El 4 de agosto, Gorka Ortiz de Urbina actuó por última vez. Una carrera que dio comienzo en 2001 y que le llevó a aparecer en su particular escenario hasta en veintiún ocasiones, las mismas que su predecesor, Iñaki Landa.

Gorka Ortiz de Urbina, junto a sus hijos, tras acceder a la balconada por última vez. Jorge Muñoz

Una carrera longeva en el tiempo si se tiene en cuenta que se ha extendido durante algo más de dos décadas, pero de apariciones contadas, ya que se limita a una cada año. Pero este detalle último es engañoso, ya que encarnar el personaje de Celedón no es algo que se circunscriba exclusivamente a las tardes de cada 4 de agosto.

Además de una buena forma física, el cargo exige paciencia y buen humor

Más allá de la Bajada, el mítico personaje se ha convertido en la particular sombra de Gorka durante todo este tiempo. Y lo seguirá siendo a partir de ahora, aunque haya decidido colgar la txapela y guardar definitivamente el paraguas.

Para muchos, seguirá siendo Celedón eternamente, venga quien venga ahora detrás. Un cariño que se ha ganado con creces con una forma de ser muy abierta, un carácter bonachón y una sonrisa que ya es eterna para todos los vitorianos.

Celedón en la balconada de San Miguel después de atravesar la plaza tras la bajada en una imagen de archivo. Efe

En 2001, una llamada de Iñaki Pérez de San Vicente, presidente de la Comisión de Blusas por aquel entonces, le cambió la vida. Por sorpresa, el Celedón en ejercicio, Iñaki Landa, había anunciado que colgaba la txapela después de haber alcanzado veintiuna bajadas, una menos que el pionero José Luis Isasi, a quien no quiso igualar. En una reunión, a Gorka le plantearon asumir el relevo.

La Comisión de Blusas le eligió en 2001 para tomar el relevo de Iñaki Landa

Una conversación con Yoli, su por entonces novia y hoy su mujer, y otra con el propio Iñaki Landa para que le explicase cómo era encarnar el personaje supusieron el empujón definitivo. De ser un blusa más, en la cuadrilla Bereziak, a convertirse en la imagen de las fiestas de Vitoria-Gasteiz convertido en Celedón.

Ser Celedón es el sueño de muchos gasteiztarras, pero encarnar al personaje no es sencillo. Más allá de estar en una buena forma física para afrontar cada 4 de agosto el recorrido a través de la Plaza de la Virgen Blanca hasta la Balconada de San Miguel, hay que saber sobrellevar un cargo que exige de muchas sonrisas e interminables dosis de paciencia.

Una agenda que se aprieta cuando las fiestas están a las puertas y que requiere de estar presente en muchos eventos del 4 al 9 de agosto. Pero que también exige acudir a actos que se celebran a lo largo de todo el año en la ciudad, atender a los medios de comunicación o, simplemente, poner la cara y una sonrisa de oreja a oreja cada día en las calles de Vitoria cuando alguien le reconoce o quiere sacarse una foto.

VÍDEO: Gorka, a corazón abierto horas antes de dejar de ser Celedón

VÍDEO: Gorka, a corazón abierto horas antes de dejar de ser Celedón Eneko Ugarte

Representar a Celedón es una suerte, pero también una enorme responsabilidad. Y Gorka ha llevado a cabo una labor impecable durante su etapa, siempre bien dispuesto para ofrecer su mejor cara.

El pasado 4 de agosto fue su última Bajada –desde el primer momento aseguró que detendría la cuenta en veintiún descensos, aunque el periplo se estiró finalmente dos años más de los inicialmente previstos porque en 2020 y 2021 la pandemia provocó que no se celebrasen las fiestas–, aunque para muchos vitorianos seguirá siendo Celedón para siempre.

Como lo sigue siendo Iñaki Landa para quienes vivieron su etapa. O como José Luis Isasi seguirá siendo el gran referente para aquellos que vivieron los tiempos de los pioneros de esta fiesta.