La inclusión de pleno derecho de la Euskadiko Euskal Pilota Federakuntza en la Federación Internacional (FIPV) ha sido una reivindicación largamente obstruida y saboteada por intereses ajenos al deporte de la pelota vasca en particular y del espíritu deportivo en general. Ahora, se ha puesto freno a un desatino que impedía a los deportistas vascos competir en las pruebas internacionales bajo la denominación y la bandera representativas del origen de este deporte nacido en el corazón de la cultura vasca y expandido universalmente. Freno pero aún no garantía de libre desempeño en tanto no se resuelvan los plazos legales que permiten el proceso de recurso a la decisión adoptada por una mayoría cualificada de más de dos tercios de las federaciones agrupadas en la Internacional. La tradicional oposición de la Federación Española al reconocimiento de la vasca como entidad legítimamente habilitada a representar a los pelotaris que así lo deseen augura un nuevo intento ante el Consejo Superior de Deportes. A éste le corresponde cerrar la disputa legal en el futuro. Para ello, dispone de la herramienta pactada en su día por el PNV con el PSOE en la aprobación de la nueva Ley del Deporte, que permite en su artículo 48.2 la participación internacional de las federaciones autonómicas de deportes “con arraigo histórico y social” propios. La pelota vasca es, aunque solo fuera por su propia nomenclatura asumida mundialmente, un paradigma del caso. Si la preocupación expresada es la de una eventual competencia entre deportistas que representen a la vasca frente a otros de la española, de representatividad internacional de la ikurriña en igualdad con la rojigualda, el razonamiento no será deportivo. Será legítimo pero ajeno al espíritu de la libre y limpia competencia deportiva y a los valores del olimpismo. Sin ir más lejos, el derecho de los deportistas a participar en sus disciplinas trasciende al de los estados, en cada edición de los Juegos Olímpicos, que facilitan que así sea en el caso de Estados sancionados. El de los pelotaris a elegir si hacerlo bajo una u otra bandera deberá ampararse igualmente. Ayudaría que las entidades de derecho privado que son las federaciones consensúen acuerdos multilaterales que abriguen esa posibilidad y un paso oportuno sería que las diferentes entidades de Euskal Herria lo hagan.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
