Síguenos en redes sociales:

Editorial

Editorial

Seguridad y política de Estado

La reciente ronda de contactos mantenida en La Moncloa por el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, con los líderes y representantes de todos los partidos salvo Vox –vetado, con buen criterio, por el mandatario socialista– con el objetivo de tratar sobre el rearme planteado por Europa y el aumento en el gasto de Defensa ha permitido visualizar una vez más la lamentable situación del ejercicio de la política en el Estado, dominada por la cultura de la confrontación, y la ausencia de consensos básicos y de acuerdos de Estado. El escenario es tan inaudito y difícilmente explicable que algunos de los socios y aliados habituales del Gobierno (Sumar, EH Bildu y, sobre todo, Podemos) son contrarios, con algunos matices, al planteamiento de Sánchez de incrementar el gasto en seguridad en sintonía con la Unión Europea, mientras que la principal formación de la oposición (el PP) es teóricamente favorable pero se resiste a dar su apoyo con la intención de desgastar al Ejecutivo. De ahí que Sánchez deba fajarse en estos equilibrios casi imposibles. La situación es sumamente preocupante, sobre todo porque se trata de un tema, como la seguridad, especialmente sensible y que debe ser objeto de un tratamiento de asunto de Estado y, como tal, de búsqueda de consenso. En esta coyuntura, el presidente español parece decidido a no llevar al Congreso de los Diputados el debate suscitado sobre la necesidad de incrementar el gasto de seguridad hasta el 2% del PIB para 2029 con el fin de no evidenciar las diferencias en el seno del Gobierno y evitar una posible derrota que mostrara su debilidad parlamentaria. Es verdad que no se está aún ante una propuesta concreta hasta que sea fijada en el seno de la UE, pero no sería sano desde el punto de vista democrático que se le niegue al Parlamento un debate de este calado. Tampoco lo es la deslealtad y el juego partidista sin tener en cuenta las consecuencias. Sánchez se ha limitado a advertir que “las cosas que tengan que pasar por el Parlamento” se tratarán en el Congreso, mientras que las de “gestión del Gobierno” las aplicará el Ejecutivo. El diálogo y el acuerdo deben ser la piedra angular de la política de Estado como la defensa, como acaba de suceder en Alemania, con un gran pacto entre conservadores, socialdemócratas y verdes. Una realidad que en el Estado español es hoy por hoy una quimera.