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Editorial

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Acuerdos de progresividad

El acuerdo casi in extremis alcanzado entre PNV y PSE con Podemos para aprobar definitivamente la revisión fiscal planteada por jeltzales y socialistas en los tres territorios forales supone un ejercicio de posibilismo y de pragmatismo político en la gestión del bien público por parte de las tres formaciones que redunda en beneficio de la ciudadanía y en especial, de los más desfavorecidos. En primer lugar, porque garantiza ingresos que sustenten los servicios y retos de inversión sin condicionar la capacidad de generación de actividad, empleo y consumo de la sociedad vasca. Asimismo, el acuerdo asegura que la progresividad reconozca el diferente grado de aportación de las rentas en función de su capacidad. Una característica que estaba desde las propuestas originales de PNV y PSE y que ha permitido ampliar la base de apoyo a Podemos porque ha bastado con profundizar en ese principio estructural. La revisión fiscal resultante es un modelo progresivo y corresponsable. No hay en el mundo mecanismo fiscal que impida la generación de rentas medias y altas que traccionen del consumo. Lo hubo y fracasó, ajustando a la baja en lugar de impulsar a éstas hacia la mejora económica a las rentas más desfavorecidas sin condicionar su derecho a crecer mediante un modelo subsidiado con carácter general. La fiscalidad consensuada otorga una atención específica al problema del acceso a la vivienda de las rentas más bajas y a los jóvenes, con deducciones para pagar el alquiler si se cobran sueldos muy bajos. En todo caso, este acuerdo entre fuerzas plurales prueba que el dogmatismo de los eslóganes no resuelve las necesidades de la ciudadanía. Quien no lo ha entendido así insiste en que solo su esquema de máximos es asumible y cualquier otro paso intermedio es despreciado, aunque beneficie a quien más lo necesita. Los pelos que no se quieran dejar en la gatera del diálogo nunca construirán acuerdos y, en consecuencia, no aportan beneficios a la sociedad. Más cuando la divergencia es más un ejercicio de convicción –la de estar en posesión de la verdad dogmática– que de contraste con las herramientas que permiten aplicar las políticas y son sostenibles en el tiempo. Una lectura que deben hacer EH Bildu y PP y que siguen sin interiorizar. La revisión fiscal pactada no es la unilateral de PNV, PSE o Podemos sino la del consenso.