Los espacios escolares son primordiales para maestros y alumnos, ya que en ellos se desarrolla la creatividad, la autonomía y el aprendizaje de los niños. Son lugares en los que los estudiantes pasan buena parte del día y, por ello, no deben pasar desapercibidos. El aula es un elemento más de la actividad docente y un instrumento muy valioso para el aprendizaje. Con el objetivo de “utilizar la potencialidad del espacio al servicio de la educación”, el colegio vitoriano San Prudencio ha repensado y reestructurado el área de los niños de 2 y 3 años que cuenta con más de un centenar de alumnos inscritos. El recién estrenado espacio se ha adaptado a las “nuevas tendencias educativas” para albergar a las seis aulas de 2 y 3 años, la clase de psicomotricidad y los tres recientes “halls” que sirven como “punto de encuentro” y lugar común para la interacción de los pequeños.
El proyecto nace de un periodo de reflexión, iniciado en 2020, con el objetivo de mejorar la educación “en consonancia con los tiempos y necesidades actuales”, explica Ainhoa Etxezarreta, la jefa de estudios de Educación Infantil. Para ello, viajaron a Madrid para conocer otros proyectos y “ver cómo gestionaban los espacios”. El resultado es un amplio ambiente en el que cada grupo tiene su propia aula con sus txokos, libros, juguetes, cocinitas y pizarras electrónicas, pero se incentivan los lugares “comunes” con apartados para las áreas plásticas y la experimentación, elementos para estimular el movimiento y otros rincones que favorecen la tranquilidad y el sosiego de los pequeños como una tienda de indios o rincones para la lectura. Se trata de una espacio diáfano en el que predominan los colores tenues, se mejora la iluminación mediante cristaleras y con buena acústica para lograr que “el rebote de sonido sea lo más bajo posible”.
Un lugar Acogedor
El director del colegio San Prudencio, Mikel Gastañares, explica que la remodelación ha mejorado el aprendizaje de los menores. “Favorece el sosiego de los niños, su tranquilidad y facilita también su atención”. “El espacio es el tercer maestro de los pequeños”, añade Etxezarreta. “Las puertas acristaladas permiten una conexión mayor” y los nuevos puntos de encuentro posibilitan “la interacción entre ellos, además de aportar multifuncionalidad”.
“La arquitectura no puede ser un mero contenedor, sino estar al servicio de la educación”
“En estas edades es muy importante que los niños sientan calma, deben sentirse bien y estar a gusto”. Y es que los txikis, además de aprender, relacionarse y jugar; echan la siesta y comen en este área de infantil. Por eso, el espacio es polivalente, flexible y cómodo para abarcar las necesidades de los niños y posibilitar diversas zonas para aprender, pero también para descansar, desfogarse, comer algo o simplemente coger un libro y ojearlo con calma.
El aprendizaje cooperativo y la educación basada en proyectos son los ejes sobre los que pivota el proyecto educativo en infantil de la cooperativa laica. “Mirar a cada peque, conocerlo y observar sus potencialidades y, a partir de ahí, acompañarlo”, apunta Etxezarreta. “Es muy importante cultivar desde muy pequeños habilidades que fomenten el trabajo en equipo como la escucha o el respetar el turno de palabra”. Por otra parte, las propuestas manipulativas “les ayudan a construir su propia identidad” al ser “más vivenciales” y desarrollarse “desde el yo hacia el mundo”, agrega Gastañares.
Como centro educativo vive con preocupación la bajada de la natalidad. “Hace dos años había listas de espera y se quedaba gente fuera, pero hoy en día hay plazas para el que quiera”, expone Gastañares. En este sentido, el centro ya ofrece jornadas de puertas abiertas de cara al próximo curso 2023/24. A pesar de esta coyuntura social, su director no duda a la hora de garantizar la viabilidad y el futuro del Colegio San Prudencio.
“El espacio es el tercer maestro y repercute en el aprendizaje de los más pequeños”
Adaptarse a cada alumno
El director del centro concertado, laico y cooperativo San Prudencio apunta que el gran reto que la educación tiene sobre la mesa es “adaptarse a cada uno de los alumnos y sus necesidades”. “La educación debe favorecer a todos y apoyar con recursos la inclusión para posibilitar las necesidades de cada estudiante y el aprendizaje entre iguales”, reflexiona Gastañares. El director prefiere esperar a ver publicada la nueva Ley vasca de Educación para pronunciarse al respecto, aunque le parece “positivo” que haya habido un acuerdo “casi unánime” en el Parlamento, ya que “había que actualizarla”. También ve favorable que el nuevo currículum se base en el aprendizaje por competencias.