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La hostelería gasteiztarra augura unas buenas fiestas

Santiago y su víspera han reafirmado las buenas expectativas marcadas para La Blanca

La hostelería gasteiztarra augura unas buenas fiestasPilar Barco

La alegría, el jolgorio y la animación propia de las fiestas han vuelto a adueñarse de las calles de la capital alavesa, y de sus bares, cuyos dueños vuelven a sonreir tras haber trabajado dos días, Santiago y su víspera, a muy buen ritmo. Y lo mejor para el sector es que La Blanca llega con buenas previsiones.

Los gasteiztarras han tenido que esperar más de 1.000 días, pero ya pueden volver a recuperar su espíritu festivo. Entre medias, dos largos años, en los que se celebraron las denominadas no fiestas, que lo único que hacían era dejar con la miel en los labios a aquellos que se echaban a las calles, con el riesgo de poder contagiarse por el virus. Pero como recuerda el refranero español, después de la tormenta siempre llega la calma, y eso es lo que está ocurriendo en Vitoria.

El día de Santiago y su víspera han sido el fiel reflejo de que la vida está adquiriendo los tintes de normalidad propios de los años prepandemia. Y es que, la gente volvió a acudir en masa a la Cuesta a por sus ristras de ajos, se aglutinó de nuevo en la Plaza España y sus alrededores para ver rodar a las barricas o se echó a las calles del centro para vivir el tradicional paseíllo de los blusas y neskas hasta el Iradier Arena. Y el mejor medidor que posee una ciudad para conocer su actividad festiva suelen ser los bares y restaurantes.

Unos locales que reconocen haber vivido con “mucho ajetreo y trabajo” los días 24 y 25. Algunos lo esperaban, pero otros como Idoia, camarera del restaurante Virgen Blanca, se asombraron ante la “enorme cantidad de trabajo” que les ha tocado vivir esos dos días.

Hosteleros del centro coinciden en que ha habido mucho ambiente durante el domingo y el lunes, desde bien temprano hasta últimas horas de la madrugada, pero que la hora más congestionada ha sido la del vermú. Dos jornadas que han estado acompañadas de mucho alcohol, principalmente de cerveza, que suele ser la reina de estos días festivos. A ella se le han sumado las copas de pacharán o los cubatas “cuando la noche se iba acercando”, tal y como indica Mitxelko, de Erdizka Taberna.

Futuro próspero

Santiago y su víspera no solo han sido dos de los días de más afluencia para la hostelería gasteiztarra desde 2019, sino que también han servido de antesala para unas fiestas de La Blanca, que después de estos días, se prevén “muy buenas” para los bares y restaurantes de la capital vasca. La mayoría de ellos tienen todo lleno para las comidas, principalmente durante los días 4, 5 y 6. Y es que la fortuna ha querido compensarles por todo lo mal que lo han pasado durante estos dos largos años, poniendo el fin de semana entre medias, para así, poder posponer el habitual bajón que se da a partir del 5 de agosto.

En cuanto a las cenas, será el momento del día en el que más posibilidades habrá de encontrar alguna mesa libre en los bares. “Los primeros que lleguen cogerán sitio”, afirma Andrés, camarero del restaurante El 7. Esta situación se da debido a que la mayoría de bares y restaurantes vitorianos solo ofertarán menú durante las comidas, mientras que durante la noche primarán los bocadillos y el picoteo rápido, muchos de ellos para llevar, en vez de para consumir dentro de los locales.

Estos, se verán obligados además a reforzar el número de trabajadores, las horas de trabajo o ambas, ya que de sobra es conocido los problemas existentes actualmente para la contratación de camareros. Muchos de ellos tendrán que aumentar turnos, llegando a “hacer tres diarios”. Todo, para que el sector que ha estado trabajando en condiciones de excepcionalidad por culpa del coronavirus mucho tiempo, vuelva a poder vivir el retorno de las fiestas de la mejor manera posible, a pesar de una situación económica aún complicada.