Con una clara orientación al consumidor final, el Clúster de Alimentación de Euskadi trabaja para facilitar espacios de encuentro y cooperación entre empresas, fomentando la interconexión del conocimiento entre socios. Su director gerente, Jon Ander Egaña, evalúa la situación actual y qué desafíos le esperan al sector. El pasado 2020 fue, a efectos económicos, el peor de la historia moderna a causa de la pandemia de coronavirus. Pese a una caída del Producto Interior Bruto vasco del -9,5%, sin precedentes, "el sector de alimentación fue uno de los que mejor aguantó la crisis pues aunque el canal Horeca, el ligado a la hostelería, sufrió como el que más, el aumento del consumo en el hogar palió, en parte, la adversa situación". Egaña es biólogo por la Universidad de Santiago de Compostela y master en Biotecnología alimentaria por la Universidad de Strathclyde, en Escocia.
¿Qué acciones se llevan a cabo para incrementar la competitividad de las empresas de alimentación?
-Trabajamos para mejorar la competitividad facilitando los entornos de confianza a partir de los cuales se puedan construir consorcios y cooperar entre empresas. Por otra parte, trabajamos en la promoción del valor añadido y la aplicación en el mercado para ayudar a las empresas a vender más y mejor. Como país estamos muy centrados en la producción y la calidad del producto y no estamos tan orientados a la comercialización. Por ello hay que ayudar a las empresas en todos esos procesos de diversificación.
"Como país estamos muy centrados en la producción y la calidad del producto, y no estamos tan orientados a la comercialización"
¿Qué empresas forman parte del clúster?
-Somos 114 socios con un capital humano importante: principales empresas productoras y transformadoras relacionados con la industria pesquera, cárnicas, lácteos, bebidas, así como compañías distribuidoras y proveedores de materias primas, aditivos y bienes de equipo, junto a firmas de servicios conexos, completando de esta manera toda la cadena de la alimentación. Estamos enfocados en la cadena de valor de alimentación que engloba desde el sector productivo primario, la distribución y el canal Horeca, además, de aquellas empresas que dan servicios, proporcionan equipos, centros tecnológicos, etc.
Las empresas asociadas al Clúster facturaron cerca de 9.000 millones y emplearon a unas 25.000 personas en 2019. ¿Cuáles son los datos actuales?
-Es complicado hacer un seguimiento ya que vamos creciendo y van variando las empresas, pero lo que queremos transmitir es la fortaleza del concepto de cadena de valor. Es decir, el conjunto de empresas que la configuran suponen el 10,7% del PIB de Euskadi y generan cerca de 146.000 empleos y esos son los datos que tenemos que trabajar para poner en valor el sector de la alimentación dentro de la economía del país.
"Trabajamos en la promoción del valor añadido y la aplicación en el mercado para ayudar a las empresas a vender más y mejor"
¿Cómo ha vivido este sector la crisis del coronavirus en Euskadi?
Es cierto que no ha sido de los sectores más perjudicados pero no quiere decir que haya salido beneficiado; ha sufrido con la pandemia. A pesar de que ha sido un sector prioritario, en función de dónde pongamos el foco, ha repercutido de una manera u otra. El consumo en el hogar, el retail, ha tenido unas ventas importantes aunque luego no se traduce todo en beneficio porque va asociado a gastos que no estaban previstos. Pero no nos olvidemos que hay otro, el Horeca, que ha estado cerrado y sigue con importantes limitaciones además de muy afectado porque el turismo no acaba de despegar. Esta situación ha servido para tomar conciencia de la importancia de la diversificación en diferentes canales como el e-commerce o nuevos modelos de negocio, como el delivery.
¿Qué repercusión tiene el sector de la alimentación en el ámbito cultural y social?
Si nos centramos en el sector primario tiene mucho que ver con nuestra idiosincrasia y de dónde venimos (pescadores, baserritarras...) Que toda la cadena alimentaria se ponga en valor repercute en que podamos seguir teniendo ese arraigo a nuestra cultura y contribuye al mantenimiento del paisaje. Por otra parte, nuestra cadena de valor tiene que ver con el turismo gastronómico por lo que poder mantener esos elementos de calidad y saber transmitirlos al consumidor es importante.
"Estamos muy volcados en cómo podemos mejorar la sostenibilidad"
¿Y sobre el medio ambiente?
Respecto al medio ambiente, hay mucho por hacer, estamos muy volcados en cómo podemos mejorar los elementos de sostenibilidad porque es clave tanto desde la normativa como desde la demanda del consumidor. A fecha de hoy, no podemos dejar de utilizar plásticos porque garantiza buena parte de la seguridad alimentaria, pero tenemos que ver cómo hacerlos más sostenibles y ajustarnos a lo que nos pide el consumidor y la normativa.
¿Qué balance esperan hacer de 2021?
Las empresas no han estado quietas y se van adaptando a las nuevas circunstancias: han tenido que replantearse sus planes estratégicos, abordar nuevos mercados y canales como el comercio on line, buscar mayor cercanía con el consumidor final... Es un año de cambio y de adaptación.