La polarización creciente y cada vez más radical, encarnada en una política de bloques muy pronunciada en una nueva versión del bipartidismo español, y la perversa caracterización de las elecciones de hoy como una especie de referéndum presidencialista sin aparente margen para la participación de los partidos de ámbito estrictamente vasco han marcado una campaña especialmente bronca y agresiva cuyos efectos podrán verse en las urnas. Estamos ante unos comicios singulares, que se celebran en pleno verano sin una causa objetiva que obligase a ello, más allá de las urgencias de Pedro Sánchez y el PSOE. La propia polarización y el nivel de enfrentamiento, sin embargo, parecen haber espoleado la movilización en cada uno de los bloques, a tenor del altísimo nivel de emisión del voto por correo, pese a la utilización política que ha pretendido hacer el PP alentando una teoría conspiranoica que ponía en cuestión el propio sistema. Si todas las elecciones generales son difíciles para las formaciones nacionalistas, las de hoy lo son de manera especial dada la polarización extrema entre las opciones que prometen la continuidad de un “gobierno progresista” o el “cambio” y la “derogación del sanchismo”. En este escenario, la ciudadanía vasca acude a las urnas sabedora de que estas elecciones son trascendentales para su futuro y de que tanto la CAV como Nafarroa se juegan mucho en ellas, más allá de quién sea presidente del Gobierno español. La campaña electoral ha dejado aspectos muy inquietantes y preocupantes en este sentido. Los partidos que se disputan el gobierno del Estado y quienes, en cada bloque, parecen únicamente aspirar a apoyarles –también desde Euskadi– no han planteado ninguna de las cuestiones que afectan a los intereses propios de la ciudadanía vasca, a su bienestar íntimamente ligado al nivel de autogobierno y a la capacidad de decisión y gestión desde aquí, al modelo de estado plurinacional o al euskera y los cada vez más limitados derechos reales –con el aval de la justicia española– de los euskaldunes de desarrollar su vida en la lengua vasca. Sin olvidar que en el Estado se está librando una dura batalla bajo la amenaza de la regresión de derechos y libertades individuales y colectivos impulsada por la ultraderecha con la complicidad de la derecha. Todo ello está en juego hoy en las urnas en Euskadi.