, pero me ha parecido interesante”, reconoce mientras se toca el pelo durante su disertación de ayer en Jesús Obrero. “Se aprende de forma diferente, la investigación te da más libertad; es más entretenido que las asignaturas”, indica David.
“Se aprende de forma diferente, la investigación te da más libertad; es más entretenido que las asignaturas”
Y es que, los centros de Egibide tuvieron ayer los tribunales de los proyectos de investigación trabajados por el alumnado de Bachillerato en Jesús Obrero y Nieves Cano. La actividad consiste en que grupos de alumnos, de dos o tres personas, se ponen frente a un jurado formado por profesores y expertos invitados por los centros para defender sus proyectos de investigación.
Elena Martínez de Madina, experta en Toponímia de Vitoria y miembro de Euskaltzaindia, ha ayudado, en este caso a David y Leire, a desarrollar su investigación; ellos, a su vez; han tomado su obra como referencia. Reconoce que les ha exigido “bastante”, pero les felicita al final de su intervención.
“La onomástica es una parte complicada porque no siempre sigue las reglas establecidas y, a la vez, a todos nos interesa conocer el origen, de dónde vienen los nombres”, indica la especialista en Toponimia. En este sentido, “me parecieron muy atrevidos al trabajar este tema”, apunta Martínez de Madina.
Bajar a la arena
Subraya Pedro Rodríguez Tellería, profesor y director de Bachillerato del centro que con esta metodología, “el alumnado aprende investigando, bajando a la arena y no sólo desde la teoría de las clases; una vez que eligen el tema con el asesoramiento del profesorado, son autónomos y lo trabajan sorprendentemente bien”, destaca.
“El alumnado aprende investigando, bajando a la arena y no sólo desde la teoría de las clases"
El trabajo consiste en lanzar una hipótesis, desarrollar una metodología de investigación y demostrar si se cumple o no. “Como una tesis doctoral, cada quince días nos reunimos para repasar cómo avanza la investigación y, una vez finalizada, exponen el tema ante un tribunal; les sirve para subir nota y, de cara al futuro, para saber si les gusta o no lo que están estudiando; en este caso, encaminado hacia las filologías”, explica el director de Bachiller.
Le acompañan en el tribunal los profesores Saioa Ulibarri y José Luis Pérez de Guereñu.
Hablar en público impone respeto a los bachilleres; nervios que se les pasan una vez que entran al aula y, frente a la pantalla, comienzan a desarrollar sus investigaciones; lo hacen de forma clara y con buena vocalización.
Shenoa y Naroa, también de 2º de Bachiller, se han decantado por profundizar en palabras en euskera con raíz del latín. Pese a los nervios iniciales, prefieren exponer su tema ante el tribunal que hacer un examen del que dependa su nota.
A Naroa, la asignatura que más le gusta es inglés y a Shenoa, economía, aunque su elección de tema esté más relacionada con euskera y latín. No obstante, ambas coinciden en que lo que menos les gusta son las matemáticas, y ya se las han quitado de encima.
Finalmente, en la investigación de David y Leire gana mendi. Ambos bachilleres han aprendido la importancia que tiene investigar las afirmaciones antes de lanzarlas si más, y ya piensan en lo interesante que sería profundizar en su trabajo y divulgarlo entre la población de Gasteiz.