La fiscal del juicio por el asesinato de la vitoriana Pilar Arbulo ha argumentado que durante el juicio se ha probado que los dos hombres sentados en el banquillo de los acusados son quienes robaron y asesinaron a esta mujer de 75 años en Vitoria en 2019, que la atacaron como "lobos", golpeándola "salvajemente", y que eso es un asesinato, no un homicidio imprudente.

El pasado lunes arrancó en la Audiencia Provincial de Álava el juicio con tribunal de jurado contra estos dos hombres para quien la Fiscalía ha mantenido hoy los 30 años de cárcel que pide para cada uno de ellos por un delito de asesinato en concurso con otro de robo con violencia.

Según el Ministerio Público, los dos procesados asaltaron la tarde del 12 de mayo de 2019 a la víctima dentro del ascensor de su vivienda en la capital alavesa, la agredieron con una violencia "desmesurada" causándole un traumatismo cráneo encefálico que provocó su muerte unas 40 horas después en el hospital, y le robaron 120 euros que portaba en la cartera.

Las defensas mantienen que los procesados no son las personas que cometieron esos hechos, que no hay pruebas que los vinculen con ellos ni huellas suyas en el lugar del suceso. Los propios acusados negaron el primer día su relación con este suceso.

Hoy en el último día del juicio, la Fiscalía ha introducido la agravante de alevosía en el delito de robo con violencia que les imputa pero ha mantenido la misma petición de cárcel.

Las defensas han reiterado que los acusados no tienen nada que ver con este suceso aunque uno de los letrados ha solicitado que subsidiariamente se consideren los hechos como un homicidio imprudente con la atenuante de drogadicción y de dilaciones indebidas.

En su informe final, la fiscal ha asegurado que las cámaras de diversos edificios sitúan a los acusados en el lugar de los hechos, que se les ve como siguen a la mujer antes de entrar con ella en portal y que se les identifica por las ropas que llevaban.

Pesaba 40 kilos

Ha reconocido que no se han encontrado restos de ADN ni huellas de ellos en la zona del ataque pero ha indicado que eso se ha debido a que lugar fue manipulado por diferentes personas (agentes, vecinos) y que por ello ha sido imposible lograr un perfil genético o huellas "limpias".

Ha negado que se pueda hablar de homicidio imprudente en este caso porque el ataque fue "brutal", coordinado, con golpes en zonas vitales (cabeza y tórax) que la "reventaron" por dentro, en un lugar cerrado (ascensor), sin posibilidad de defenderse, y ha recordado que la víctima tenía 75 años, pesaba unos 40 kilos y medía 1,52 centímetros.

Las defensas han recalcado que no hay ningún testigo directo ni indirecto que haya podido situar a los acusados en el lugar de los hechos, han censurado que se llegue a la conclusión de que son ellos por unas imágenes en las que no se les puede identificar claramente y que tampoco concuerdan las ropas que llevan con las que supuestamente portaban el día de la agresión.

Han recordado que la propia víctima relató a los vecinos y agentes que la atendieron tras el suceso que los atacantes eran de origen magrebí (uno de los acusados es de Ucrania y el otro de Macedonia), que ella había vivido años en Francia y conocía muy bien ese acento.

También han subrayado que el único testigo que los vio entrar en el portal afirmó que eran magrebíes y que incluso no pudo identificar en el juicio a los acusados como las personas que él vio.

No hay "nada" que los sitúe allí, ni restos biológicos, ni testigos, es la idea que han recalcado ambos letrados, que han añadido que en el caso de que el jurado considere que sus defendidos son los autores no deberían ser condenados por un asesinato, sino por un homicidio imprudente porque no existió intencionalidad de matar.

Uno de los acusados ha utilizado su derecho a la última palabra para volver a recalcar su inocencia. El otro no ha querido aportar nada más.

Este miércoles los miembros del jurado iniciarán las deliberaciones para dictar el veredicto que servirá para que el magistrado presidente dicte sentencia.